viernes, 28 de febrero de 2014

El rojo amanecer de Willy Oddo


HABIA UNA FAMILIA que mantener y por eso estaba trabajando. No tenía tiempo para conversar del ayer, y menos para escuchar canciones de protesta. Se lo dijo:

Y él pareció no escucharla.
Y ella amurrada, tragó saliva.
Y él miraba afuera como si lloviera.
Y ella insistió con lo de la plaza.
Y él se río, pensando que no era por eso.
Y ella quiso bajarse del auto.
Y él la sujetó del hombro.
Y ella apretó algo en su cartera.
Y él solo quería abrazarla.
Y ella no entendió el gesto.
Y él estiró el brazo.
Y ella hundió el puñal en la axila del Willy

Porque nunca quiso matarlo
       

                                     en “Loco Afán” de Pedro Lemebel
(porque las lecturas de sus crónicas de estos años me empujaron a escribir)

A escondidas


ACASO de haberlo dicho en lugar de escribirlo hubiera sido más honesto. Aunque lo haya sentido, aunque ese sentimiento fuera mío y haya llorado por lo mismo más de una vez. No me da derecho a hacerlo.
Yo no escribo delante de ella, delante de un paisaje, delante de mis ojos, ni siquiera delante de los distintos verdes que acaricia un jardín mojado por la lluvia.
Lo hago a sus espaldas, a escondidas, encorvado, solo, triste, abandonado.

En un acto, por lo menos cobarde.

Los diferentes sonidos del agua


ES DESOLADORA la lluvia que cae hace varios días por la canaleta y golpea el piso, y golpea el piso. Gota a gota, incesantemente, tristemente, lo golpea.
Dolido de pena, me retuerzo en la alfombra, me arrastro, me castigo, me culpo.
Tirado en mí cuarto sin poder moverme, temo levantarme y volver a escucharla.






Río seco


CON DESMESURADOS ademanes
se perdió en medio de la noche
como un loco.

Parecía que se la pasaba coleccionando estrellas.

Mis ojos no paran de llorar desde entonces,
pero mis lágrimas
no sé de donde salen.

Las detengo por un instante,
las aparto,
las confundo con la lluvia.
Aparento limpiarlas
con pañuelos viejos
que guardo por si acaso
en algún cajón.

Pero jamás podré secar el río
que me corre por dentro,
su torrente infinito
al recordar.




jueves, 27 de febrero de 2014

El Nilo es el mar


YO SIEMPRE VIVI AQUÍ, en el Nilo.
Me crié aquí.
Crecí aquí.
No imagino un solo día de mi vida
sin navegar sus aguas, sin mirarlo,
ni olerlo.
Me levanto y lo veo,
me acuesto y lo veo,
me duermo y lo veo.

Si un día no pudiera tocarlo con mis manos,
soñarlo por las noches, besarlo.
Creo que me moriría.

El Nilo es mi vida.
¿Qué otra cosa va a ser?
El Nilo es el mar para mí.

Ustedes porque fueron a la escuela
y saben que no es un río.
Porque conocen otros mares.

Pero yo no conozco otro mar.
El Nilo es el único mar
que conozco.

Torres del Paine


DESDE EL SUR chileno se desnuda tu cara en la montaña y en la topa, para llenarla de besos por las noches. Los pájaros se perdieron en la altura, pero igual silban un canto suave y a lo lejos, todavía. Las nubes se peinan con el viento que acarician tulipanes bajo el sol. Juntos y frente a frente, la montaña y nosotros, no nos cansamos de mirarnos.
¿Por qué se esconde entre las nubes?, preguntó una turista. -como si hiciera falta explicarlo-. Por qué si se mostrara todo el tiempo, nadie querría mirarla -pensamos-.
Pero no se lo dijimos. Por qué si llego hasta acá, y no se había dado cuenta: ¿para qué?


miércoles, 26 de febrero de 2014

Lo que falta es más tiempo


TE AMO,
te amo, te amo, te amo,
te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo,
hasta que me escuches,
hasta que lo entiendas
(como si hubiera algo que entender).

TE AMO,
te amo, te amo, te amo,
te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo,
hasta que me escuches,
hasta que me vuelvas a desear
(o habrá que encontrar otras formas de decir lo mismo).


Girasoles


VOS que conocés mi casa
deberías saber algunas cosas.

Cuando volviste:
¿viste florecer otra vez
los girasoles
delante de mi ventana?
Y si fue así.
¿Por qué te fuiste?
¿Por qué no me esperaste?