tag:blogger.com,1999:blog-84943997742838770892024-03-19T03:23:01.246-07:00BorradoresJuan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.comBlogger127125tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-74945380101446471462020-02-19T02:35:00.002-08:002020-02-19T02:35:41.571-08:00Los amores de Laura<div class="" data-block="true" data-editor="1oog1" data-offset-key="e7j6f-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="e7j6f-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<br /></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="1oog1" data-offset-key="afui4-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="afui4-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span style="font-family: inherit;">¿Cuánto tiempo más me vas a tener así? Que venís y no, que hoy tampoco pudiste, que se te hizo tarde. Que te cayó de improviso ese amigo del sur del que nunca me hablaste. -¿Qué querías que hiciera, que lo echara?- Y te cambió los planes.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="1oog1" data-offset-key="fqs8i-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="fqs8i-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="fqs8i-0-0" style="font-family: inherit;">¿Y yo qué? Acaso te importa un poco lo que me pasa. Si no me preguntaste nada la última vez que nos vimos y te la pasaste callado mirando de lejos a cualquier minita con más ganas que a mí. Justo la noche que me había puesto ese corpiño piel que me marca las lolas y creí te gustaba. Si ya casi ni hablamos. Si incluso estaba decidida a escaparme con vos después a tu casa como habíamos quedado, y nada. Si hasta tus amigos pegaron más onda con mis amigas que vos conmigo esa noche. Y eso que nos conocemos hace más de un año y recién ahora nos decidimos a esto.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="1oog1" data-offset-key="1e13q-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="1e13q-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="1e13q-0-0" style="font-family: inherit;">¿Por qué no me vas a decir que lo nuestro es algo más que esto? Porque amor no es. Calentura ni llega, sino un fuego apagado con canciones gastadas en un campamento. -¡A los campings me dijo mi psicóloga que fuera! ¿Sabés como levantás?- Y yo en cambio me la paso en boliches caretas sanando mis penas en el frío mezquino de un vaso de alcohol.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="1oog1" data-offset-key="76otf-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="76otf-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="76otf-0-0" style="font-family: inherit;">¿Cuántos mensajes más tengo que mandarte para que te des cuenta que nos sos un chape? Que me interesás. O mejor dicho que me interesabas. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="1oog1" data-offset-key="1tcog-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="1tcog-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="1tcog-0-0" style="font-family: inherit;">Ahora no. Ya no. Por suerte me di cuenta a tiempo. ¡Qué tonta, no! Que apagó tu sonrisa una nube de polvo en mis ojos de acaso. Que ni siquiera los viste. Que no quisiste mirar. Porque no te hubiera echado de mi corazón asustado mientras no lo sabía. Que no me querías, que lo hiciste sin ganas. Porque no fuiste capaz de invitarme a tu casa, y paraste tu auto en diagonal canchera con cara de vamos. ¿Con cara de qué? Como si hiciera falta la pregunta. Como si no te hubieras dado cuenta que mi boca cereza se quedó temblando de tibio a tu lado soñando tu amor. Porque ni siquiera tuviste el valor de invitarme a tu casa. Porque ni siquiera estoy muy segura de que tengas una casa donde decís la tenés. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="1oog1" data-offset-key="7ju34-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="7ju34-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="7ju34-0-0" style="font-family: inherit;">¿Y quién sabe por qué mierda te escribo esta carta? Si vi más veces tus fotos del facebook que no estabas conmigo que mi cara al espejo por miedo al fracaso. Que fracasé otra vez. En enviarte esta carta sin saber por qué lo hago. Si le gusto a tanto boludo sin gustarte a vos. Si es con Lau con quien estás hablando, ¡tarado!, en la sombra ebria de mí andar hormigo por volverte a ver.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="1oog1" data-offset-key="c0e8-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="c0e8-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<br /></div>
</div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-76152341469025671682020-02-18T03:02:00.000-08:002020-02-18T03:02:04.437-08:00Boca de lobos<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="2ai3m-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="2ai3m-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span style="font-family: inherit;">Hablaba solo. Así lo encontró su padre, sentado en el furgón del camión de mudanza, mirando con ojos sin retorno la casa donde vivían, como si nunca más la fuera a ver. La casa, que en realidad era un departamento en planta baja sobre la calle Gurruchaga, se borró de su memoria por completo por un tiempo, al menos hasta hoy. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="cooao-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="cooao-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="cooao-0-0" style="font-family: inherit;">Pero a la distancia todo se ve distinto.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="6mjcc-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="6mjcc-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="6mjcc-0-0" style="font-family: inherit;">Nunca más estaría su abuela Roxana asomada a la ventana charlando con cuanta vecina pasaba por allí, alargando las tardes en la primavera callada del ‘79. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="9l278-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="9l278-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="9l278-0-0" style="font-family: inherit;">Ni Mariela arrancándole los pelos a cuanto “negro”, como decía ella, pasaba por la puerta corriendo a su hermano, Ricardo, con el afán de obligarlo a seguir jugando a las escondidas. Un juego -que por contar siempre él- había dejado de divertirlo y por eso escapaba. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="7nicj-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="7nicj-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="7nicj-0-0" style="font-family: inherit;">Los “negros”, como decía su hermana mayor eran el Indio y Víctor; y como eran más grandes que él, se sentía en la obligación de defenderlo como podía: con uñas y dientes, subida a un banquito, desde lo alto, en la ventana de su casa. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="247vd-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="247vd-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="247vd-0-0" style="font-family: inherit;">Eran dos chicos de los conventillos de Palermo viejo cruzando Honduras, que paraban en la feria de Nicaragua vestidos con ropa deshilachada y calzados con zapatillas que de Flecha le quedaban sólo la suelas: gastadas, confeccionadas con retazos de distintas telas: lisas, floreadas, de jean y con cordones de diferentes colores.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="6k3aq-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="6k3aq-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="6k3aq-0-0" style="font-family: inherit;">No podían alcanzarlo a Ricardo, si no por supuesto le hubieran pegado. Por “cheto”, por tener las zapatillas sanas y limpias -ni siquiera mejor que las de ellos, marca Pampero-, pero nuevas, motivo más que suficiente para envidiarlo y castigarlo de ser posible.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="6vd7a-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="6vd7a-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="6vd7a-0-0" style="font-family: inherit;">Ricardito tenía experiencia en eso de correr y esquivar sopapos. Además contaba con la ayuda incondicional de su única hermana, y no era poco.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="flpp5-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="flpp5-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="flpp5-0-0" style="font-family: inherit;">Pero no miraba la casa, si no la ventana, por última vez. Buscaba algo. En esas visiones que el viento deshilacha y sopla basuras en los ojos que impiden mirar con claridad, que molestan; porque ya nadie estaba allí, excepto la mancha de sangre en la persiana otra vez baja, que todavía creía ver. Queriendo confundir recuerdos con quien sabe qué en la esquina de un rosal lleno de espinas.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="dtkm6-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="dtkm6-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="dtkm6-0-0" style="font-family: inherit;">“Andá para la cabina del conductor, Ricarditoo! No te lo quiero volver a repetir”. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="22dlc-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="22dlc-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="22dlc-0-0" style="font-family: inherit;">Y ahí nomás, su padre le voló un mamporro. No le dio tiempo a moverse y la cachetada sonó como un látigo en la mejilla de Ricardo, como tantas otras veces. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="1mfu7-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="1mfu7-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="1mfu7-0-0" style="font-family: inherit;">Creyó reconocer su ira desde entonces, la siguió viendo florecida en el ayer: marchita, olvidada, pero viva.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="etgfh-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="etgfh-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="etgfh-0-0" style="font-family: inherit;">Pero no lloró. Nunca lo hacía. Ricardo no sabía llorar.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="cgvse-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="cgvse-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="cgvse-0-0" style="font-family: inherit;">Mordió los dientes, como siempre, refunfuñando y se fue para adelante, a la cabina del conductor, sin chistar.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="b4hnn-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="b4hnn-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="b4hnn-0-0" style="font-family: inherit;">El camión con sus pertenencias –junto con ellos- estaba en marcha. Había un coche de policía apostado en la esquina. Como muchos en esos años conocía la calma que anticipa la tormenta, aunque sólo fuera un niño. Ricardito notó que su papá se puso más nervioso que de costumbre, y ya era mucho.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="ca7cr-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="ca7cr-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="ca7cr-0-0" style="font-family: inherit;"><br data-text="true" /></span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="ltei-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="ltei-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="ltei-0-0" style="font-family: inherit;">“Arrancá, Ulises, arrancá. Arrancá, que se nos hace tarde. Y ese auto de policía que está ahí, parado atrás… ¿Lo vés? ¡No mirés, pelotudo! No me gusta nada”.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="bg7ai-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="bg7ai-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="bg7ai-0-0" style="font-family: inherit;">Por fin, el camión partió a destino. Además una orden de su papá era una orden, para cualquiera que escuchara ese tono de voz. Mientras la calle Gurruchaga se terminaba sin dejar huella y doblaba por Warnes sin que nadie los siguiera. Llevando consigo bajo el brazo las primeras horas amargas de su vida.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="3dlmp-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="3dlmp-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="3dlmp-0-0" style="font-family: inherit;">Con el correr de los minutos, las lágrimas del espejo interior de Ricardo se fueron secando con un pañuelo de seda azul color cielo que heredó de su abuelo materno al que prácticamente no conoció y disfrutó del viaje. La bronca se le fue yendo de a poco y descubrió el placer de observar todo desde la ventanilla. El sol se reflejó en sus ojos y en los cristales, en ese puente de sueños que oscila entre la oscura sombra y el reflejo de su vida. Al lado del asiento del chofer se sentía importante, acompañado, contenido, aunque sea por un rato.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="cotc8-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="cotc8-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="cotc8-0-0" style="font-family: inherit;">Su padre no habló en todo el trayecto. Hasta que, fastidioso porque Ricky no dejaba de leer uno por uno todos los carteles con el nombre de los negocios que veía en voz alta, le gritó:</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="d4jj2-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="d4jj2-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="d4jj2-0-0" style="font-family: inherit;">“Callate”.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="2enus-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="2enus-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="2enus-0-0" style="font-family: inherit;">Pero fue sólo un grito, esta vez no hubo violencia.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="buq70-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="buq70-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="buq70-0-0" style="font-family: inherit;">El flete dobló por Campichuelo y cruzó la Avenida Díaz Vélez por una calle que a las pocas cuadras se corta por la vías del tren Sarmiento, escondida entre los parques Centenario y Rivadavia (o Lezica), empedrada, repleta de arces y paraísos, al costado del Hospital Durand.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="6vd05-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="6vd05-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="6vd05-0-0" style="font-family: inherit;">“Llegamos”, dijo Ricardito, con el corazón que se le salía del pecho.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="4e8gv-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="4e8gv-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="4e8gv-0-0" style="font-family: inherit;">“Llegamos”, repitió su padre.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="5v38c-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="5v38c-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="5v38c-0-0" style="font-family: inherit;">Cuando Ricardo entró a la casa de Eleodoro Lobos en Caballito se encontró con dos puertas con cerrojo pero sin llaves abiertas de par en par, un patio cerrado con vidrios y un cielo color azul como su pañuelo de seda, que al verlo, le permitió sonreír por un instante y una escalera que lo conducía, luego de pasar por una pieza ubicada en un entre piso, a un jardín repleto de pájaros y de flores: había zorzales, colibríes, botones de oro, cabecitas negras, mirlos y una calandria mora que no paraba de cantar. Las flores eran muchas y distintas, pero sólo reconoció los claveles.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="heue-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="heue-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="heue-0-0" style="font-family: inherit;">Había un macetero de cemento que cubría todo el frente y alegraba su vista, con plantas que trepaban sobre las paredes de la terraza recostadas sobre el verdín que le dan los años y la humedad a las casas viejas. Y un montón de pelotas de fútbol que se ve se le colgaban a los chicos del barrio que jugaban en la vereda, y Ricardo empezó a patearlas a todas, y vio entonces como se formaban figuras sobre la pared de la terraza a orillas de la vida.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="1prqm-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="1prqm-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="1prqm-0-0" style="font-family: inherit;">Cuando un baño de agua fría lo volvió a la realidad de un baldazo, al grito de su padre:</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="5rrrg-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="5rrrg-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="5rrrg-0-0" style="font-family: inherit;">“Bajaá Ricardoo” ¿Qué carajo estás haciendo ahí arriba? No ves que no hay nada. Vení a ayudar a tu mamá y a tu hermana a desembalar las cosas, que yo estoy con el señor de la mudanza entrando los muebles y no doy a basto. ¿Qué querés, que lo hagan tus abuelos? ¡Bajaá Ricardoo! No te lo quiero pedir ni decir más”.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="95m0h-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="95m0h-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="95m0h-0-0" style="font-family: inherit;">Ricky bajo de inmediato. Quería contarle a su papá que en esa terraza de sueños iban a poder tener el criadero de perros que por falta de espacio no tuvieron en el departamento de Palermo. Y que en el lavadero podían poner los pájaros que aunque no fueran silvestres –como él los había visto- podían ser canarios de colores: verdes, marrones, rojos, azules, amarillos y por qué no, también de canto clásico. Ricardo tenía el oído adiestrado por la práctica para reconocer cuándo un canario roller cantaba bien y cuándo no, aunque su canto estuviese perdido en una pajarera con más de cien pájaros cantando a la vez. Su padre lo ponía a escucharlos cantar y cuando Ricardito decía “ese”, ese y no otro era el que compraban, se lo llevaban y efectivamente era bueno.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="70aej-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="70aej-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="70aej-0-0" style="font-family: inherit;">Pero no lo escuchó. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="c1694-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="c1694-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="c1694-0-0" style="font-family: inherit;">Quería contarle que él había visto en la terraza las plantas, las flores y los pájaros, al menos por un instante. Que faltaban los perros, pero que los podían traer. Que lo imaginó así y que esta vez, aquel deseo de su papá, que también fue el de él por un largo tiempo, podía convertirse en realidad.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="gfst-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="gfst-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="gfst-0-0" style="font-family: inherit;">Pero no lo escuchó.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="da9ei-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="da9ei-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="da9ei-0-0" style="font-family: inherit;">Lo único que quería su padre era que ayudara a su mamá y a su hermana a desembalar los canastos y a ordenar las cosas. Y a sus abuelos a terminar de instalarse. Y eso fue lo que hizo.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="f38eq-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="f38eq-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="f38eq-0-0" style="font-family: inherit;">Al otro día, una vez terminados de mudarse, Ricardo encaró a su papá en la cocina, con la voz tomada por la emoción de la mudanza, por tener una casa vieja pero nueva y una pila de sueños, y comenzó a hacerle una por una las preguntas que le quedaron pendientes del día anterior.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="7fh0i-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="7fh0i-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="7fh0i-0-0" style="font-family: inherit;">“¿Papá, vamos a tener el criadero de perros chihuahuas o de cocker spanish inglés que tanto querías? ¿Cuándo vamos a algún criadero a ver perros? ¿Este fin de semana? ¿Viste algún aviso? ¿Y a ver pájaros? ¿Cuándo vamos a la feria de Domínico o a la de Pompeya?”.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="d9n0e-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="d9n0e-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="d9n0e-0-0" style="font-family: inherit;">Pero su Papá no le contestó.