lunes, 17 de septiembre de 2012

Parteaguas



Que yo sé que la sonrisa
que se dibuja en mi cara
tiene que ver con la brisa
que abanica tu mirada.

Estopa



Desde sus ojos miré desde su ventana
al Congreso.
No caminó senderos verdes conmigo.
Caminó piedra, arena, sombra, ríos,
playas, montañas y extravíos,
cerros, valles y quebradas al sol
y el hastío del amor sin hastío,
rutas, calles y añoranzas, lluvias
con sentido y sin sentido.

Desde sus ojos miré su cuerpo malherido.
Lo curé y lo enfermé con el mío.
Un aljibe sin agua nos esperaba.
Un tren al sur envejecido.
No había que apurarse ni ir despacio.
Había que esperar cada momento
como si fuera el último,
como si fuera obvio,
como si ya lo hubiésemos vivido.

Tuve que descubrir que le gustaban
las manzanas y ser amiga de sus amigos,
las papas, las artes, los oficios y los higos,
la mermelada de sauco, de grosella, de zarzamora,
de frambuesa, de rosa mosqueta con tostadas,
los gatos y en especial una o dos gatas,
los afectos incondicionales, las rabas,
la pasión si hay condiciones y a su ritmo,
donde están sus lealtades, sus alianzas.
(Cuando elige no hay vuelta atrás.
Te da un tiro, quizás dos, y no falles).
Algunos pocos gozamos de su perdón,
las máscaras, los cuadros, la madera,
el galponcito de su abuelo que va a ser nuevo
y también de ella.
El psicoanálisis, los libros inconscientes,
Lacan, Freud, Cortázar, Clarice Lispector,
Margarite Duras, Pizarnik, Hrabal, Sabina.,
Charly, Fabi, Andrés y otra vez Sabina,
el mate, las galletitas y la camita,
el chocolate amargo y dormir:
dormir hasta tarde en la mañana,
algún licorcito para calentar el pechito
en invierno, la puna,
el cigarrillo que dejo y que recuerda,
los viajes, la cordillera casi Suiza,
las cositas que venden los artesanos,
las fotos, guardar todo por si acaso,
el jardín, las plantas y los árboles.

Fue maestra mayor de obra de su casa,
fue su obra y su dicha, también la mía.

Preciosa, enfurecida, dormida, castaña, bella,
morocha, mujer sin aros, ni pollera,
valiente, sin estrella
ni alma.

No hay oscuridad que la apague en la noche.

Terrenal, suave, tensa, contenida, libertaria,
inteligente muy inteligente, buena muy buena,
de sonrisa eterna y ojos marrón pardos,
de las estaciones eligió primavera
o el otoño.

No tiene mapa, ni brújula, ni trazo,
se golpea, por eso el llanto a veces.
Si los tiene. Hay que seguir sus pasos,
los indicios que deja caer como olvidados
para que vos se los recuerdes y la beses.

Desde sus ojos miré el horizonte
y ví mis ojos derechos. Nací visco.
El  reflejo en el agua y en espejo.

Puedo seguir sumando cosas
y el resultado va a ser el mismo
con o sin elipsis de sujeto.

Desde sus ojos miré y encontré:
caricias, brisa, tempestad, metáfora.

“Si ella no está no hay milagro”

Parteaguas de mi vida,
su vida.

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