sábado, 29 de noviembre de 2014

El amor no es de nadie


EL AMOR
no se hace
en minutos.
Lleva tiempo.
El amor
es
un suspiro cada tanto,
no siempre.
El amor
es
paciencia,
tolerancia
y escuchar.

El amor
es
perder.

El amor
a menudo
se queja,
reclama,
patalea,
grita,
calla,
llora,
cede.
Al amor
no se lo enamora.
Es el amor
el que te enamora
a vos.

El amor
no se busca,
ni se encuentra,
ni se merece.
El amor
se va.

El amor
nos cree al principio
o eso pareciera.
Lo difícil es
que te crea
más tarde,
el resto de los días,
después…

Cuidarlo.

Como pasto
que le cuesta crecer
cuando no llueve,
como jazmín de cielo
en noviembre
al que no siempre
las flores
le brotan
de una vez.

El amor
es que te esperen
y esperar,
sin flores en la mano,
sin llanto que te ampare,
sin sueños que se cumplan.

Los plazos del otro,
los momentos del otro.
El deseo del otro.

Aunque a veces
concuerde con el tuyo
y otras no.

Hay personas
que aman con locura
y sin embargo
nadie las quiere.
Y otras que hacemos
las cosas mal
y las repetimos
hasta el cansancio.
Y somos amadas
y mucho.

¡Por suerte!

El amor
es
tener un proyecto
común
por pequeño que sea.
El amor
no es
saber lo que hace el otro,
ni imaginarlo,
ni siquiera intentarlo,
ni suponerlo,
ni saber.

El amor
no es
control.

Ni parecerse,
ni coincidir,
ni conocerse,
ni ser el uno para el otro,
ni tu media naranja,
ni tu parte de qué.

El amor
no es tuyo,
ni mío,
ni de aquel,
ni del anterior,
ni de nadie.

El amor
no es
de nadie.

Si quisiéramos conocer
todas las acciones
de la persona amada
todo el tiempo,
la vida sería
un suplicio.

El amor
no es posible
y olvidé las comillas
deliberadamente
si no existe
un secreto,
decía Kundera.
Y tantos otros
lo repetimos
sin entender.

El amor
no es posible
si no vislumbra
una hazaña,
más no sea
a lo lejos.

El amor
es
una mentira.

A la que nos aferramos,
le creemos.
Simplemente
Porque queremos
creer.

El amor
te confunde.

Te ciega.
Te abraza.
Te gusta.
Te disfraza.
Te ensordece.
Te deja,
con las ganas
y te suelta.

Como pájaro sin pan
en el deseo.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Estaba


ESTABA
por eso miraba
pero no la encontraba
y entonces soñaba
soñaba que estaba
estaba y no estaba
por eso dudaba
y entonces miraba
soñaba que estaba
en un blanco profundo
de verde hoja seca
de naranja escarcha
de azul a tu lado
de verde manzana
de gris con escamas
golpeando a la puerta
jugando en la plaza
la plaza sin lengua
sin lengua que me habla
me dice al oído
no fueron robadas
las muñecas rusas
que entonces guardaba

Pero entonces estaba
por eso miraba
pero no la encontraba
y entonces soñaba
soñaba que estaba
estaba y no estaba
por eso dudaba
si no fuera por la pieza
apenas pintada
si no fuera por la ropa
tendida en la cama
soñaba que estaba
colgando en la soga
subiendo a la hamaca
la soga que ahoga
que tensa, que rota
que rota el silencio
el silencio que llama
el miedo que estaba
que no terminaba
de soñar un sueño
que no despertaba
ni con agua en la frente
ni con bofetadas
pedir que termine
por eso miraba
las muñecas rusas
que entonces guardaba

Pero entonces estaba
pero no la encontraba
y entonces soñaba
soñaba que estaba
estaba y no estaba
por eso dudaba
y entonces soñaba:
soñaba
soñaba
soñaba
soñaba
soñaba
soñaba
soñaba
soñaba
soñaba
…. soñaba que estaba
subiendo a la hamaca
tendida en la cama
golpeando a la puerta
un verde manzana
jugando en la plaza
sonriendo a mi ojos
que entonces miraban:
miraban
miraban
miraban
miraban
miraban
miraban
miraban
…. la pared de la pieza
la ropa colgada
las muñecas rusas

que entonces guardaba

Quería


NO QUERIA que me busquen
ni que me feliciten
ni ser abanderado
ni dejar de jugar a los rastis
ni a los soldaditos
ni a la pelota
ni a las damas
ni al ludo
ni jugar bien al ajedrez.