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="2vt7f-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="2vt7f-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="2vt7f-0-0" style="font-family: inherit;">Su padre todavía tenía muy presente el recuerdo triste de la mañana anterior al día de la mudanza. El momento preciso en que asesinaron a Alberto, un amigo suyo de la infancia hasta pasada la adolescencia, que vivía también en Palermo en la otra cuadra, sobre la mano izquierda de la calle Gurruchaga, apenas cruzando Soler. En la casa de paredón y enredadera, de pasillo largo al costado, de cuellos rotos de botellas en las paredes del frente apuntando hacia arriba, como una especie de fortaleza, que la defendiera de un ataque que inevitablemente iba a suceder en estos días, para que no saltaran adentro de la casa, al menos tan fácilmente. La puerta estaba cerrada bajo siete llaves que nunca más se abrieron, nunca más. Al menos hasta hoy, ante los ojos húmedos sin lágrimas de Ricardo.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="96k7e-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="96k7e-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="96k7e-0-0" style="font-family: inherit;">Pero su papá ya no lo frecuentaba a Alberto, apenas lo saludaba con cariño cada tanto cuando se lo cruzaba por la calle de casualidad. Ya no era aquel muchacho con el que iban a pasear a Costanera norte o a las playas de Saint Tropez en Olivos, o al Ancla, ni compartían el gusto por los cuchillos y las armas, ni por pelearse a las trompadas con cualquier infeliz que los mirara mal. Apenas sabía que estaba metido en algún partido de izquierda, que admiraba al Che Guevara, que quería irse a Cuba y que pensaba hacerlo en estos días de silencio cómplice y de ojos que no querían mirar lo que pasó en el barrio aquella noche que se volvió mañana de cristales rotos.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="5oovt-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="5oovt-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="5oovt-0-0" style="font-family: inherit;">Más allá, el ya no tan joven idealista, ni siquiera alcanzó a beber un puto sorbo de la taza de café que sostenía, por si acaso esta vez con su mano derecha durante el desayuno. Tampoco alcanzó a saltar el paredón con vidrios para que no entraran otros, ni le permitieran salir a él cuando empezaran los disparos. Porque lo venían a buscar después de tantos días y noches en la sombra. Lo hicieron caer en su propia trampa cuando se desplomó sobre la vereda con sangre y sudor café que destiñeron su remera color roja para siempre, sin hasta, ni victoria. Como si el castigo se repitiera eternamente a cuanto zurdo se le ocurriera asomar la cabeza, para que el mensaje llegara a destino junto a otros cadáveres aún tibios por la orden de matar a balazos a cualquiera que saliera de esa casa.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="e3fbs-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="e3fbs-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="e3fbs-0-0" style="font-family: inherit;">Muerte y destino desayunaron la infusión amarga de aquella mañana. La imagen oscura del horror envenenó las ventanas de las casas de los vecinos, de los que vieron y de los que no y de los que no quisieron mirar. Algunos no creyeron, otros aludieron haber salido temprano y que por eso no vieron nada, que se lo contaron, que escucharon el rumor, pero que no sabían bien por qué ocurrió ni cómo, los que lo vieron no querían contarlo, y la mayoría comentaba en voz baja que se lo había buscado, que por algo sería y que por supuesto, algo habría hecho para merecer un final así. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="f3v88-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="f3v88-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="f3v88-0-0" style="font-family: inherit;">Ricardito sintió la impotencia y la rabia de un chico de 10 años, la estocada final de los primeros miedos conscientes, un miedo sin fronteras, estomacal, profundo, de intestino bajo hasta los retorcijones, de ganas de vomitar, capaz de presentir la sombra de las botas bajo el hilo de luz que deja la ranura de la puerta en el suelo y alarma.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="5t4fk-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="5t4fk-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="5t4fk-0-0" style="font-family: inherit;">Pero eran canas, no milicos, y el papá de Ricardo decía que con esos negros de mierda no se podía hablar porque no entran en razones, porque son burros, porque cumplen órdenes pelotudas que le dan otros pelotudos más pelotudos que ellos. Porque son como los pibes de los conventillos, están cagados desde que nacieron, viven asustados, porque no tuvieron educación y por eso tiran, a quemarropa y mucho más si su sangre es roja, como hicieron con el pobre de Alberto.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="7ra73-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="7ra73-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="7ra73-0-0" style="font-family: inherit;">Y Ricardito pensó: “si fueron capaces de hacer lo que hicieron, si planearon esa emboscada en una noche de lobos y cordero que se transformó en mañana sin sol para que muchos lo vieran y hoy lo puedan contar, si vallaron la calle con cintas de peligro como si se tratara de un caso de emergencia, si alertaron a los vecinos para que no se asomaran”. Si algunos como el padre de Ricky sabían unos días antes lo que iba a pasar y no hicieron nada, porque se los contó el vigilante de la esquina. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="1sjjk-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="1sjjk-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="1sjjk-0-0" style="font-family: inherit;">Mario hablaba mucho con él, decía que no quería a los canas, pero bien amigo que era de ese, y de los milicos ni les cuento, no era amigo, pero los admiraba profundamente. Acaso se callaron la boca y no fueron capaces de avisarle, acaso lo creyeron culpable de quién sabe qué cosa, acaso felicitaron a los policías por el éxito de la operación que se convirtió en cacería cobarde de varios dogos argentinos persiguiendo a un jabalí. “Muerto el perro se acabó la rabia”, decían algunos, en la mañana callada a tiros de un viernes de noviembre de 1979. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="9v31-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="9v31-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="9v31-0-0" style="font-family: inherit;">Y cuando Ricardo caminaba por la calle junto a su papá, sabía perfectamente por qué su padre evitaba pasar cerca de la policía apostada en las esquinas y más si veía con ellos a un patrullero, por qué temía que le preguntaran por Alberto, incluso después que éste murió. Ya lo habían hecho y prefería no pasar de nuevo por esa experiencia traumática, tenía miedo que le preguntaran qué relación tenía en ese momento con él, qué más sabía que no les hubiera contado. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="1ugh1-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="1ugh1-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="1ugh1-0-0" style="font-family: inherit;">“Muerto el perro se acabó la rabia”, decían algunos. Algunos otros decían que lo vendió. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="9eh0-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="9eh0-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="9eh0-0-0" style="font-family: inherit;">Son muchos por Palermo los que no querían recordar el día de ayer, y no despiertan y duermen, y hacen tiempo esperando que esta pesadilla termine. Porque aunque Alberto hubiera hecho lo que hubiera hecho, había nacido allí, era nacido y criado en el barrio, y los que lo vieron nacer y se dijeron alguna vez sus amigos le dieron vuelta la espalda para no mirar cuando lo cagaban a tiros.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="eo02-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="eo02-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="eo02-0-0" style="font-family: inherit;">El gobierno militar estaba más fuerte que nunca y la dictadura se hacía sentir también en los barrios más acomodados de la Ciudad de Buenos Aires en una noche mañana más larga que las otras y la policía ayudaba si se lo pedían como en este caso. De todos modos, los ojos de Alberto se destacan en las sombras de largas noches sin sueño y de tristes soledades, llevando murmullos de vida y olores de primavera al recuerdo infantil de Ricardo.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="1qhq-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="1qhq-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="1qhq-0-0" style="font-family: inherit;">Pero la familia de Ricardito se mudó a Caballito a una casa vieja pero nueva, repleta de plantas y de flores, de pájaros y de perros; y ese oscuro recuerdo de la niñez quién sabe por qué estéril razón con la distancia se hizo nostalgia y decidió volver. El hecho ni siquiera salió en las noticias, como tantos otros acontecimientos de entonces que no vieron la luz. En el barrio nuevo aquel suceso infame no había pasado, al menos no de ese modo, excepto en la cabeza de su padre y en la de Ricardo.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="f018l-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="f018l-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="f018l-0-0" style="font-family: inherit;">“¿Papá, vamos a tener el criadero de perros chihuahuas o de cocker spanish inglés que tanto querías? ¿Cuándo vamos a ver perros? ¿Este fin de semana? ¿Viste algún aviso? ¿Y a ver pájaros? ¿Cuándo vamos a la feria de Domínico o a la de Pompeya?</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="dj5ta-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="dj5ta-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="dj5ta-0-0" style="font-family: inherit;">“Paraá, Ricardo, son muchas preguntas. No insistas. No vamos a tener un criadero de perros, ni de pájaros. Vamos a tener un perro de pelea, uno solo nomás. Vamos a traer un Bull Terrier, para que nos defienda. Te va a gustar, vas a ver. Me dijeron que hay uno en Monte Grande, pero hay que ir a buscarlo, encima nos lo regalan. Pesa 30 kilos y está pasado de estándar, pero no importa. Es blanco y tiene un parche negro en el ojo izquierdo parecido al de un pirata. Se llama Gitano. Me dijeron que tiene más de 30 peleas en el lomo y que ganó las 30, que tiene más o menos 6 años -es un poco viejo-, pero en este caso no importa. Él nos va a cuidar. Además, no quiero que salgas a la calle sin mi consentimiento, salvo para ir al colegio. Tengo miedo que te cruces con la policía y que te hagan algunas preguntas. Y vos como sos el más chico de la familia y un poco demasiado charlatán vas a tener que tener cuidado y callarte la boca, porque estos canas de mierda se aprovechan de ese tipo de cosas y no podemos correr riesgos. Por lo demás creo que está todo controlado. La abuela ya no sale por el accidente que tuvo en la cadera y tu abuelo, como no está nunca, es casi imposible que relacionen que vive acá con nosotros. Por ese lado estamos bien. Tu hermana se la pasa atrás de la pollera de tu mamá y tu mamá sería incapaz de traicionarme, así que no creo que traigan problemas, además ellas están bien adiestradas en eso de callarse la boca y no van a hablar, porque no les conviene. ¿Pero vos, Ricardo?, ¡con eso de querer jugar siempre a la pelota y encima en la calle!, ¡qué manía, la tuya! Si acá tenés terraza, por qué no jugás arriba con todas esas pelotas que encontraste y te dejás de joder”.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="892et-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="892et-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="892et-0-0" style="font-family: inherit;">A la semana, el padre de Ricardo lo despierta en una mañana de esas en las que el sol entra por la ventana como una perla de luna que naufragó en la noche y se quedó despierta, y muy temprano, muy temprano le dice:</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="7d2c0-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="7d2c0-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="7d2c0-0-0" style="font-family: inherit;">“¿Vamos a Monte Grande a buscar el Bull Terrier a lo de don Murias?” </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="1t1pv-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="1t1pv-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="1t1pv-0-0" style="font-family: inherit;">Ya en Monte Grande, en el fondo de la casa hacían apuestas, comían empanadas y tomaban vino, y alguna que otra cervecita. Se reían y gritaban, algunos se peleaban a punta de cuchillo cuando uno de sus gallos perdía, Porque eso hacía don Murias en el fondo de su casa, organizaba riñas de gallos por plata y a veces los muchachos se mamaban y se pasaban de rosca y se armaba flor de quilombo. “Ahí está el Bull Terrier del que tanto les hablé, Mario. Como ustedes ya saben se llama Gitano. Está un poco gordo porque se la pasa encerrado en esa jaula, y si lo suelto me puede matar a alguna gallina o lo que es peor, a algunos de los gallos, que son los que me dan de comer en este momento. Es que actualmente los gallos son mi principal entrada de guita. Además está un poco viejo y ya no pelea. Antes hacíamos peleas de perros acá en el fondo, -si usted sabe, Mario-, -si yo le conté-. Pero con esto de los milicos hay que hacerlo por izquierda, de queruza, sabe, y encima ahora éstos canas de mierda también se cebaron con esto de la dictadura y no dejan vivir. Se meten en todo: te preguntan a dónde vas, de dónde venís, a qué te dedicas, -como si no supieran-, si hacés reuniones en tu casa. ¿Qué carajo les importa? ¡Si acá no hacemos política! Todo el tiempo te hacen sentir observado. Igual siempre a alguno coimeás, pero es más difícil. Y esto de la riña de gallos pasa más desapercibido que el tema de los perros. Los muchachos traen a los gallos en cajas de madera, con el pico atado para que no griten y listo.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="9crcd-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="9crcd-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="9crcd-0-0" style="font-family: inherit;">El Gitano y Ricardito se volvieron inseparables y nunca más se sintieron solos. Se acompañaban el uno con el otro. Al lado del Gitano, Ricardo se sentía importante, a salvo, contenido; como sabiendo que esta vez, a diferencia de las otras, su amistad con un perro sería posible y que no iba a ser sólo por un rato. Fue el único perro con el cual su padre lo dejó jugar. Porque a los aproximadamente 20 perros que se pasearon por el departamento de Palermo nadie los podía tocar, excepto su papá, y estaba terminantemente prohibido jugar con ellos. A ver si les pasaba algo que les impidiera presentase en alguna exposición de perros en la que los esperaba un seguro primer premio que nunca llegó. Porque nunca los presentaban, porque para la mirada perfecta de su padre jamás hubieran ganado.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="1ar47-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="1ar47-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="1ar47-0-0" style="font-family: inherit;">Y si acaso fuera verdad que ese perro había peleado 30 veces, que estaban en presencia de un sanguinario y que iban a convivir a partir de entonces con un asesino, no parecía. El Gitano con Ricardo era totalmente dócil, cariñoso, amigo, compañero. Parecían dos chicos despertando de largas noches sin sueño y de tristes soledades, llevando por fin consigo murmullos de vida y olores de primavera.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="8idfs-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="8idfs-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="8idfs-0-0" style="font-family: inherit;">Cuando Ricardito lo sacaba a la puerta, se quedaban sentados los dos en el umbral de la calle mirando pasar la vida con ojos sin retorno, esperanzados. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="ffdg4-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="ffdg4-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="ffdg4-0-0" style="font-family: inherit;">Un día su papá le dijo: “Ricardo, andá a buscar al Gitano que está en la terraza y nos vamos los tres al Parque Centenario. Me comentaron que allí se juntan un montón de perreros que llevan perros de distintas razas de las que nos gustan a nosotros, bravos, con carácter ¿viste? No como esos perros maricones que siempre vemos en la Federación Sinológica, a la que ¡por favor, no insistas, porque no vamos a ir más! ¿Entendiste, no? No más caniches, ni cocker, ni chihuahuas, ni todos esos perros de mierda que compran las minas o los putos que nunca me gustaron. Lo que pasaba es que un departamento como el de Palermo, si no tenés esos perritos chiquitos, no los podés tener. Pero acá tenemos terraza y patio y dos parques grandes cerca y encima en uno de ellos se juntan estos tipos… Me dijeron que llevan Dobermans, Dogos argentinos, algún que otro Schnauzer gigante, Bull Mastiff también. Me contaron que andan con una raza nueva alemana que se llama Rotweiler, que entraron al país ahora desde que se abrió la importación, los vi en la enciclopedia esa que me compró tu mamá, pero como nunca los vi en vivo y en directo, de verdad, ¡viste!, los quiero conocer y dicen que son muy bravos. Además me dijeron que llevan una raza americana nueva también, que no está reconocida oficialmente por ninguna asociación de perros: algo así como Pit Bull o American Pit Bull.¡Va a estar buenísimo! ¡Vas a ver! Ricardo, andá a buscar al Gitano que está en la terraza y nos vamos los tres al Parque Centenario. No te olvides de ponerle el collar de púas, pero esta vez poneseló para afuera, por si alguno de estos perros se hace el malo y lo quiere morder”.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="4m43e-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="4m43e-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="4m43e-0-0" style="font-family: inherit;">Ricardo como siempre obedeció y le puso el collar con las púas hacia afuera como los cuellos rotos de botellas en las paredes del frente apuntando hacia arriba de la casa de Alberto, como una especie de fortaleza, que lo defendiera de un ataque que inevitablemente iba a suceder. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="9252u-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="9252u-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="9252u-0-0" style="font-family: inherit;">El perro con Ricardito era totalmente dócil, pero su padre no se confiaba y menos de los demás. Caminaron hacia el parque los tres por la calle Eleodoro Lobos hasta cruzar la avenida Díaz Vélez. Llevándolo…</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="chisg-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="chisg-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="chisg-0-0" style="font-family: inherit;">El parque era hermoso, repleto de pájaros y de flores: había zorzales, colibríes, botones de oro, cabecitas negras, mirlos y una calandria mora que no paraba de cantar. Las flores eran muchas y distintas, pero sólo reconoció los claveles. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="afvov-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="afvov-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="afvov-0-0" style="font-family: inherit;">Ricardito lo recordaba de cuando pasaron por allí el día de la mudanza. Tenía una pileta sin agua, vacía, que en algún momento iba a hacer un lago artificial, pero estaba en refacciones. Ricardo se prometió volver cuando las obras estuvieran terminadas.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="do6rh-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="do6rh-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="do6rh-0-0" style="font-family: inherit;">Su padre ni bien llegaron se puso a hablar con todos los perreros del lugar, o mejor dicho, con todos los que le hablaron. E inmediatamente empezó a contar anécdotas. En eso Mario empezó a calentar la garganta repitiendo las historias fantásticas que le contó el forro de Murias, como si fueran reales, como si él las hubiera vivido, cuando la charla se le fue de las manos y a Ricardito el Gitano por esa puta costumbre de obedecerlo siempre, aunque sus órdenes no tuvieran razón.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="r5uu-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="r5uu-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="r5uu-0-0" style="font-family: inherit;">Se acercó un perro y empezó a olfatearlo, el Gitano lo miró a Ricardo igual que como lo miró el día que se conocieron, con ojos sin retorno, como pidiendo ayuda. Parecía llorar. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="31f7b-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="31f7b-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="31f7b-0-0" style="font-family: inherit;">El otro perro era un Gran Danés, prepotente, altanero, ¡bastante boludo el pobre! y le empezó a olfatear la cara. Y a nadie que le pagaron alguna vez le gusta que le toquen la cara. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="248vq-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="248vq-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="248vq-0-0" style="font-family: inherit;">El Gitano empezó a fastidiarse. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="5nk-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="5nk-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="5nk-0-0" style="font-family: inherit;">Ricardito notó que su perro se puso más nervioso que de costumbre y nunca lo había visto así.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="5k3ds-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="5k3ds-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="5k3ds-0-0" style="font-family: inherit;">Era inevitable, iba a reaccionar como cualquiera que alguna vez lo golpearon y mucho. La espera se demoraba más de lo previsto para cualquiera que lo observara, pero no para él. Tenía la paciencia de un profesional y la lealtad hacia el amo educada a garrotes, porque esperaba la orden como cuando lo hacían pelear en el fondo mugriento de la casa de don Murias. Se tomaba unos segundos para reaccionar, porque no se pelea en caliente. Esperaba la orden de alguien que había peleado y se sabía ganador, pero ya no lo quería hacer y lloraba por eso..</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="v67e-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="v67e-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="v67e-0-0" style="font-family: inherit;">Ricardo lo miró a su padre y por primera vez lo vio como realmente era. Se salía de sí, ni siquiera había un puto policía en el parque, ni una esquina oscura que lo regulara, ni estábamos en casa. Tampoco estaba su papá Enrique, el abuelo de Ricardo, que cuando lo miraba con la indiferencia y el desprecio que lo hacía era peor que cualquier trompada.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="fjof9-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="fjof9-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="fjof9-0-0" style="font-family: inherit;">“Soltalo, Ricardo!, ¡soltalo! No ves que está llorando”. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="6jbd7-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="6jbd7-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="6jbd7-0-0" style="font-family: inherit;">Y Ricardo lo soltó. Y fue ahí, en ese preciso instante, cuando aparecieron sus dotes de peleador callejero. El Gitano sin tomar envión pegó un salto mortal y giró en el aire, como un trompo. Mientras giraba en el aire abrió su boca y dejó caer su mandíbula de 30 kilos de peso, que estranguló el cuello del Gran Danés. Fueron 3 o 4 segundos, no más, cuando el Danés se desplomó sobre la vereda con sangre y sudor café que destiñeron su manto rojo para siempre, su pelaje color ladrillo sobre el suelo del parque sin plantas y con flores, pero sólo reconoció los claveles. Sin hasta, ni victoria. Como si el castigo se repitiera por igual para ganadores y perdedores o para hombres y perros.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="ai6le-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="ai6le-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="ai6le-0-0" style="font-family: inherit;">El papá de Ricardo enloqueció. Tomó al Gitano en sus brazos y se fueron corriendo sin hacerse cargo de lo que había sucedido ese día, en el parque. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="d9fk0-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="d9fk0-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="d9fk0-0-0" style="font-family: inherit;">El Gitano estaba bañado en sangre, salpicado, impertérrito. Ya nunca más pudo mirarlo a los ojos a Ricardito de la misma manera. Sabía lo que había vuelto a hacer y que esta vez sí iba a ser condenado por eso. Su padre creía que el perro estaba lastimado, porque no alcanzó a ver la pelea en primera fila como la vio su hijo al borde de otro cielo rosado que anticipa la tormenta.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="otje-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="otje-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="otje-0-0" style="font-family: inherit;">Corrieron las tres cuadras hasta la casa sin mirar atrás. En el apuro Ricardo perdió el collar de púas que lo defendía del peligro. Su padre abrió las dos puertas con cerrojo pero sin llaves de la entrada de la casa de par en par, a los gritos:</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="5h5pj-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="5h5pj-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="5h5pj-0-0" style="font-family: inherit;">“Elviraaa, pelotuda, vení para acá! ¿No te das cuenta que el perro está lastimado? ¡Ayudame!” Y Elvira lo ayudó. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="evbnv-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="evbnv-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="evbnv-0-0" style="font-family: inherit;">El Gitano no tenía nada.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="2esu5-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="2esu5-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="2esu5-0-0" style="font-family: inherit;">Ricardo sabía perfectamente que el Gran Danés no le había hecho nada, pero no pudo decírselo. No lo escuchó.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="ao95g-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="ao95g-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="ao95g-0-0" style="font-family: inherit;">Gritaba como un loco: </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="8is40-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="8is40-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="8is40-0-0" style="font-family: inherit;">““El perro no tiene nada”. ¡Era verdad, sabía pelear!”. No como Alberto.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="f6hlt-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="f6hlt-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="f6hlt-0-0" style="font-family: inherit;">A las horas, esa pelotuda, como él decía, tuvo que ir a abrir la puerta cuando tocaron el timbre, porque él no tuvo huevos y se encerró en la pieza de la que no tendría que haber salido al menos ese día.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="d4qcr-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="d4qcr-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="d4qcr-0-0" style="font-family: inherit;">“Vení, Ricardo, ¡no hagas ruido! Llevá al Gitano arriba, a la terraza y escondelo en el lavadero y ponele el bozal. Si es necesario encerralo con llave, ¡por favor te pido!”.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="57qam-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="57qam-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="57qam-0-0" style="font-family: inherit;">Ricardo, como siempre, le hizo caso. Se quedaron los dos abrazados sentados en cuclillas en el piso, debajo de la pileta de lavar en el lavadero, pero ya nunca más su perro pudo mirarlo a Ricardito de la misma manera. Estaba salpicado de sangre ante sus ojos y lo sabía, aunque en este caso todos fueran culpables.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="dot04-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="dot04-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="dot04-0-0" style="font-family: inherit;">Y Ricky volvió a sentir la misma impotencia y la rabia de un chico de 10 años, la estocada final de los primeros miedos conscientes, un miedo sin fronteras, estomacal, profundo, de intestino bajo hasta los retorcijones, de ganas de vomitar, capaz de presentir la sombra de las botas bajo el hilo de luz que deja la ranura de la puerta en el suelo y alarma.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="ettqt" data-offset-key="5j8il-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="5j8il-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="5j8il-0-0" style="font-family: inherit;">“Buenas tardes, señora, soy el Sargento Cuevas. Recibimos una denuncia por un perro muerto hace un par de horas en el Parque Centenario. Aparentemente lo mató un Bull terrier y todo indica que se trata del perro blanco que anda siempre con su hijo y su marido. Su hijo es menor, así que tenemos que llevarnos detenido a su marido. Cuando me llegó la denuncia en su contra me quería matar, porque se trababa de Mario. La orden viene de arriba y esta vez no lo podemos salvar. El dueño del Gran Danés es un milico. Y a pesar de que su esposo colaboró con la fuerza para que atrapáramos a Alberto, no se olvide que él estaba implicado en el atentado con el coche bomba al Hospital Militar. Que era él quien manejaba el vehículo. Aparentemente lo hizo por amistad y porque decía que Alberto no iba a tener huevos, y que no militaba en ningún partido de izquierda, ni en montoneros, ni es un guerrillero. Qué lo hizo porque quiso ayudar al único amigo que tuvo y que lo comprendió. El certificado que usted presentó de insanía, puede ser que lo ayude nuevamente. ¡Llamelo por favor! Y haga desaparecer al perro. ¡Hagaló! “Muerto el perro se acabó la rabia”, dicen. De lo contrario, puede pasarle lo mismo que le pasó a su amigo Alberto.</span></div>
</div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-25719676153038501352020-02-12T04:18:00.002-08:002020-02-12T04:18:11.346-08:00Senegal<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="b40ti-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="b40ti-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span style="font-family: inherit;">¡Él no era alegre! Ni siquiera demasiado demostrativo. Era un senegalés de unos veintidós años, no más, de sonrisa blanca y tímida y ojos color negro, que miraban para abajo cuando se le apareció de nuevo la señora Basilia, y le compró todos los relojes que llevaba en la valija, y como le pareció insuficiente el dinero que le cobraba, le pidió que fuera a buscar más. Y Handré salió corriendo hasta el quiosco de flores donde escondía la mercadería por si de improviso caía la brigada y le levantaba el puesto (aunque estas cosas se avisan), y le vendió la mercadería de tres valijas, no de una. ¡De tres! </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="584hk-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="584hk-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="584hk-0-0" style="font-family: inherit;">Poco más que la abrazó, se persignó y se arrodilló ante ella, y como si se tratara de un ángel salvador venido del cielo le besó las manos. Basilia le pidió que por favor no lo hiciera, que no sea loco, que estaban en la calle, que los estaban mirando, que no hacía falta, que ella no tenía nada que ver. Que la mandó su patrona a comprarle los relojes. Que quería ayudarlo. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="6o4c9-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="6o4c9-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="6o4c9-0-0" style="font-family: inherit;">Handré ahora sí la abrazó agradecido, y sin contar el dinero lo guardó en la riñonera y se fue de raje a rendirle cuentas a su jefe Lourenco, contento y cantando en perfecto francés, cuando de pronto se le escapó un: “Olé, olé. Olé, olé. Todos los negros tomamos café” y se echaron a reír los otros vendedores ambulantes de cuanta cosa se les ocurra ocupando las veredas de Av. Pueyrredón y Av. Corrientes, en la zona del Once. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="c0if7-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="c0if7-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="c0if7-0-0" style="font-family: inherit;">Handré era alto y flaco, tenía físico de deportista y, de haber tenido chances, hasta podría haber sido modelo. Pero no. Tampoco tenía un oficio del cual jactarse, aunque sabía algo de plomería, un poco de electricidad y algo de albañilería, pero nada más (se las rebuscaba, como quien dice). La suerte, en cambio, lo trajo a la Argentina por un aviso de una ONG que buscaba jóvenes emprendedores con ganas de trabajar en ventas en el país, y una vez en Buenos Aires, después de un curso de español de casi tres meses que le dieron, se topó con Lourenco. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="5e7tb-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="5e7tb-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="5e7tb-0-0" style="font-family: inherit;">Lourenco era paraguayo, pero nacido en Brasil, manejaba la venta ambulante, y como buen negociador arreglaba con la brigada y con migraciones, y había inventado esa especie de ONG medio turbia, que traía senegaleses al país. Encima lo trataba divino al bueno de Handré y más ahora que no paraba de vender relojes. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="4j169-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="4j169-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="4j169-0-0" style="font-family: inherit;">Pero un día Basilia dejó de aparecer, y en su lugar, en cambio, se le vino al humo una rubia despampanante, de unos cuarenta y siete años y ojos muy celestes y el pelo planchado, con calzas fucsia. Que estaba apurada porque se tenía que ir corriendo a su clase de pilates y le pidió los relojes. Los mismos que le compraba la señora Basilia. Iba a dar una fiesta en su casa, el sábado a la noche, aprovechando que sus hijos no estaban y que su marido, Francisco, se la pasaba trabajando y no se daba cuenta. Y a los relojes los quería como souvenirs. “Iba a enviar a mi empleada”, le dijo, “Pero esta vez preferí venir yo, personalmente, para conocerte”.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="55pbc-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="55pbc-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="55pbc-0-0" style="font-family: inherit;">Lo raro es que le habló todo el tiempo en francés. Y eso un poco a Handrè le gustaba y la trató como a una reina. “¿Su nombre es?”, le preguntó. -Mi nombre es Andrea-.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="70m9a-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="70m9a-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="70m9a-0-0" style="font-family: inherit;">Pero parece que Andrea después se enojó y lo mandó a llamar por su empleada Basilia porque los relojes no andaban y fue un horror cómo se pusieron entonces los invitados de la fiesta. Y así no pensaba comprárselos más. Handré se presentó de inmediato en su casa de Recoleta, con la mirada baja, como se mira naturalmente al que es blanco y le paga, y casi sin levantar la cabeza, se animó a decirle que los relojes andaban. Que Lourenco los entraba vía Paraguay, pero que los importaba directo de China y Sri Lanka. Que eran de los mismos fabricantes que confeccionan para las mejores marcas. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="74e1i-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="74e1i-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="74e1i-0-0" style="font-family: inherit;">Ella de inmediato le dijo que no se preocupara y que la ayudara, en cambio, a hacer unos ejercicios con las piernas. Después le fue sacando la camisa violeta porque hacía calor, y terminaron en la cama, después de una fiesta. “¿Qué? ¿No te gusta, Handré? ¿Te pasa algo? Es la canción de tu país, Senegal, la que puse. No sabés cómo la bailaba en mi adolescencia”.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="1fnpe-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="1fnpe-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="1fnpe-0-0" style="font-family: inherit;">Pero las tardes pasaron. Y cuando se cansó de él se lo pasó de manos a su amiguita nueva, bastante más joven que ella, y que también se la pasaba sola la gran parte del tiempo. Tal vez porque no podía tener hijos o porque su marido Augusto se la pasaba siempre con el esposo de Andrea, trabajando para un político que iba a ser presidente. El marido de Adriana le manejaba la campaña y el de Andrea la custodia. Y pensó que Handré le podría hacer compañía.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="5a3q6-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="5a3q6-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="5a3q6-0-0" style="font-family: inherit;">De Adriana, en cambio, Handré se enarmoró y en lugar de cogerle la concha, le cogía la oreja. Pero con el tiempo, también lo descartó. Un poco porque se estaba enamorando también y otro poco porque tenía miedo que el custodio que le había puesto su esposo, dejara de mirar para otro lado o se diera cuenta. Handré en los dos casos entraba a las casas, siempre con la excusa de hacer algún arreglo de plomería o de lo que sea y después Basilia iba al puesto a comprarle relojes. Y cuando visitaba a las mujeres se los devolvían.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="f1dvj-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="f1dvj-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="f1dvj-0-0" style="font-family: inherit;">Pero las dos lo dejaron, y ya sin ese dinero extra, lo que rendía el puesto no alcanzaba para pagar la pensión, enviarles dinero a su novia y a su hija a Senegal, y entender de a poco que estaba cada vez más lejos de traerlas. Encima tenía tantos relojes que no tenía donde meterlos, porque no los vendía. Así que hizo un arregló extraño con el Tiburón, traicionando a Lourenco, el mismo peruano que le alquilaba la pieza. Que le ofreció venderlos los fines de semana en un puesto en la feria de Castañares, en el Bajo Flores, bajo techo y aceptó. Un poco con miedo y otro poco porque necesitaba la guita.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="es0di-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="es0di-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="es0di-0-0" style="font-family: inherit;">Y lo peor que podía pasar, pasó. Unos días más tarde atardeció de golpe como en un derrumbe. De modo que su cuerpo parecía chocarse contra un grito de: “Ahí vienen, ahí vienen. Levantemos”. Handré parecía dormido y tardó en hacer caso. Las palabras que pronunciaron sus compañeros de esquina las escuchó más tarde como si vinieran de lejos. Y ya no pudo hacer nada cuando se vio rodeado por tres de la brigada. El sol del ocaso desoló la acera de Pueyrredón y Corrientes como un día de lluvia en domingo, la vereda desierta de ventas y su mar de gente que seguía paseando cada vez más lejos, más lejos. Y ya no pudo hacer nada cuando se vio rodeado por los tres de la brigada a los costados, después que vino Basilia a traerle las tres valijas con relojes y la plata que le adeudaba Adriana (justo en ese momento), y cuando quiso ponerlos en el quiosco de flores donde habitualmente los guardaba, no tuvo tiempo ni nada. Y la historia una vez más le volvía cambiada.