Ni que me reconozcan
ni correr rápido
ni dibujar hasta el último detalle
y dejar de hacerlo
y hacerme el distraído cuando me preguntan
ni dejar de ser visco
ni usar más el parche
ni los aparatos
ni tener pie plano
y usar plantillas en los pies.

Ni que me pidan explicaciones
ni darlas
ni pedirlas
ni prestar atención
ni robar
ni tener que decir sin decir
ni poner la otra mejilla
para que no me dieran un beso
ni limpiarme la cara
ni que me perdonen
ni perdonar
ni pedir perdón
ni creerme más vivo que los otros
ni sentarme a la derecha de ningún padre
ni estudiar
ni recibirme
ni jugar al elástico
ni a la rayuela
ni a la canasta
ni al roba cajón
y escuchar la radio
y ser de River
y en cambio colarme
para ver a Ferro.

No quería que me leyeran
ni estafar a nadie
ni tener tantos amigos
y perderlos todos
ni mentir
ni llamarme Juan Carlos
ni que me digan Juanca
ni Juanqui
ni Juanquito
ni Juan Carlitos
ni Juancho
ni Juanchi
ni Juancete
ni Juancito
ni llamarme
ni que me llamen.
Ni Juan Botana.
Ni.

Ni haberme enamorado
ni pedir disculpas todo el tiempo
ni ayudar a nadie
para que me dejen tranquilo
ni ayudar a todos
por la misma razón
ni aguantar a la gente
ni sufrir
ni hacerme caca encima
ni tomar porquerías
ni ser un roñoso
ni lavarme mal los dientes
ni tener cera en las orejas
ni costras en los brazos
ni hongos en los pies
ni bañarme con agua fría
ni sentir vergüenza
y que nunca me echen
ni me rechacen por eso
ni mirar de costado
y bajar la cabeza
para que no se den cuenta
y mirar quien sabe qué
ni ponerme la mano en la boca
para callar lo incontable
¿quien sabe que cosa?
Siempre otra cosa
ni dejar a nadie y dejar a todos
ni olvidarlos
ni extrañarlos
ni estar solo
ni quererlos mucho
siempre y cuando
no me rompan mucho las pelotas
ni llorar porque no lo hice
ni llamarlos
ni hacer favores
ni que me los pidan
ni necesitarlos
porque no los necesito
ni que me necesiten
ni que me entiendan
ni que me quieran
ni que me juzguen
ni que me crean
ni que no me crean
ni que recen por mí.

Ni que me deseen
aunque a veces me confunda
ni parecer bueno
ni ser bueno
ni usarlos a todos y dejarme usar
ni seguir encorvado
ni jugar a las chapitas
agachado en el piso
o en la mesa del comedor
ni a los daditos en la escuela
ni enrular el pelo
ni estirarlo
ni tener caspa
ni atar nudos y pedir deseos
ni hacer arreglos en la casa
ni oír canciones
ni oír
ni pedir
ni hacer que escucho a todos
y no escuchar a ninguno
y pensar en otra cosa
como si me importara.
Siempre en otra cosa:
¿Pero en qué?
¿En qué?

Ni tener miedo
ni lastimarme
ni lastimar a nadie
ni abandonarme
ni pelearme
ni juzgar
ni criar peces
ni perros
ni pájaros
En un cuarto.
Ni haberlos abandonado
ni vender revistas
ni cds
ni publicidad
ni nada.
Ni ir a La Salada
ni a la feria de Flores
ni a la de Pompeya
y cruzarme a buscar agua bendita
a ninguna iglesia.
¿Para quién?
¿Para qué?

No tener un tren
ni una bicicleta
esperar una hija
un dodge que vendí
algunos cuadernos
una lapicera
deudas pasadas
que no me dejan dormir
un par de autitos
remeras que no uso
cantar más o menos
algo de paciencia
unas estampillas
haber encontrado
al amor de mi vida
ni escribir.
Tener más libros
de los que podría haber leído
y que a esta altura
ya no voy a leer
como si me gustara
como cuadros colgados
en una pared
como bolsas de plástico
arrojadas al mar.

Quería.

Quería que no me abrazaran
por las noches de chico
tirarle a las ventanas
piedras de alquitrán
temblarles al oído
no dormir tranquilo
-no me hicieron nada-
y mirarlos mal.