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="8r25j-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="8r25j-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="8r25j-0-0" style="font-family: inherit;">“No puede ser”, decía, “Lourenco no me dijo nada”. Además en el puesto de flores tenía toda la mercadería, también la que guardaba debajo de la cama de la pieza, porque ya no tenía pieza ni nada y el dinero que juntaba lo traía encima, con el riesgo que eso significa. Si hasta el Tiburón le dijo que ya no lo necesitaba, que lo apretaron para que lo hiciera, que se fuera a otro lado, que no volviera por Once, ni por la pensión por un tiempo, y que por favor no preguntara nada más. “No sé, andate a Constitución, a Solano, a la Av. Avellaneda. A Liniers, o a la Salada. Qué sé yo”, le dijo. “Donde quieras, que no sea Once. Con esa facha vas a conseguir laburo enseguida. Vendiendo ropa en un shopping por ejemplo, algo más legal. En el de Haedo están pidiendo gente y en el de Catán también. Acá no te quiero más. Disculpame, Handré, pero no te puedo explicar. ¡Perdoname! Ya vas a entender”.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="cf54r-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="cf54r-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="cf54r-0-0" style="font-family: inherit;">Los policías bajaron del móvil: bolsas grandes y precintos y le decomisaron toda la mercadería. Tampoco le dieron tiempo a descartar el dinero, ni aceptaron una coima como arreglo. La orden de levantarlo era estricta. Y tuvo que llevárselo con él a la comisaría, con el riesgo que eso significa. Sabiendo que se lo iban a sacar. Era senegalés, y la documentación precaria que le consiguió Lourenco quién sabe si se encontraba al día. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="3efes-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="3efes-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="3efes-0-0" style="font-family: inherit;">“Qué se yo, cuando vendes en la calle, estas cosas pasan”, le decía menos nervioso un compañero de celda. “Pero me sacaron toda la plata”, decía.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="fa0s4-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="fa0s4-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="fa0s4-0-0" style="font-family: inherit;">El pensaba que Lourenco se enteró o le contó el Tiburón que tenía más relojes de los que podía vender y que los estaba ofreciendo en un puesto en la feria de Bajo Flores, los fines de semana. “Pero no”, le decía el mismo compañero de celda. “En la venta ambulante son todos amigos. ¿Seguro fue por otra cosa?”. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="2fe2n-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="2fe2n-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="2fe2n-0-0" style="font-family: inherit;">En eso apareció un abogado que lo sacó de la cárcel por pedido de Lourenco, diciéndole que ahora iba a trabajar en un reparto con una camioneta, que eso de estar en la calle no corría más, y que la plata que le sacaron y la mercadería no la devolvían. Y también apareció una rubia parecida a Andrea buscando al comisario. Handré la miró, con la mirada baja como miraba habitualmente al que es blanco y le paga, para que ella no lo viera. En eso se le acercó y le dijo: “¡Handré! Hablame en francés mejor para no levantar sospecha. Es todo lo que te conseguí: 500 dólares. ¿Tenías más? El resto no sé”. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="9av80-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="9av80-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="9av80-0-0" style="font-family: inherit;">“¿Qué te decía esa mujer, Handré?”, le preguntó el abogado. –Nada-. “¿Qué raro? Es la mujer del comisario, ¿sabías? ¿Por qué se pondría a hablar con vos? -No sé. Se dio cuenta que era senegalés y quería practicar el francés, supongo-. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="d2v7q-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="d2v7q-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="d2v7q-0-0" style="font-family: inherit;">“¿Qué te decía ese muchacho?”, le hizo la misma pregunta el comisario a Andrea. –Nada-, y obtuvo lo mismo por respuesta. “Te dije mil veces que no quiero que hables con los detenidos, que cada vez que se te ocurre venir a buscarme al trabajo armás algún lío y me alborotàs la seccional. Al final con estos negros tenés que andar con pie de plomo. No los podés tocar. Decí que ahora cuando gane Mauricio se van a meter en el culo este versito de los derechos humanos. Los detenés por vender mercadería en forma ilegal en la vía pública y te cae: migraciones, la embajada de su país, alguna asociación en defensa de no sé qué cosa y se los lleva. Y poco más que tenés que pedirle disculpas. Igual la idea era que saltara más su jefe y se lo llevara de la zona que otra cosa. Queríamos pegarle un buen susto. Si lo hubiéramos podido tener detenido unos días, se lo dejaba a Sánchez y no sabés cómo lo hacía bailar. “Sene Sene Sene Sene Senegal. Sene Sene Sene Sene Senegal”, como dice esa canción brasilera que tanto te gusta. Me tienen podrido estos senegaleses vendiendo en el Once. Encima hasta parece que se hicieran los lindos. Con esas camisas y esos jeans ajustados y esos relojes de fantasía. La gente y los comerciantes nos piden a gritos que los saquemos y después les compran. Y cuando lo hacés haciendo cumplir la ley. ¡Zas! Te aparecen éstos bogas. Yo te quiero mucho, Andreíta. Pero sabés que no me gusta que me vengas a buscar a la seccional y menos sin avisarme. Cada vez que venís me revolucionás la tropa. Encima con esas calzas que te ponés fucsia, se te marca todo el culo. ¡Tapate, mi amor! Me hacés el favor. Mejor te cubro yo con mi saco. ¡No te des vuelta que te están mirando todos! ¡Sabés como son de babosos los poli! Y los reclusos ni te digo”.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="97med" data-offset-key="301am-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="301am-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="301am-0-0" style="font-family: inherit;">De repente, en la mañana húmeda, pasó su brazo derecho por arriba de sus hombros. Aún podía escucharse la respiración de cuando recibió el llamado en su oficina de que un senegalés de unos veintidós años estaba frecuentándola. Le soltó el pelo para que cayera como flecha, rubio y planchado por la espalda. El golpeteo de un cenicero en un espejo que no estaba bien sujetado a la pared, se oyó. En vez de bajarle más el saco, prefirió levantárselo, para que los canas babosos que estaban amontonados en la puerta de la comisaría la vieran mejor de atrás y se calentaran un poco. Con carpa milica comenzó a apretarle el cuello con la mano cada vez más fuerte. “Me estás lastimando, Fran”, le dijo. Francisco le levantó el saco una vez más para que le vieran el culo mientras acercaba su boca a la oreja de Andrea, y su boca de ahogada ingresaba al auto apretándole el cuello con la cabeza baja para que se lo vieran de nuevo. “No quiero que hagas más esas cosas, Andreíta“. -Queé-, casi ahogada lo dijo. “De presentarle morochos de Senegal a Adriana. A lo mejor vos no lo entendés, porque sos mujer y son otros los códigos. Estos son favores que nos hacemos entre los hombres. Más en la política”. -Ah sí-, exclamó con más aire. “Sí. Sabés que pasa Andrea. No quiero que piensen que Augusto es cornudo”.</span></div>
</div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-68555332825758499152020-02-06T13:28:00.004-08:002020-02-06T13:28:29.212-08:00Curas sanadores<div class="" data-block="true" data-editor="8jgr7" data-offset-key="425pt-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="425pt-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span style="font-family: inherit;">Y fue a mediados del 2012 cuando se produjo el juicio y condena a un abusador al que todos tenían como un santo. Entonces Hernán estaba en el banquillo y cuando se abrió la puerta y lo vio, después de aproximadamente veinte años, sintió el mismo escalofrío por la espalda que lo marcó cuando tenía doce años.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="8jgr7" data-offset-key="4ivlt-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="4ivlt-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="4ivlt-0-0" style="font-family: inherit;">Hernán iba a un colegio de curas, pupilo, en Almagro. Y todos sus compañeros admiraban locamente al padre Claudio. Pasaban todo el día con él, escuchaban sus consejos, leían los evangelios y la biblia y hablaban de la doctrina social de la Iglesia, de los problemas para consolidar la democracia y de tanta injusticia que había que subsanar por esos años. Era seguidor de la teología de la liberación y tenía un espíritu político muy solidario, incluso hasta había caído preso en las protestas en la dictadura y protegido a varios peronistas exiliados. Era un ejemplo para todos. Si muchos querían tenerlo de profesor en el secundario y seguir aprendiendo todo sobre la doctrina de la Iglesia dedicada a los pobres, una opción de izquierda entre tanto facho.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="8jgr7" data-offset-key="6tvkh-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="6tvkh-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="6tvkh-0-0" style="font-family: inherit;">Entonces el brillo de la sala iluminó la transpiración de la frente de Hernán y comenzó con el relato.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="8jgr7" data-offset-key="4pd20-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="4pd20-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="4pd20-0-0" style="font-family: inherit;">El cura Claudio me enseñó a leer literatura, poesía. Cantábamos canciones de protesta, íbamos a los campamentos, hacíamos fogones y traficábamos por las noches todos esos libros poco santos. Después de repetir las oraciones volvíamos todos juntos a los cuartos.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="8jgr7" data-offset-key="b2k74-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="b2k74-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="b2k74-0-0" style="font-family: inherit;">Un día sentí que tocaba la puerta. Le había pedido que me cubriera para salir de la escuela a una marcha en defensa de la educación pública y por un alumno al que le habían pegado y estaba internado. Y el padre Claudio solía cubrirte en esas cosas. El problema era lo que te pedía a cambio. Pero yo nunca creí del todo que así fuera. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="8jgr7" data-offset-key="8n9hj-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="8n9hj-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="8n9hj-0-0" style="font-family: inherit;">Yo estaba recostado y él se sentó en mi cama. Le pidió a los otros chicos que se fueran y se puso hablar cómo en un confesionario. De lo difícil que era para él la vocación. Pero que había que ser fuerte. Que el Señor lo estaba mirando. Que yo era un poco chico para él. Pero que no tenía que preocuparme tanto. Que para eso estaban los adultos. Que él recién con la docencia encontró su lugar en el mundo y que yo con el tiempo iba a encontrar el mío. Que no me pusiera nervioso. Que tenía que estar calmado, recostado. Que es con la fe cómo se producen los milagros. Me explicó cómo aparece el deseo a mi edad y no podemos contenerlo. Y que con toda esa rabia contenida tenía que hacer algo. Es muy feo tener sensaciones nuevas y no saber lo que nos pasa. Que él me podía ayudar. Que excitarse a veces no es pecado. Pero tenía que ser célibe. Que él también había tenido doce años. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="8jgr7" data-offset-key="e9nam-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="e9nam-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="e9nam-0-0" style="font-family: inherit;">Fuerza hijo, me dijo. Que luchara por la educación pública, que era el último sueño de igualdad que nos quedaba. Que el podía ser mi guía espiritual si lo dejaba. Y que fuera a marchar, que él me cubría. Pero primero debía darle algo a cambio. Lo repetía mientras su mano corría por mi pierna, hasta encontrar al fin lo que venía buscando. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="8jgr7" data-offset-key="6imov-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="6imov-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="6imov-0-0" style="font-family: inherit;">Le pedí que no lo hiciera. Luego mis padres me sacaron de la escuela y mis compañeros nunca me perdonaron que lo hubiera denunciado.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="8jgr7" data-offset-key="6154f-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="6154f-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="6154f-0-0" style="font-family: inherit;">Cada vez había más marchas porque la represión a los estudiantes en las calles seguía, encima el chico al que le pegaron y estaba internado, murió. Si hasta incluso acamparon por días los docentes junto con los estudiantes y partidos de izquierda, y se solidarizaron artistas y cantantes de protesta por el caso. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="8jgr7" data-offset-key="fe47j-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="fe47j-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="fe47j-0-0" style="font-family: inherit;">Hernán se sentía cada vez más comprometido en su lucha y más libre en manifestar sus postulados. Por la paz, por la democracia, por la educación pública. Para que en este país de una vez por todas gobiernen los de abajo. Y para cubrirlo el padre Claudio le pedía cada vez un poco más. Y eran más frecuentes las visitas a su cuarto.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="8jgr7" data-offset-key="ar5hi-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="ar5hi-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="ar5hi-0-0" style="font-family: inherit;">El juicio duró unos veinte años. Y se fueron sumando a la causa los compañeros de colegio que también habían sido abusados y que con el tiempo cambiaron su alegato, y eso ayudó a su condena. Aunque en la Argentina la condena por abuso es de sólo catorce años, y por buena conducta se reduce a la mitad y hasta algún año antes salen, si son vigilados. Pero Hernán igual festejó. Al igual que las organizaciones que defienden los derechos de los niños y el colectivo de mujeres que estaban en la sala y aplaudieron, que uno de los mil casos de abuso sexual a menores que hay y llegan a juicio, haya sido condenado.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="8jgr7" data-offset-key="8mfmc-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="8mfmc-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="8mfmc-0-0" style="font-family: inherit;">El padre Claudio jamás se defendió y su defensa se basó en los testigos que lo conocían del barrio al que se había mudado. Que decían verlo pasear al perro, que era un viejo bueno, que iba a la iglesia y al almacén como cualquiera. Que de ninguna manera podía ser un abusador. Que ni siquiera sabían que era cura. Que no hacía nada raro. Que el pobre no tuvo hijos, pero que lo había deseado.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="8jgr7" data-offset-key="bn618-0-0" style="background-color: white; color: #1c1e21; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="bn618-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span data-offset-key="bn618-0-0" style="font-family: inherit;">De pronto, habló. Cuando lo llevaban esposado. Y el silencio de misa se rompió y empezó a gritar: “Ustedes me condenan a mí, en lugar de condenar a la sociedad. Ustedes no entienden porque no son católicos. Esos chicos están solos. Algo tenía que hacer con tanta rebeldía como la que tenía Hernán. Ustedes no tuvieron los padres que tuve yo. A mí me obligaron. Si no me metía de cura la dictadura me mataba. Él quería ir a las marchas y yo lo salvé de algo peor. Lo sané. ¿Imagínense si se hacía comunista o algo? ¿O por qué creen ustedes que yo me excluí en el celibato?”.</span></div>
</div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-80221849098280905022020-02-02T05:16:00.001-08:002020-02-02T05:16:43.111-08:00La loca del chango<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial;">De verla continuamente en
las calles de Alsina con la mirada perdida empujar el chango, con su frazada
marrón como vestido y su figura flaca y desgarbada de modelo mendiga y detener
el tránsito. Provocando a tanto policía. Cuando se quitaba la ropa en las
esquinas y mostraba su encanto. Y tal vez por eso desapareció un día. Y después
el rumor del embarazo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial;">Pasaron dos años. Solía
caminar la calle Taxot, de Tuyutí a <st1:personname productid="la Avenida." w:st="on"><st1:personname productid="la Avenida. De" w:st="on">la Avenida.</st1:personname>
De</st1:personname> su pasado no había rastro. Parece que ella era de <st1:personname productid="La Perla" w:st="on">La Perla</st1:personname>, Témperley, y no de
Valentín Alsina, y vivía con su tía, que la había abandonado. O se escapó. Al
hospital a recibir violencia obstétrica. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial;">Seguro la culparon por los
golpes en la cara y en los brazos. En los muslos. Por haber tomado alguna que
otra pastilla y por sus dieciséis años. Por la mirada perdida. Por estar
acompañada por un policía todo el tiempo y por el chango. Apenas saber sin
seguridad lo que me dijo un cronista que estaba investigando el caso. Que por
ahí, por la calle Tuyutí había regresado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial;">Y su silueta desgarbada con
frazada marrón volvía a romper la lógica de tantos autos. Porque ya no miraba a
nadie, ni esperaba ser mirada y lo único que quería era empujar el chango.
Lavar la mamadera del bebé, aceptar lo que le daban, doblar la mantilla con
cuidado y cuidar su espacio en la vereda por si acaso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial;">Ya no quería caminar ni
provocar a tanto policía ni mostrar sus atributos ni cortar el tránsito. Quería
que a diferencia de ella, el niño no llorara tanto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial;">Por eso le prometió que lo
llevaría a la placita de enfrente cuando cumpliera los dos años. Había que
cruzar la rotonda por la calle Taxot hacia Remedios de Escalda de San Martín,
pero el miedo la tenía titubeando. Pero se armó de valor y cruzó. Tal vez
atraída por el cartel que decía: “Los únicos privilegiados son los niños”, de
la plaza. Y se lanzó a la aventura de cruzar la calle con el niño en brazos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial;">A la loca del chango se le
cayeron las cosas por cruzar tan rápido. Tanta porquería de las que fue
juntando. Y entonces se le cae la caja de un muñeco que se había robado. Un
bebé hermoso todo blanco. Y se le caen también un trapo sucio, unas
escarapelas, un sachet de leche, un autito roto y unas botellas de vidrio que
se rompen a pedazos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial;">Iban a jugar en la hamaca,
en la calesita, en el sube y baja, en el tobogán. En todos los juegos. Iban a
pedir sándwiches de miga en la panadería de enfrente, y se iban a reír los dos,
comiéndolos en el pasto. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial;">Eran las tres de la mañana
cuando cruzó con el chango porque había menos autos. No había cumplido el niño
todavía los dos años.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial;">Pero se adelantó. Tal vez
porque los padres queremos lo mejor para nuestros hijos y lo mejor estaba
cruzando los autos. Las luces encendían la plaza más que de costumbre. Las
estrellas brillaban como rayos. La panadería a esa hora estaba cerrada y no
iban a comer sándwiches de miga, los dos, en el pasto. Un agente de policía que
estaba de guardia escuchó el ruido a vidrios rotos y por supuesto, paró el
tránsito.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial;">Es que la plaza estaba tan
linda, los juegos, las hamacas, la calesita, el sube y baja, el tobogán, el
pasto. Eso decía cuando la atraparon. Esquivando el ojo abusador del policía
que la había violado. Del que la había violado, no. Del que la llevó al
hospital por pedido de su tía que vivía en <st1:personname productid="La Perla" w:st="on">La Perla</st1:personname> y que a su modo se hizo cargo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial;">Por entonces, cerca de los
tres meses la loca del chango perdió el embarazo. Las hemorragias eran fuertes,
los dolores, las contracciones que no había, el llanto. Después fue internada
en el hospital para hacerse un raspaje y ser atendida. Y después terminó en la
casa de su tía, que nunca quiso mantenerla cuando se murió su madre y otra vez
se le escapó. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial;">Y otra vez se fue tan lejos.
Y una vez más del Chino casi esquina Tuyutí, en Valentín Alsina, robó el
chango. Y otra vez la llevó hasta allí el compañero del policía que abusó de
ella, vecino del barrio. Que sabía perfectamente lo que había pasado. Si
incluso fue él quien le pidió a los dueños del supermercado de la vuelta que no
la denunciaran, que él mismo le pagaría el chango y la leche que llevó. Y
alguna otra cosa que se hubiera robado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial;">Lo de la mantilla para el
bebé, la mamadera, la ropa sucia, la frazada, eran donaciones de los vecinos o
cosas que encontraba a diario. Se las dejaban en el umbral de una casa
abandonada, sin que nadie se acercara demasiado. Excepto el policía que la
abusó, que creyó ver mientras dormía con el bebé. Por eso cruzó apurada a las
tres de la mañana con el chango. Y se cayeron las botellas de vidrio que la
delataron.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial;">Había una denuncia en su
contra por el robo de un muñeco en una juguetería. Cuando le preguntó el
policía qué tenía en el chango. Casi ni contestó. Congelada para la foto del
cronista que investigaba el caso. Y entregó el muñeco como si devolviera un
juguete perdido. Apenas si lo despidió con un beso y le puso la mamadera llena
de leche para que no tuviera hambre entre los brazos. Tampoco lloró. Y a pesar
que el policía que la detuvo y que conocía, la miró con ternura. Cuando le
remarcó varias veces que la estaba ayudando. Sabiendo lo que venía después, se
tapó el cuerpo con la frazada marrón, porque le estaba mirando los pechos
demasiado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-65863211918063951682020-01-29T09:27:00.003-08:002020-01-29T09:27:57.657-08:00La literatura Argentina en el Siglo XXI<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">Los cambios culturales en Grecia, Roma, Edad Media,
Renacimiento, Romanticismo, se producían hasta el siglo XIX, en división de
periodos, teniendo en cuenta que consumían uno o varios siglos. A partir del
siglo XX, los acontecimientos fueron más cortos, conglomerándose estas
divisiones en décadas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">El siglo XX ha sido el siglo de las catástrofes y, el siglo
XXI parece mantener esa vocación para el desastre, salvando que en el siglo
anterior las tragedias eran colectivas y, en la actualidad, el cambio cultural
se plantea como una tragedia individualista, dando lugar a la narración en
primer plano, en primera persona, en lugar de la tercera, usada anteriormente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">A la literatura del siglo XXI se la conoce como “<b>Remodernismo</b>”, es decir, es la
superposición cultural de la cultura libresca con la cibercultura. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">Este proyecto remodernista de la era digital, tiene como
característica destacada la ausencia de una crítica exterior a la obra. Hoy en
día, muchas obras literarias y/o artísticas, que son colocadas por una cadena
de factores entrelazados, legitimados por las redes sociales, entrevistas a
autores, presentación de libros, etc. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">En el plano narrativo y poético contemporáneo, a principios
de este siglo, la tecnología se mezcla con el modo de relato y el discurso
digital, dando forma a la representación de los mismos a través de los medios
multimedia, con las variables de texto, sonido, imagen y videos interactivos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">Los escritores del siglo XXI construyen sus textos en otro
tipo de interiores. Ya no destacan el exterior (la calle, la política, lo
público) sino que cambia el escenario teniendo en cuenta las cosas que les
suceden a los narradores o a sus personajes (la habitación, la casa, el patio,
sus emociones). Es decir, que eligen el “YO” para enunciar sus relatos; como un
pasaje de lo público a lo privado, del exterior al interior. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">Este rasgo vigoriza la escritura desde una posición
intimista de su obra; incluso, en la poesía, muchas veces pueden leerse como
“testimonios” que conllevan procesar situaciones vividas, alternando las
subjetividades con lo preciso de una situación que se intenta expresar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; tab-stops: 85.5pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;"> <o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; border-bottom: solid #A2A9B1 1.0pt; border: none; mso-border-bottom-alt: solid #A2A9B1 .75pt; mso-element: para-border-div; padding: 0cm 0cm 0cm 0cm;">
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: none; line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; padding: 0cm; text-align: justify;">
<b><u><span style="font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%;">Haciendo
historia: Siglo XX, en <st1:personname productid="la Argentina." w:st="on">la
Argentina<span style="color: #222222; text-decoration: none; text-underline: none;">.</span></st1:personname></span></u></b><b><span style="color: #222222; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: none; line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; padding: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">Antes de entender
por si solo el desarrollo de la literatura en el Siglo XXI, en <st1:personname productid="la Argentina" w:st="on">la Argentina</st1:personname>, hay que
comprender que causas fueron las que llevaron a distinguirse o separarse de la
visión mundial, señalando como una de las fuentes principales es poder separarse
de la literatura que provenía de Europa, con mayor precisión de Francia y hacer
lugar a los personajes autóctonos de los circundantes años 20 de la época
moderna.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: none; line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; padding: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">En esa época, surge la polémica de aquella disputa denominada Grupo
Florida-Boedo. El Grupo Florida estaba compuesto por personajes de la élite económica, con base en
la calle Florida; mientras que el Grupo Boedo, ubicada en el sur de <st1:personname productid="la Capital" w:st="on">la Capital</st1:personname>, sobre la calle
homónima, se proclama “anti vanguardista”, más ligados a los problemas sociales
y económicos de las clases trabajadoras, influidos por el modelo realista de
la </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Literatura_rusa" title="Literatura rusa"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">literatura rusa</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, que
proclamaba </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Roberto_Arlt" title="Roberto Arlt"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Roberto Arlt</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, aunque éste se
mantuvo al margen del Grupo Boedo. La polémica Florida- Boedo,</span><span lang="ES-AR" style="font-family: "Arial Unicode MS"; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"></span><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> además de poseer carácter
económico, refleja modos diferentes de concebir la literatura y la escritura;
esto incluye las temáticas tratadas, el lenguaje utilizado, la función social
que cada grupo le asigna a la literatura y los modelos literarios a seguir.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: none; line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; padding: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">Durante la era
modernista del Siglo XX, se destacan escritores como Leopoldo Lugones quien fue
el máximo exponente del modernismo argentino y una de las figuras más
influyentes de la literatura hispanoamericana. Tras algunos empleos menores,
llegó a la dirección de <st1:personname productid="la Biblioteca Nacional" w:st="on">la Biblioteca Nacional</st1:personname> de Maestros; obtuvo el Premio
Nacional de Literatura en 1926 y en 1928 fundó <st1:personname productid="la Sociedad Argentina" w:st="on">la Sociedad Argentina</st1:personname>
de Escritores. Se destaco como poeta, quien luego de conocer a Rubén Darío
realizo un cambio de registro poético para adentrarse en la exaltación de su
gente y su tierra. Su apoyo al golpe de Estado de 1930, la posterior desilusión
que éste le produjo y quizás una profunda crisis sentimental lo llevaron a una
depresión que culminó en su suicidio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: none; line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; padding: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">La idea de esta
descripción es destacar que se inició como un firme partidario de la ideología
socialista, sin embargo, poco a poco, fue absorbiendo posturas más
conservadoras, inclinándose al pensamiento liberal, decididamente hacia la
derecha y acabó convertido en uno de los principales exponentes del fascismo
argentino. Años después, ya consagrado como una de las cabezas pensantes del
movimiento reaccionario austral, colaboró activamente con el golpe de estado
militar del general </span><a href="https://www.biografiasyvidas.com/biografia/u/uriburu_jose.htm"><span style="border: none windowtext 1.0pt; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">José Félix Uriburu</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: none; line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; padding: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">Como narrador,
Lugones sobresalió principalmente por sus relatos fantásticos que pueden
considerarse precursores de los mejores relatos de algunos de los más grandes
cultivadores de este difícil género, como </span><a href="https://www.biografiasyvidas.com/biografia/q/quiroga_horacio.htm"><span style="border: none windowtext 1.0pt; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">Horacio Quiroga</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">, </span><a href="https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/borges.htm"><span style="border: none windowtext 1.0pt; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">Jorge Luis Borges</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;"> (uno de los
mayores admiradores de Lugones) y </span><a href="https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/cortazar.htm"><span style="border: none windowtext 1.0pt; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">Julio Cortázar</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: none; line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; padding: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">Como novelista tuvo
trabajos esplendidos como la “<i><span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">La guerra gaucha”</span></i> que
fue objeto de una versión cinematográfica convirtiendose en uno de los
principales referentes del cine argentino de su tiempo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: none; line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; padding: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">También brilló en
su condición de ensayista, y conferencista sobre el <i><span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">Martín Fierro</span></i> de </span><a href="https://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/hernandez_jose.htm"><span style="border: none windowtext 1.0pt; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">José Hernández</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">, constituyendo un
hito en la interpretación de la literatura gauchesca. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: none; line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; padding: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">A la poesía suntuosa de Lugones, sigue la "sencillista", de
poetas como </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Baldomero_Fern%C3%A1ndez_Moreno" title="Baldomero Fernández Moreno"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Baldomero Fernández Moreno</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> y </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Evaristo_Carriego_(poeta)" title="Evaristo Carriego (poeta)"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Evaristo Carriego</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: none; line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; padding: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">También hay que destacar a Alfonsina Storni, por sus poesías con toque
feminista. De esta poeta puedo citar una frase del libro “Mundo de siete pozos”
donde en 1934, le dedico a su hijo Alejandro:<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<b><i><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">Gimen porque
nace el sol. <o:p></o:p></span></i></b></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<b><i><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">Gimen porque
muere el sol… <o:p></o:p></span></i></b></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<b><i><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">Todo está allí,
apretado en la cuenta, <o:p></o:p></span></i></b></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<b><i><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">donde, pájaro
quieto, aguarda.<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">En la década del
cuarenta aparece una nueva vanguardia de la mano de Juan-Jacobo Bajarlía, junto a </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Gyula_Kosice" title="Gyula Kosice"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Gyula
Kosice</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Edgar_Bayley" title="Edgar Bayley"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Edgar
Bayley</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, Carmelo Arden Quin y Tomás Maldonado entre
otros. Al mismo tiempo, se afirma la figura de Borges, cuestionada por su
presunto «cosmopolitismo». </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ernesto_Sabato" title="Ernesto Sabato"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Ernesto
Sabato</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> publica su primera novela, </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_t%C3%BAnel_(novela)" title="El túnel (novela)"><i><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">El túnel</span></i></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, elogiada y
premiada en Europa. </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Leopoldo_Marechal" title="Leopoldo Marechal"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Leopoldo
Marechal</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> publica varios libros de poesía.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Julio_Cort%C3%A1zar" title="Julio Cortázar"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Julio
Cortázar</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> edita sus primeros cuentos en los </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/A%C3%B1os_1950" title="Años 1950"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">años 1950</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, el primero de ellos por gestión de Borges, y se autoexilia en París.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">El Boom latinoamericano fue un
movimiento literario surgido entre los años </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/1960" title="1960"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">1960</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> y </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/1970" title="1970"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">1970</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, cuando el trabajo de un grupo de novelistas
latinoamericanos relativamente joven fue distribuido en todo el mundo,
preferencialmente en Europa. El
boom está más relacionado con los autores </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Gabriel_Garc%C3%ADa_M%C3%A1rquez" title="Gabriel García Márquez"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Gabriel García Márquez</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> de </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Colombia" title="Colombia"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Colombia</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Julio_Cort%C3%A1zar" title="Julio Cortázar"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Julio
Cortázar</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> de </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Argentina" title="Argentina"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Argentina</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Fuentes" title="Carlos Fuentes"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Carlos Fuentes</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> de </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A9xico" title="México"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">México</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> y </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Mario_Vargas_Llosa" title="Mario Vargas Llosa"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Mario Vargas Llosa</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> del </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Per%C3%BA" title="Perú"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Perú</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">. Era un movimiento considerado "de vanguardia" por ser estos
escritores quienes desafiaron las convenciones establecidas de la literatura
hispánica. Su trabajo fue experimental y, como consecuencia del clima político
de Iberoamérica en la década de 1960, también muy político. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">Aparece el
Centro Editor de América Latina que se convertirá en el centro intelectual de
muchos de los principales escritores y críticos literarios de Argentina,
abarcando a la generación de intelectuales provenientes de </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/1950" title="1950"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">1950</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> hasta </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/1980" title="1980"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">1980</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">, permitiendo </span><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">no sólo el desarrollo intelectual
de muchas generaciones de jóvenes que se iniciaban en la carrera académica,
sino que además fue clave para difundir la literatura argentina a los lugares
más recónditos del país, alternando entre clásicos como el </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Mart%C3%ADn_Fierro" title="Martín Fierro"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Martín
Fierro</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> de </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Hern%C3%A1ndez" title="José Hernández"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">José Hernández</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> y obras un
poco menos tradicionales.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">Después de la
dictadura militar (</span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/1976" title="1976"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">1976</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">-</span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/1983" title="1983"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">1983</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">), se destacan nombres como los de </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Daniel_Moyano" title="Daniel Moyano"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Daniel
Moyano</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ricardo_Piglia" title="Ricardo Piglia"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Ricardo
Piglia</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Puig" title="Manuel Puig"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Manuel
Puig</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, entre otros. Muchos de estos autores habían
comenzado su actividad en los años anteriores a la dictadura; otros aparecen en
los ochenta y noventa para reanudar la discusión literaria. El tono de parodia
de algunos de ellos, la ironía, la fantasía, el realismo y la épica, la
gravedad o la liviandad, el minimalismo y la lírica intimista y feminista
indican las tendencias y tensiones del momento histórico. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">Expresaba Manuel
Puig, en “Boquitas pintadas” en 1969:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<b><i><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">En esa calle de Buenos Aires
los arboles crecían inclinados, tanto por el día como por la noche. Que inútil
humillación, era de noche, no había sol ¿Por qué inclinarse? ¿Habían olvidado
esos árboles toda dignidad y amor propio?<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">Durante el
gobierno de </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Sa%C3%BAl_Menem" title="Carlos Saúl Menem"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Carlos Saúl Menem</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> (</span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/1989" title="1989"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">1989</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">-</span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/1999" title="1999"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">1999</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">), surgen nuevos grupos de autores, alrededor de núcleos de autogestión.
Se organizan lejos del circuito tradicional en galerías, y comienzan el uso de
centros culturales barriales y discotecas. Publican en editoriales pequeñas,
revistas independientes y en la </span><a href="https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Red_(internet)&action=edit&redlink=1" title="Red (internet) (aún no redactado)"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Red</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">. Se
destacan autores como </span><a href="https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Juan_Desiderio&action=edit&redlink=1" title="Juan Desiderio (aún no redactado)"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Juan Desiderio</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Washington_Cucurto" title="Washington Cucurto"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Washington Cucurto</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">
y </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Daniel_Durand" title="Daniel Durand"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Daniel Durand</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">. Después
del colapso económico y financiero de </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/2001" title="2001"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">2001</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> y </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/2002" title="2002"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">2002</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> aparecen e intensifican las actividades
auto gestionadas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b><u><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">El Remodernismo<o:p></o:p></span></u></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">Como explicaba al inicio de este texto, el Remodernismo es
una fuerza heredada del siglo XX, operando bajo las formas del siglo XXI,
seguida por un grupo de artistas, críticos, escritores internautas, que
continúan leyendo textos de la modernidad imperante en el siglo XX.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">En la segunda
mitad de la década de </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/2000" title="2000"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">2000</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, se consolida una nueva generación de
escritores, al mismo tiempo que surgen nuevas voces con escrituras más breves,
experimentales y publicadas algunas a través de Internet, en coincidencia con
la aparición del formato del blog. A este movimiento se lo denominó Nueva
Narrativa Argentina y comienza a tomar notoriedad pública a partir de 2005, con
la publicación de la antología <b>La joven guardia</b>, que significa
la primera publicación que conglomera una buena cantidad de nuevos autores y la
presentación en sociedad de una generación caracterizada por la autogestión y
la organización de lecturas públicas, reivindicando el rol de la literatura
como un acto colectivo, consagrándose nombres como </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Samanta_Schweblin" title="Samanta Schweblin"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Samanta
Schweblin</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Mariana_Enr%C3%ADquez" title="Mariana Enríquez"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Mariana Enríquez</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Patricio_Pron" title="Patricio Pron"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Patricio
Pron</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Mairal" title="Pedro Mairal"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Pedro
Mairal</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, entre muchos otros. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">Para destacar la
diferencia marcada de esta época, como ser la escritura expresando el interior,
mostrando sentimientos que la embargan haciendo el texto con una propuesta de
intromisión personal, cito a Samanta Schweblin, donde en el 2002, en “El núcleo
del disturbio” describe:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b><i><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">No hay remedio que incentive
la alegría cuando todos se han rendido, cuando cada uno, borracho, recorre una
calle diferente, sintiendo que de los hombros cuelgan brazos pesados y de las
manos dedos cuyas puntas parecieran arrastrarse sobre el cemento áspero de una
ciudad que ninguno de ellos ha elegido.<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">Tras la crisis
de 2001 y la impronta nacionalista y populista del </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Kirchnerismo" title="Kirchnerismo"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Kirchnerismo</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, esta nueva generación parece haber dejado atrás algunas de las temáticas
más marcadas de la literatura post dictadura, aunque todavía mantiene un hilo
vincular con la generación de los '90. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">Con los cambios positivos económicos, surge
el mercado de editoriales pequeñas. El abaratamiento general de los costos
debido a los cambios tecnológicos y un cierto recambio generacional y de perfil
de editor dejando atrás el paradigma del editor como gerente de marketing, para
ocupar el rol de editor culto, arriesgado e inquieto. Con el armado de muy
buenos catálogos con un alto nivel de profesionalidad: libros bien hechos, bien
distribuidos, con mucha presencia en la prensa y las librerías e, incluso esas
pequeñas editoriales argentinas, comienzan a tener presencia en España y en el
resto de América Latina. Son beneficiados autores jóvenes, pero también los hay
consagrados. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">Hacia el 2011,
la publicación “Los prisioneros de la
torre”, ensayo de </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Elsa_Drucaroff" title="Elsa Drucaroff"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Elsa
Drucaroff</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> sobre la literatura argentina post
dictadura, significa la primera legitimación académica de los narradores
de <b>La joven guardia</b> y del movimiento literario que generó,
<u>dando lugar a la existencia de una nueva generación: la "nueva
narrativa"</u>.<u><o:p></o:p></u></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">Esta "nueva
narrativa", se presenta como un movimiento colectivo y de participación
donde la influencia de la dictadura parece haberse reducido dando lugar a una
literatura con un compromiso político renovado; destacándose con fuerza temas
como la autobiografía, la influencia de los medios de comunicación, el uso de drogas,
el fuerte vínculo con las redes sociales, la adaptación a las nuevas
tecnologías y una mirada lúdica acerca de la realidad, dentro de un marco
crítico pero sin la desesperanza que teñía el espíritu de las generaciones
anteriores. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">Entre los
autores más relevantes de la actualidad destacan nombres como </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Selva_Almada" title="Selva Almada"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Selva
Almada</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Oliverio_Coelho" title="Oliverio Coelho"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Oliverio
Coelho</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Gabriela_Cabez%C3%B3n_C%C3%A1mara" title="Gabriela Cabezón Cámara"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Gabriela Cabezón Cámara</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_Moreno" title="María Moreno"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">María Moreno</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ariana_Harwicz" title="Ariana Harwicz"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Ariana
Harwicz</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Federico_Falco" title="Federico Falco"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Federico
Falco</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Fernanda_Garc%C3%ADa_Lao" title="Fernanda García Lao"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Fernanda García Lao</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">, </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Luciano_Lamberti" title="Luciano Lamberti"><span style="color: windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR; text-decoration: none; text-underline: none;">Luciano
Lamberti</span></a><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;">. La literatura del interior es tan antigua y
prolífica como la literatura de Buenos Aires, con la diferencia que los
escritores provincianos, por su acceso restringido</span><span lang="ES-AR" style="font-family: "Arial Unicode MS"; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"></span><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-language: ES-AR;"> a las grandes editoriales y
a los medios de comunicación masivos, son mucho menos conocidos que los
escritores metropolitanos como es el caso del santafesino </span><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: 1pt none windowtext; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%; padding: 0cm;">Juan José Saer; María Gainza,
Ricardo Piglia, Samanta Schweblin, </span><span style="font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%;">César
Aira, <span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: 1pt none windowtext; padding: 0cm;">Juana Bignozzi </span></span><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%;">y <span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-bidi-font-weight: bold; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">Rafael Spregelburd.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">Dando testimonio propio de esta vuelta de
rosca de la ciber literatura, puedo citar grupos de escritores que se abren
camino divulgando su trabajo de la manera que se presente: invitaciones en las
redes de comunicación, paginas sociales, participando Festivales, antologías;
colectivos de escritores y bares literarios exponiendo sus obras entre colegas
independientes, participando activamente en Encuentros y Concursos tantos
nacionales como internacionales; auto editando sus propios libros. Uno de esos
grupos a la cabeza del escritor Juan Botana, Lidia Putterman, Liliana Fresco,
Gabriel Díaz, María Eloísa Arguello, Raúl Ezcurra, Pablo Funes y yo, Susana
Rebequi, entre otros, trabajamos para hacernos escuchar, y exhibir nuestra obra
a la valoración de nuestros pares y público en general.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">Por ejemplo, en el Gran Buenos Aires, se
formo “Colectivo de Poetas” cuyo fundador es Juan Botana, vamos llevando la
nueva narrativa a aquellos lugares donde nos habiliten. Como este caso, existen
muchísimos más que se distribuyen a través de todo el país.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;">Les comparto un texto de este escritor del
sur del Gran Buenos Aires:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b><i><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; color: #1c1e21; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%;">"Banfield es una
esquina, una historia de tantas. De amor y de engaño, de horror tal vez.
Desolada, triste, perdida. Que me cuesta contar. Porque hay historias que uno
lleva mordidas en la garganta y las lleva durante mucho tiempo, hasta que un
día siente que las debe escribir, aunque al hacerlo traicione el relato
prestado de los retazos de vida de muchos conocidos, aunque les cambie los
nombres".</span></i></b><b><i><span style="font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;"><o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: 1pt none windowtext; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%; padding: 0cm;">Me
tomo el atrevimiento de colocar un texto propio, escrito en una tarde desolada
dentro de las cuatro paredes de mi hogar:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<b><i><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; color: #1c1e21; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%;">“Sola, en el comedor,
tomando mate frío, a media luz, con la tele de fondo y los pensamientos
volando; dando rienda suelta a no sé qué, <span class="textexposedshow">pero recorren el espacio a puntillas, como para no
despertarme en este reposo de ansiedad que socavo despacio...” </span></span></i></b><span class="textexposedshow"><i><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; color: #1c1e21; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%;">(Susana Rebequi)</span></i></span><b><i><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: 1pt none windowtext; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%; padding: 0cm;"><o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: 1pt none windowtext; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%; padding: 0cm;">Cerrando el tema, el Remodernismo no es más que reminiscencias culturales
del modernismo incorporado a la habilidad de proyección que posee el ciber
espacio y sus programas multimedia, para administrar las relaciones y la
difusión masiva de aquello que se quiera dar a conocer pero trabajando la
postura en primera persona, con demostraciones constantes de nuestro interior
más que de la coraza exterior que la ornamenta, teniendo en cuenta que hoy, el escritor, en el género en que se
mueva, debe generar la autosuficiencia
para buscar los nexos para hacerse conocer.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b><u><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: 1pt none windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; line-height: 150%; padding: 0cm;">El rol de la
escritora argentina del Siglo XXI<o:p></o:p></span></u></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: 1pt none windowtext; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%; padding: 0cm;">Dentro del Siglo que estamos transitando, las mujeres han surgido mas
allá del ámbito domestico, buscando igualar su condición social en un ambiente
preparado solo para el sexo masculino.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: 1pt none windowtext; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%; padding: 0cm;">De la mano de movimientos feministas, la mujer mostro la faceta
intelectual que posee, desmitificando el modo en que la familia, el Estado, las
religiones, los medios de comunicación siempre intentaron naturalizar la
jerarquía a favor del hombre, quitándole visibilidad al aporte femenino; aporte
que aun sigue pidiendo espacios en algunos sectores, como ser el cuidado
familiar, la sexualidad, la violencia de género, el empleo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: 1pt none windowtext; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%; padding: 0cm;">Estoy en condiciones de citar a la escritora Selva Almada. Ella en el
2012, cobra gran prestigio con su primer novela “El viento que arrasa” (obra
que fue traducida a varios idiomas), donde argumenta la sugerencia a los
silencios. También en “Chicas muertas” (crónica de no ficción), la autora
describe varios femicidios ocurridos en distintas provincias argentinas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: 1pt none windowtext; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%; padding: 0cm;">Almada en “El viento que arrasa” cita lo siguiente:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: 1pt none windowtext; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%; padding: 0cm;">“…y esos
errores volvían de vez en cuando, la perseguían como una ligera y persistente
nubecita de moscas zumbonas...”<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: 1pt none windowtext; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%; padding: 0cm;">En el caso de Claudia Piñeiro en su novela policial “La viuda de los
jueves”, se atreve a hablar de la decadencia social que arrasa con los estilos
de vida en la actualidad. Se lo puede conceptualizar en uno de sus párrafos:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: 1pt none windowtext; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%; padding: 0cm;">“…error de
muchos de mis vecinos fue creer que se podía vivir eternamente gastando tanto
como se ganaba…”<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: 1pt none windowtext; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%; padding: 0cm;">Dentro de las obras de la autora Luciana Peker quien, en su primer libro
“Soy Sabrina, soy Santiago” se especializa en género o, en “la revolución de
las mujeres” hace mención a la violencia de género y el “ni una menos”. En el
primer texto citado nos cuenta:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: 1pt none windowtext; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%; padding: 0cm;">“…me dicen
SaSa porque no me siento ni Sabrina ni Santiago: no soy ni hombre ni mujer...”<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: 1pt none windowtext; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%; padding: 0cm;">Dentro de mi categoría, pudo auto citarme en el poema “Como él”, cuyo
relato es describir la posición de mi padre con respecto al rol de la mujer y
el trabajo, mitificando que por serlo, no todos los empleos estaban justificados.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">Quería aprender lo que hacia él,<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">de la misma manera,<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">tan detallista y certero.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">pero me dijo que no,<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">que no era trabajo para una mujer.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">Muchas veces le pedí que me enseñara<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">a utilizar la dobladera, el telar, el cartón<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">y la tela que usaba para enlomar.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">Me mando a estudiar.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">dijo que no era tarea para mujer.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">Yo quería ser como él.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">y darle forma a esas hojas<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">que se fusionaban en libros.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">hacer las tapas de cuero, dorar a la hoja,<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">curar las páginas rotas.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">Pero no, no era trabajo para una mujer.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">Simplemente lo miraba<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">encuadernar lo que fuera,<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">sea fascículo, tesis o agenda<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">y estudiaba sus movimientos<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">porque no me explicaba nada.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">Yo quería ser como él.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">Pero eso él, no lo deseaba.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">y se fue sin enseñarme su arte.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">Yo quería ser una artista<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">con las manos, como lo era él.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">Pero Papá dijo que no;<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; vertical-align: baseline;">
<span lang="ES-AR" style="color: #201f1e; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; mso-ansi-language: ES-AR; mso-fareast-language: ES-AR;">no era trabajo para una mujer.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: 1pt none windowtext; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%; padding: 0cm;">Por ende, todas estas situaciones aun signadas de conflictos, siguen
buscando conquistar su lugar, en un futuro inmediato, con carácter igualitario
a favor del sexo femenino.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: right;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: 1pt none windowtext; font-family: Arial; font-size: 10.5pt; line-height: 150%; padding: 0cm;">Susana Claudia Rebequi, </span><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; border: 1pt none windowtext; font-family: Arial; font-size: 10pt; line-height: 150%; padding: 0cm;">Buenos Aires _Argentina</span><span style="color: #002060; font-family: Arial; font-size: 10.0pt; line-height: 150%;"><o:p></o:p></span></div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-54652382495984997622018-11-18T14:59:00.000-08:002018-11-18T15:00:13.440-08:00La vida de un pueblo<div class="MsoNormal">
<st1:personname productid="LA VIDA DE" w:st="on"><st1:personname productid="LA VIDA" w:st="on"><span style="font-family: "arial";">LA VIDA</span></st1:personname><span style="font-family: "arial";"> DE</span></st1:personname><span style="font-family: "arial";"> UN PUEBLO<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">se parece a la mía.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">Una vida tranquila,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">De mochila al hombro,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">de salir a la ruta<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">y escribir la vida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">Un perro que ladra,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">la gente que pasa,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">la iglesia y su esquina.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">Un banco de plaza,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">El centro cerrado,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">se pasan los días.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">La vida de un pueblo<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">se parece a la mía.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">Una vida distinta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">De mate en la mano,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">de salir a la puerta<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">y escuchar que silban.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">Un tren que no sale,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">la barrera baja,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">la siesta de tarde,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">un cine teatro,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">la murga que ensaya,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">¡Buen día vecina!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">La vida un pueblo<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">se parece a la mía.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">De calle empedrada<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">y sin autopista.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">De puertas abiertas,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">de vuelta al trabajo<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">y otra vez sin prisa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">Una comida rica,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">el amor para siempre<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">el sol que ilumina.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">De andar casi ciego,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">como el perro del Cholo,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial";">que ve si lo miran.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 9.0pt; text-align: justify;">
<br /></div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-24906751051671389132017-07-09T18:09:00.000-07:002017-07-10T03:07:24.631-07:00Hojas en otoño (o parque)¿Qué cosas son estas?<br />
<div>
Las de leer un poema</div>
<div>
una tarde de sábado</div>
<div>
a una chica en un parque</div>
<div>
que nunca besé.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
La de hacerlo por meses</div>
<div>
y seguir haciéndolo.</div>
<div>
Incluso la tarde</div>
<div>
que mirando al lago</div>
<div>
me dejo de ver.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
¿Qué cosas son estas?</div>
<div>
Que hacen que un poema sea más que uno.</div>
<div>
Y confunda con lágrimas</div>
<div>
las letras azules</div>
<div>
que tiene un papel.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Como si la memoria </div>
<div>
borrara el recuerdo.</div>
<div>
Y se lleva los besos</div>
<div>
en las hojas que caen</div>
<div>
de otoño otra vez.</div>
<div>
<br /></div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-19608889262286159072016-02-11T12:13:00.000-08:002016-02-11T12:13:12.091-08:00Le gusta<br />
<div class="MsoNormal">
LE GUSTA
escuchar mi amor,</div>
<div class="MsoNormal">
una canción,</div>
<div class="MsoNormal">
el silbido del
aire,</div>
<div class="MsoNormal">
nadie.</div>
<div class="MsoNormal">
Antes de
dormirse escuchar mi voz.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Le gusta.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Le gusta
escuchar mi olor,</div>
<div class="MsoNormal">
el sabor a la
leche,</div>
<div class="MsoNormal">
el agua que
cae,</div>
<div class="MsoNormal">
Male.</div>
<div class="MsoNormal">
Antes de
despertarse,</div>
<div class="MsoNormal">
saber que
estoy.</div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-87539339753813351972016-02-08T10:52:00.000-08:002016-02-08T10:52:13.135-08:00Los árboles<br />
Habla con el cielo,<br />
las flores, el árbol.<br />
Habla por sus sueños<br />
todavía sin miedo.<br />
Habla como puede<br />
con apenas un año.<br />
Habla como quiere "toe"<br />
todavía sin riesgo.<br />
Leve,<br />
como una nube<br />
de sombra y silencio.<br />
Leve;<br />
como el perfume;<br />
como un molino,<br />
como las hojas<br />
sacuden al viento.Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-81274036853954031492016-01-30T19:34:00.002-08:002016-01-30T19:34:49.610-08:00Senegal<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡ÉL
NO ERA ALEGRE! Ni siquiera demasiado demostrativo. Era un senegales de unos
veintidós años, no más, de sonrisa blanca y tímida y ojos color negro, que
miraban para abajo cuando se le apareció de nuevo la señora Basilia, y le
compro todos los relojes que llevaba en la valija, y como le pareció
insuficiente el dinero que le cobraba, le pidió que fuera a buscar más. Y
Handré salió corriendo hasta el quiosco de flores donde escondía la mercadería por
si de improviso caía la brigada y le levantaba el puesto (aunque éstas cosas se
avisan), y le vendió la mercadería de tres valijas no de una. ¡De tres! Poco
más que la abrazó, se persignó y se arrodilló ante ella, y como si se tratara
de un ángel salvador venido del cielo le besó las manos. Basilia le pidió que
por favor no lo hiciera, que no sea loco, que estaban en la calle, que los
estaban mirando, que no hacía falta, que ella no tenía nada que ver. Que la
mandó su patrona a comprarle los relojes. Que quería ayudarlo. Handré ahora sí
la abrazó agradecido, y sin contar el dinero lo guardó en la riñonera y se fue
de raje a rendirle cuentas a su jefe Lourenco, contento y cantando en perfecto
francés cuando de pronto se le escapó un: <i>“Olé,
olé. Olé, olé. Todos los negros tomamos café”</i> y se echaron a reír los otros
vendedores ambulantes de cuanta cosa se les ocurra ocupando las veredas de Av.
Pueyrredon y Av. Corrientes en la zona del Once. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Handré
era alto y flaco, tenía físico de deportista y de haber tenido chances hasta
podría haber sido modelo, pero no. Tampoco tenía un oficio del cual jactarse,
aunque sabía algo de plomería, un poco de electricidad y algo de albañilería
pero nada más (se las rebuscaba como quien dice). La suerte en cambio lo trajo
a la Argentina por un aviso de una ONG que buscaba jóvenes emprendedores con
ganas de trabajar en ventas en el país, y una vez en Buenos Aires, después de
un curso de español de casi tres meses que le dieron, se topó con Lourenco. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Lourenco
Balscez era paraguayo de nacimiento, pero se crió al sur de Brasil y era una
mezcla rara de Triple frontera. Macanudo sólo por las buenas. Chanta por donde
lo mires. Pícaro y entrador por demás. Supo hacer plata trayendo mercadería desde
Uruguayana en los años 80 de muy joven; y ahora ya grande hace lo propio desde
Ciudad del Este. Hace treinta y cinco años más o menos se estableció en la
Ciudad de Buenos Aires en la zona del Once, Almagro y Villa Crespo y no se fue
más. Esto desde que se casó con una argentina que conoció un verano trabajando
vendiendo remeras de Bob Marley y de Peter Tosh y escribiendo tu nombre en un
grano de arroz en <i>Barra da Lagoa</i> en
Floripa, y agarró sus cosas que no eran muchas y se vino para acá. Nunca fue
muy apegado a su familia natal y no era mucho de extrañar, y como siempre
estaba en busca de nuevas aventuras, qué más daba; aunque ahora no tanto.
Actualmente es un empresario que maneja locales en galerías cerradas que se
arman al estilo saladita, pero la plata grande la gana con la venta ambulante,
dando trabajo principalmente a inmigrantes peruanos y ahora africanos, desde
que se le ocurrió esta genialidad de poner una aviso en una ONG medio turbia
que trae gente de Senegal. Y por supuesto, arreglando con la cana y con
migraciones.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Señor
Lourenco! ¡Mire! Toda esta plata la gané para usted.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Ya
te dije, Handré, lo que ganes es para vos. No para mí. Para vos. ¡Vos trabajá
para vos! ¡Para vos! Yo ya estoy hecho. Yo te doy la oportunidad. Nada más que
eso. A mí no me debés nada.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Vendí
las tres valijas que tenía con relojes. ¡Las tres! En una mañana.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Pero
cómo hiciste? Si hace tres semanas que te puse en esa esquina y hasta ahora te
habían comprado nada más que 10 relojes. ¡Eso sí! Las minas te miran todas y
encima vos les ponés carita de tímido para conquistarlas. Pero comprar…, lo que
se dice comprar, no te compran un puto reloj las guachas. ¿Contame cómo fue?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Hay
una mujer rubia, muy buena, de ojos muy claros, que se llama Basilia. Me parece
que es paraguaya, así como usted. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Hermosa
mujer entonces!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-De
unos sesenta y pico de años, que trabaja se ve en la casa de alguna mujer de
plata y me dijo que me quería ayudar. Había venido otras veces, siempre por la
mañana, y yo le conté un poco acerca de mi país, la <i>République du Senégal</i>. Le conté que su nombre se debe al río
Senegal, que marca la frontera este y norte del país, que limita con el océano
Atlántico al oeste, con Mauritania al norte, con Malí al este, y con Guinea y
Guinea-Bisáu al sur. Gambia, en cambio, es otra cosa, forma un enclave virtual
dentro de Senegal, siguiendo el río Gambia durante más de 300 km tierra
adentro. Las islas de Cabo Verde se encuentran 560 km mar adentro, frente a la
costa senegalesa. La población del país se estima en aproximadamente 13
millones de personas. El clima es tropical con dos estaciones, una seca y otra
lluviosa. En cambio acá, el clima es más húmedo.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Paraá…
Handré, que no te estoy escuchando! ¿…Qué me dijo señor? -Si venden jueguitos
de Play 2-. SI, claro, en el local 4. Igual recorra toda la galería que tenemos
también ropa deportiva <i>Nike</i>, <i>Adidas</i>, <i>Columbia</i>, <i>The North Face</i>,
lo que quiera. Todo para la dama y el caballero. Por si quiere hacer algún
regalito, o para usted le digo. ¡Entre, entre! Con confianza, sin miedo. No sea
tímido.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Perdoná,
Handré, ¿qué me estabas diciendo?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-…Que
el clima acá es más húmedo. Que Dakar es la capital de Senegal y que yo vengo
de allí y es la que le dio el nombre al <i>Rally</i>
que ahora se corre en la Argentina y Bolivia.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿De
qué estás hablando, Handré? </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Lo
que le contaba a la señora Basilia. La que me compró todos los relojes. De eso
estoy hablando.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Eso
le contás a los clientes? Por eeso no vendés un joraca. ¡Los aburrís!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Pero
a ésta le vendí? </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Eso
es verdad, ahí me cagaste. Dividamos la guita y a seguir vendiendo que parece
que hoy es tu día de suerte y hay que aprovecharlo. Quién te dice. Vamos,
llevate otras tres valijas, como te gusta decirle. Yo los llamo portafolios.
Todo primeras marcas, observá: <i>Gucci</i>,
<i>Rolex</i>, <i>Tag Heuer</i>, <i>Bulgari</i>, <i>Breitling</i>, <i>Calvin Klein</i>, <i>Cartier</i>, <i>Chanel</i>, <i>Tomy Hilfiger</i>, <i>Michael Kors</i>.
Nada de relojes cualunques: <i>Omega</i>, <i>Adidas</i>, <i>Nike</i>, <i>Tressa, Casio</i>, <i>Seiko</i> y <i>Citizen</i>, que esos los vende cualquiera.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡Vamos,
Handré, andá! <i>¡Boas ventas!</i></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Muchas
gracias, Lourenco, nos vemos mañana. <i>“Olé,
olé. Olé, olé. Todos los negros tomamos café”, </i>se fue cantando. Y se paró otra
vez en la esquina de Pueyrredon y Corrientes, con la mirada menos baja ahora.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Pasó
una semana y el golpe de suerte que supo tener parecía no volver a repetirse,
no había vendido más que unos 15 o 16 relojes durante esos días (aunque fueran
todos de primeras marcas) y la ganancia que recibía a cambio no alcanzaba para
la comida, darle la viva que le correspondía a Lourenco y pagar la pieza que
regenteaba Jose, el Tiburón, un peruano de rulos parecido a Dieguito Maradona
cuando era joven, que andaba siempre vestido con buzo y pantalón de gimnasia
del equipo de Boca y que se dedicaba principalmente a la venta de <i>cds</i> y <i>dvd </i>truchos por el Bajo Flores, también amigo de Lourenco. El mismo
que le ofreció ponerle un puesto en la feria de Castañares a unas cuadras de
Carabobo saliendo de la villa. Pero Handré no mordía la mano al que le daba de
comer y era fiel a Lourenco, y a esa esquina de sol y gente que lo miraba más
por su aspecto parecido a Usain Bolt o a Michael Jordan que para comprarle un
reloj. Hasta que se acercó una mujer de no más de cuarenta y cinco años, rubia,
fina, muy mona, vestida con ropa de gimnasio, pelo planchado, zapatillas
originales, no como las que él usaba y se vendían en la calle o en las
saladitas, y le dijo:</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Acercándose
despacio a su oído le dijo: <i>¿Parlez-vous
francois?</i></span></div>
<div class="MsoNormal">
<i><span lang="ES">-Bien. Trés bien, </span></i><span lang="ES">contestó.<i><o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Y
al ver que se ruborizaba temió incomodarlo y fue más directa: “Necesito los
mejores relojes que tengas. Todas primeras marcas. Son para regalar como <i>souvenir</i> en una fiesta que voy a dar el
sábado en mi casa”.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Pero
cuántos?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No
importa tanto eso. Los que te entren más o menos en tres <i>ataches </i>como éste que tenés acá. Andá a buscarlos que te los pago
ahora, que tengo 15 minutos antes de ir a mi clase de pilates a un departamento
a unas pocas cuadras de acá. Iba a enviar a mi empleada, Basilia, pero esta vez
preferí venir yo, hoy, personalmente, para conocerte.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">A
Handré no le daban las piernas para ir a buscar los relojes. Y otra vez hasta
el quiosco de flores donde los guardaba. Y otra vez cantando el: “<i>Olé, olé. Olé, olé. Todos los negros tomamos
café”. </i>Y otra vez ganarse la confianza de su jefe Lourenco y el respeto de
todos. Y otra vez pagar las deudas. En portuñol otra vez: <i>“Boas ventas</i>”.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Con
guiño de nariz le dijo: ¡Chauu, Handré! ¡Graciaas! </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Sabe
mi nombre?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Y
que sos de Dakar también. Basilia, me contó. Nos estamos viendo. <i>“Mercy… Au revoir”<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Su
nombre es?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-…Andrea.
Andrea es mi nombre.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡Andrea, Andre…,
Handré!, quedo regulando. En el suspiro húmedo de un beso en la mejilla como
despedida que inflama, como la alergia que dejan los nogales. Pasaron los días
y no volvió a verla. Las mañanas lluviosas. Hasta que uno de esos días en los
que el cielo se te pone negro de pronto sobre la cabeza y te nubla, se le
apareció Basilia diciendo que su patrona estaba muy enojada con él, que muchos
de los relojes que le había vendido no andaban y que por tal motivo quedó
pésimamente con muchos de sus invitados que se llevaron como obsequio un reloj
de la fiesta que había dado el sábado pasado en su casa. Handré no sabía dónde
meterse. Decía que no podía ser. Que la mercadería era de primera. Que Lourenco
la entraba vía Paraguay, pero que la importaba directo de China y Sri Lanka.
Que eran los mismos fabricantes que confeccionan para las mejores marcas. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">En ese momento lo
único que quería era disculparse con Andrea. Handré sintió un nudo en la
garganta que ató su sonrisa tímida al verla a Basilia. Entonces perdió toda
verguenza. Iba repitiendo a gritos que los relojes andaban, que tenía que
creerle. –No te preocupes, Handré. No te pongas mal. Mi patrona dice que vayas
esta tarde a la casa, que te va a estar esperando y que con una explicación
sincera se soluciona todo-. Por supuesto que iré, le dijo. –Acá tenés la
dirección-. Después, estando solo, y
cuando Basilia ya estaba lejos. Todavía lo repetía: “los relojes andaban”.
Jamás tuve una queja. ¡Jamás!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Caminando
derecho apurado por Av. Pueyrredon después de doblar por Av. Alvear, llegó
hasta Posadas casi esquina Schiaffino como le había indicado la señora Basilia,
a metros del <i>Palais de Glace</i>.
Creyendo que la distancia de Av. Corrientes hasta Recoleta era incluso más
cerca. Mientras el sol del otoño después de la lluvia intensa transpiró de
blanco su camisa violeta. Tocó el timbre con miedo, tuvo que pasar una cámara y
una garita de seguridad para recién después ingresar a la casa. En su vida
había estado en una casa tan grande, tan segura, tan fina, tan alta, tan linda.
Llevo una valija con relojes de repuesto por si tenía que cambiarlos y
herramientas para arreglarlos por si fuera necesario. Bajo ningún concepto
quería quedar mal con su mejor clienta. ¡Andrea, Andre…, Handré!, balbuceó su
boca ni bien le abrió la puerta. Ni siquiera se animó a saludarla. Bajó la
mirada como habitualmente hacía ante quien es blanco y le paga. Temía que
aquel: <i>¿Parlez-vous francois?</i> tan
suave, que escuchó de su boca, no volviera a repetirse en su oído. Tomó los
relojes que no funcionaban y comenzó a revisarlos uno por uno cuidadosamente.
Lo tranquilizó saber que de los 600 apróximadamente que le había vendido, no
eran más que unos 30 los que no funcionaban.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-
Yo mientras hago mis ejercicios de pilates, le dijo. ¿No te molesta, no?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No,
para nada, contestó Handré, sin sacarle por un segundo los ojos de encima a los
relojes.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Me
quito la remera para estar más suelta. ¿Te incomoda?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Está
bien el aire acondicionado así en 24° o querés que lo baje?, murmuró.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Así
está bien, respondió, sin siquiera saber lo que estaba diciendo.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Hiciste
alguna vez pilates?, le dijo.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿En
tu país no lo hacen?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Ummm…
No sé. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Tenés
miedo de mirarme ahora. Estás avergonzado por lo que pasó con los relojes.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Un
poco.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Pero
para mí andaban.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Puede
ser… Jamás los probé. Quería que vinieras.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Ayudame
con este ejercicio que no puedo sola. Acercá tu pecho a mi espalda. ¡Estás todo
sudado! Sacate la camisa si querés. ¡Qué calor, no! Pasá tus brazos por debajo
de los míos y sosteneme como si fuera una toma. Ahora incliná tu cuerpo hacia
atrás y llevame con vos hasta tocar con la punta de tu cabeza la colchoneta.
Ahora muy despacio balanceate hacia adelante. ¡Despacio, Handré! ¡Más despacio,
sabés! No te preocupes si me rozás los pechitos. Es normal exitarse con estos
ejercicios. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Mientras
la cara de Handré comenzó a ponerse cada vez más pálida por los nervios y el
roce. Y ella no pudo mirarlo porque estaba de espaldas.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Y
él comenzó a calentarse. Y ella que ya un poco lo estaba.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Y
le pidió que repitiera el ejercicio unas cuantas veces casi como una orden. Y
él insitió otra vez con el tema de los relojes.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Y
ella le dijo que no importaba. Que era mentira que no andaban. Que quería que
viniera. Que era por eso. Que se relajara.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Y
él no podía escucharla con la música tan fuerte y le pidió que la bajara.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Qué?
¿No te gusta? Si es la canción de tu país: <i>“Sene
Sene Sene Sene Senegal. Sene Sene Sene Sene Senegal. Diz pováo Senegal regiáo”,
</i>le canturreó al oído<i>. </i>No sabés como
la bailaba cuando tenía más o menos tu edad en un <i>pub </i>de Belgrano. Es de Olodum, un grupo brasilero. ¡Bailemos!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">–No
lo conozco- </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Pero
a mí sí me conocés. ¿O querés conocerme mejor?, preguntó.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Y
ella se dio vuelta de golpe y le clavó la mirada, y siguieron haciendo, el
mismo ejercicio, mirándose a la cara. Hasta que el calor fue más que sofocante
y él no aguantó no besarla. Y cerró sus ojos negros con miedo sumiso esperando
el sopapo. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Y
ella tardó unos segundos, lo miró otra vez fijo y le dio una cachetada. Y
cuando él: con vergüenza morena quiso separarse y bajó la mirada. Ella empezó a
besarle el cuello acaloradamente y después los pectorales y terminó en la
espalda. En la cintura ya estaba. Y sin dejar de hacer nunca el ejercicio, besándolo,
le quitó la ropa que para entonces sobraba. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Handré
se fue de la casa con los 600 relojes recuperados que le había vendido. Andrea,
se los devolvió. –Tomá. Son tuyos, le dijo. Yo no los necesito. Llevalos como
agradecimiento o algo así-. La historia se repitió por unas cuantas semanas. El
iba siempre con la excusa de realizar algún arreglo en la casa. La idea tenía
algo que lo perturbaba. No. Sí, se
preguntó varias veces. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Iba
Basilia al puesto por la mañana una vez por semana. Le compraba tres valijas
repletas de relojes. Después Handré visitaba a Andrea en los horarios que ella
le indicaba, generalmente de tarde, cuando no estaba el marido, y se volvía
luego con los mismos relojes. Lo hacía como agradecimiento o algo así. El
problema es que Lourenco creía que efectivamente los estaba vendiendo, y cada
vez más entusiasmado con esta situación, no paraba de darle más portafolios de
primeras marcas a su vendedor estrella. Y ya no sabía dónde mierda meterlos.
Los guardaba en la pensión debajo de la cama. Con lo que Handré tenía más
relojes de los que efectivamente podía vender. Y no sabía qué hacer. La idea
tenía algo que lo perturbaba. Decí que por suerte en el mundo de los negocios y
la venta ambulante, la lealtad se paga igual que se gasta, taca taca; y la
fidelidad que decía jurarle a su jefe Lourenco se fue como un polvo de tarde de
abril casi esquina Schiaffino por la Recoleta, cuando le ofreció el Tiburón un
localcito en la feria de Castañares los fines de semana en el Bajo Flores. -Nada
de estar en la vereda. Te hablo de una estructura armada; bien; adentro, en la
feria; con media sombra y todo. En el mismo lugar donde paran los puestos de
comida peruana, las peluquerías, las tiendas de zapatos, los electrodomésticos,
la <i>bijou</i>. Te va a ir muy bien. ¡Vas a
ver! Ahí no te jode la cana ni nadie. Está todo arreglado. Te movés como local.
Yo te cubro. ¿Me entendiste, no? En la feria oficial, no en la paralela que se
monta en la calle, te digo. ¿Qué me decís? ¿Aceptás o no? Si la mercadería ya
la tenés. Y este laburo no es con <i>stock</i>.
La merca que no se vende, quema. ¿Qué me decís? ¿Aceptás?- </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Sí.
No, se preguntó varias veces. Hasta que aceptó. Si podía trabajar en los dos
lugares y ya no sabía qué hacer con tantos relojes.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Hola Andrea. Soy
Handré. Pero no me están dejando pasar- La notó, rara, o a lo mejor: nerviosa.
Como queriendo que se fuera. Pensó que a lo mejor llegó de improviso su marido
y por eso la forma. A lo mejor le molestó que la última vez que estuvieron
juntos tenía más ganas de conversar que de hacer los ejercicios de pilates para
terminar en la alfombra. Que siempre se la cogía igual y se había aburrido. Que
ya no quería gastar tanta plata en relojes. Que efectivamente volvieron sus
hijos de las vacaciones. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Cuando el seguridad
de la casa le entrega una nota con un pedido celoso manuscrito por ella y debía
cumplirlo, indicándole que fuera de inmediato a una dirección a unas pocas
cuadras de allí. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Handré bajó la
mirada como habitualmente hacía ante quien es blanco y le paga. Sobre la calle
Quintana altura 223 entre Rodríguez Peña y Montevideo, con balcón terraza, en
el último piso. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡<i>Aló</i>, Adriana! Ahí te lo mandé, no sabés,
es un bombón Handré. A ver si se te va un poco esa angustia eterna que te tiene
penando. ¡Ponete linda, sabés! Al pedo, te lo digo. Porque vos más linda no
podés ser. Y no entiendo cómo con tus 27 años te las pasás llorando que todavía
no tuviste hijos y que tu marido no está casi nunca en tu casa. Si desde que se
metió en la política se la pasa de reunión en reunión, y ahora resulta que se
van con el mío que le maneja la seguridad a Humahuaca al cierre de campaña de Mauricio.
¿A vos te parece? Que tendría que decir yo. Si tampoco lo veo mucho. Salvo
cuando voy a buscarlo rara vez al trabajo y me saca de su oficina lo más rápido
que puede. Si siempre llega tarde a la noche y se va temprano a la mañana y
casi que tampoco lo veo. Y mis hijos peor: ya no me dan ni bola, excepto para
pedirme plata rara vez, porque para eso lo tienen al padre. Todavía viven en
casa pero es como si no lo hicieran. Delfi se la pasa con su exitosa carrera de
modelo, y Agustín entre la facultad y el <i>rugby</i>
está más en casa de amigos que en la mía. Vamos a ver hoy a la noche cuando
vuelvan de vacaciones de Cariló si se dignan a preguntarme como estoy. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Pero lo que importa
ahora sos vos, linda. El moreno es un sol. ¿No sabés? Es senegales. Te cuenta
un poco de su país, pero vos lo cortás y listo; medio de memoria lo cuenta,
porque se ve que todavía muy bien el castellano no lo habla. Es de pocas
palabras y parece tímido o se hace, pero cuando lo franeleas un poquito es un
fuego. ¡Qué querés! Tiene 22 años. Está más para vos que para mí. ¡Aah… y
cuando te coge, no sabés; aaah, te hace ver las estrellas! Te pinta el
cielorraso como dicen los grasas. ¡Je, je! ¡Qué rea me salió! Es que te pone
así. Tenés que probarlo. Cometelo por mí, que yo ya no puedo.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-A-dri-a-n-a! Soy
Handré. Me mandó Andrea. Me dijo que necesitaba algo. No sé.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Hola! ¿Cómo estás,
Handré? Le digo al encargado que te haga pasar enseguida. Subí por favor por la
puerta de servicio. Por seguridad claro.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-<i>Mercy</i>.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Hablás francés?-.
Fue lo primero que le dijo ni bien le abrió la puerta. Después lo saludo con un
abrazo y un beso en cada mejilla. Bien parisino. Y casi que le da otro al
costado de la boca. Es que nunca había podido dominar sus impulsos. Y hace
tanto que no lo hacía. Pero ya Handré no se ponía blanco de vergüenza cuando
una mujer hermosa y con plata lo avanzaba al mirarlo, apenas un poco colorado,
no más. Y se quedó mirándola, como si fuera mentira. Era preciosa y lo estaba
observando, de arriba abajo, con mirada perdida, y se dejo mirar sin bajar la
mirada. Y por eso bajó la cabeza para no tentarse. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Pero me parece que
este caso no se parecía en nada al anterior. Le gustó más a él conocerla que a
Adriana, o ella lo disimulaba mejor, concentrada en cumplir al pie de la letra
con el pedido de Andrea. Que por supuesto era mayor que ella y un poco la
aconsejaba y otro poco la manejaba, quizá. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Hablás francés? </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-<i>Oui</i>. Digo, sí. Pero ya me manejo
bastante bien con el español.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Yo hablo bien el
inglés. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Qué bueno! Yo no.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Sos senegales, me
contó Andrea.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Sí.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Qué sabés hacer?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Vendo relojes.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Y algún oficio?
¿Plomería?, ¿algo?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Sí, en la escuela
de oficios en mi ciudad aprendí un poco de plomería, otro poco de electricidad
y trabajé como albañil varias veces.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-De ahí el cuerpo
que tenés.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No sé, puede ser.
Me contaron que mi papá era así también. Pero no lo conozco.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Y tu mamá?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Vive en las afueras
de Dakar con mis tres hermanos. Yo les envío dinero desde acá y me gustaría
traerlos, pero por ahora no puedo. Trabajo a la mañana en la venta de relojes
en una esquina del Once para un tal Lourenco. Es paraguayo como Basilia, la
mujer que ayuda en la casa de Andrea. Le pedí de traerlos pero me dijo que
todavía no se puede, porque son menores y mujeres ya grandes es más difícil
hacerlo. Aunque mi mamá no es tan grande, tendrá unos 50 años. Es muy famoso,
Lourenco. ¿No sé si lo conoce?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Noo, no lo conozco.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Y los fines de
semana trabajo para Jose, le dicen el Tiburón. Es uno petisito, anda siempre
vestido de Boca, en una feria del Bajo Flores sobre Castañares, me dio un
puesto muy lindo. Él es el que me alquila la pieza sobre la Av. Belgrano y la
calle Matheu donde vivo. Y por las tardes la ayudaba con la clase de pilates a
Andrea o algo así. Pero, no sé, hoy me dijo que viniera para acá. A verte a
vos. Me pidió eso. No me dijo porqué.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Sí, me contó.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Le contooó! ¿Qué
le contó? </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡… Todo me contó…!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Cómo que todo le
contó? ¡Se volvió loca!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Tranquilo. No te
asustes. Todo no me contó. Igual hay absoluta confianza. Somos muy compinches.
Me dijo que hiciéramos así: Basilia va a seguir yendo por la mañana una vez por
semana a comprarte como siempre las tres valijas de relojes. La diferencia es
que en vez de llevárselas a Andrea me las va a traer a mí, y vos en vez de ir a
lo de Andrea por las tardes, te venís para acá, a mi departamento, en el mismo
horario que lo hacías con ella. Nada más que eso.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Pero usted no hace
pilates? Ni parecen interesarle los relojes. ¿Quiere ver alguno, le muestro?
Hoy tengo: <i>Chopard, Tissot</i>, <i>Gucci</i>, Citizen, <i>Rolex</i>, <i>Cartier</i>, <i>Chanel</i>, <i>Guess.</i> Todas primeras marcas como dice Lourenco.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Entonces no voy
más a lo de Andrea?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Mejor no. Porque a
la noche vuelven sus hijos de las vacaciones y cuando están los chicos el
marido suele estar más tiempo en la casa y puede ser peligroso si se entera lo
de ustedes.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Y usted no tiene
marido?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Sí, pero no me da
bola. Yo todavía no pude tener hijos. Entonces tengo más tiempo libre. A lo
mejor por eso. Él ahora se está dedicando a pleno a la política y el esposo de
Andrea le maneja la seguridad. Son amigos. Y en eso las dos estamos igual, cada
vez los vemos menos.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-… Está bien…</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-<i>Ok</i>, entonces, te espero mañana. Besito,
sos un sol, nos vemos mañana, ¡Chaucito!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Adriana hizo lo
imposible para cumplir con el pedido de Andrea y evitó en cada gesto, cada
ademán, cada insinuación, no poder tocarlo, cuando estaba claro que se hubiera
dejado. Que se diera cuenta que le había gustado. ¡Handré era un bombón: tímido
(aunque cada vez menos), comestible como una fruta silvestre a punto de caerse
al pasto o a la alfombra. Elástico, en palabras de Andrea para hacer los
ejercicios de pilates: un fuego. Pero ella no quería un amante de tarde ni de
cuarentena en otoño. Ella quería que alguien la quisiera deberas. Que le
calentara el oído no la concha. Que la respetara. Que la tuviera sobre todo en
cuenta. Que la escuchara, y si no lo hacía durante todo el tiempo al menos no
darse cuenta. Si hasta dejó su carrera de modelo en Córdoba para venirse a
vivir a Buenos Aires con Augusto, diez años más grande que ella, y mirá como le
fue. Está más aburrida que un hongo la pobre, y se deprime cada vez que su
marido le dice que le salió otro viaje para acompañar a Mauricio. “No puedo
negarme repite hasta al cansancio”. -¿Qué querés que haga? Si me prometió un
ministerio en la nación y va a ser seguro el próximo presidente. Y después sí.
Habrá más tiempo para disfrutar. Nos vamos a Miami o a Aruba. O a Punta Cana
como tanto te gusta. Si en política se trabaja más en la campaña que cuando sos
gobierno-.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">La historia se repitió
por unas cuantas semanas, pero un tanto cambiada. Lo que es peor, que cada
tarde que se iba, cada lluvia secada, cada ventana baja, cada puerta cerrada, creía
dejarla con el corazón vacío en la garganta por contenerle el llanto. Por mirarla.
Por mimarla tanto. Entonces le dieron ganas de decirle lo que había estado
pensando toda la tarde.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Nada. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Un día ella se
encerró en la pieza como si fuera a llorar. Y él de un salto de atleta se
levantó del sillón del <i>living</i> a
buscarla. Y golpeó la puerta y la abrió de un golpe y también de golpe entró a
consolarla. Y ella no pudo mirarlo a la cara porque estaba de espaldas.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Y él tartamudeó y
comenzó a disculparse. Y ella que no lo miraba. Y le pidió por favor que no
repitiera lo que había dicho. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Apenas
el espejo le devolvía la imagen un tanto cambiada. Y él insitió que no le
importaba, ni la plata, ni Andrea, ni Basilia, ni los relojes, ni las tardes,
ni nada. ¡Mentira…! Qué… Las tardes sí.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Qué
sólo le importaba …. –No lo digas- …Qué… las tardes sí.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Y
ella le dijo que no le importaba. Que no sentía lo mismo. Que entre ellos no
había pasado ni iba a pasar nada. Que quería que se fuera ahora. Que era por
eso que esta vez lloraba. Que no la consolara más. Que se fuera. Que estaba cansada.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Y
él no podía escucharla con el corazón latiendo tan fuerte. Hubo un silencio muy
tenso, cargado de mimos que no estaban. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Nada...
Las tardes sí le importaban.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">“Del
otro lado del mundo el amor es posible para crear nuevos silencios”, le dijo. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Y
eso?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No
sé, lo escuché.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Vendrá o no vendrá pero siento que me está siguiendo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Quién? ¿Tu marido?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No, Augusto no va a venir.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Yo?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Nooo. Vos sos lo mejor que me pasó en estos días. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Entonces…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-El amor. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Te dejo ir hoy para verte mañana.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Y
ella se dio vuelta de golpe y le clavó la mirada, y siguieron soñándose otra
vez cara a cara. Hasta que el calor sofocante los encontró en la cama. Y él no
aguantó no besarla. Pero ella sí y lo echó.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Estaba perdidamente
enamorado de Adriana, y aquel día sufrió de todos su mayor desengaño. Después hubo
otros, pero de otro tipo. Ni siquiera se acordó de llevarse los relojes. “¿Y
para qué cree usted que volví?”, le dijo enojado al encargado del edificio de
la Av. Quintana. -La señora Adriana ni su marido necesitan que le haga ningún
arreglo en la casa- “Ya lo sé”, contestó. Y se quedó regulando: ¡Handré,
Handré, Adriana! “Te amo… y vos también me buscabas”. -¿Por qué me echaste?
¿Por qué?-</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Unos días más tarde
atardeció de golpe como en un derrumbe. De modo que su cuerpo parecía chocarse
contra un grito de: “Hay vienen, hay vienen. Levantemos”. Handré parecía
dormido y tardó en hacer caso. Las palabras que pronunciaron sus compañeros de
esquina las escuchó más tarde como si vinieran de lejos. Y ya no pudo hacer
nada cuando se vio rodeado por tres de la brigada. El sol del ocaso desoló la
acera de Pueyrredon y Corrientes como un día de lluvia en domingo, la vereda
desierta de ventas y su mar de gente que seguía paseando cada vez más lejos,
más lejos. Y ya no pudo hacer nada cuando se vio rodeado por los tres de la
brigada a los costados, después que vino Basilia a traerle las tres valijas con
relojes y la plata que le adeudaba Adriana (justo en ese momento), y cuando
quiso ponerlos en el quiosco de flores donde habitualmente los guardaba, no tuvo
tiempo ni nada, no pudo. Y la historia una vez más le volvía cambiada.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No puede ser.
Lourenco no me dijo nada-. Además en el puesto de flores tenía toda la
mercadería, también la que guardaba debajo de la cama de la pieza, porque ya no
tenía pieza ni nada y el dinero que juntaba lo traía encima, con el riesgo que
eso significa. Si hasta el Tiburón le dijo que ya no lo necesitaba, que lo
apretaron para que lo hiciera, que se fuera a otro lado, que no volviera por
Castañares ni por la pensión por un tiempo, y que por favor no preguntara nada más.
“No sé, andate a Constitución, a Solano, a la Av. Avellaneda. A Liniers, o a la
Salada. Qué sé yo, le dijo”. -Donde quieras, que no sea Once. Con esa facha vas
a conseguir laburo enseguida. Vendiendo ropa en un <i>shopping</i> por ejemplo, algo más legal. En el de Haedo están pidiendo
gente y en el de Catán también. Acá no te quiero más. Disculpame, Handré, pero
no te puedo explicar más nada. ¡Perdoname! Ya vas a entender-.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Los policías bajaron
del móvil: bolsas grandes y precintos y le decomisaron toda la mercadería.
Tampoco le dieron tiempo a descartar el dinero, ni aceptaron una coima como
arreglo como habitualmente hacen. La orden de levantarlo era estricta. Y tuvo
que llevárselo con él a la comisaría, con el riesgo que eso significa. Sabiendo
que se lo iban a sacar. Era senegalés, y la documentación precaria que le
consiguió Lourenco quien sabe si se encontraba al día. –Qué se yo, estas cosas
pasan-.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Para mí que se
enteró y me mandó a voltear por la cana, porque se dio cuenta que lo traicioné.
Qué se yo, estas cosas pasan, se saben.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Quién?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Lourenco. A lo
mejor Lourenco se enteró, o le contó el Tiburón que tenía más relojes de los
que podía vender y que los estaba ofreciendo en un puesto a todo culo en la
feria de Castañares los fines de semana.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Pero no me dijiste
que esos dos eran amigos?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Sí.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Entonces… tenía que
saber.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Y vos porque decís
eso?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No sé, me lo
imagino. Así que te sacó toda la guita el rati, Betún; no te molesta que te
diga Betún; antes de meterte en este calabozo de mierda conmigo. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No te la dan más,
¿sabés? ¿Y era mucha la plata?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-40.000 pesos y 500
dólares. Y los relojes también. Todas primeras marcas como decía Lourenco. Que
deben valer otras 30 lucas más o menos, como dicen acá.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Hablás bien
castellano, vos, che? Digo…, bastante bien.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Me enseñaron en la
ONG que me trajo a la Argentina antes de presentarme a Lourenco. Y tres veces
por semana me siguen dando clases. Gente muy seria es.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿En serio? Tanta
mosca se mueve con la venta ambulante. ¿Y este Lourenco que nombras tanto se
llama, la debe tener toda junta?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Él sí, Pero si sos
empleado no. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Y el Tiburón?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Supongo que menos.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Y vos como hiciste
la que tenés?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No te digo. Vendiendo
relojes en el Once y en la feria de Flores. Y también gracias a Basilia, una
mujer rubia, muy buena, de ojos muy claros, que venía al puesto de Corrientes y
Pueyrredon por la mañana una vez por semana a comprarme tres valijas de
relojes; y a cambio yo ayudaba a su patrona, Andrea, a hacer sus ejercicios de
pilates en su casa por las tardes y terminábamos en la cama o en el sillón o en
el piso o en la ducha o donde ella tuviera ganas ese día. Era un soldado del
amor o algo así. No sabés cómo se calentaba conmigo y lo buena que estaba para
su edad, ¡es una diosa!, y la casa que tiene, y encima me devolvía siempre los
relojes que me compraba y yo así los podía volver a vender. Pero un día se
cansó, de mí supongo, y con la excusa de que volvían sus hijos de las
vacaciones, me mandó a hacer lo mismo al departamento de una amiga de ella, Adriana
se llamaba, siempre por las tardes también, pero con Adri no hacíamos ni
pilates ni gimnasia. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Así que… Adri!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Era o había sido
modelo, ¡preciosa!, tenía unos pocos años más que yo nada más y me enamoré como
un loco. ¿No sabés? Sufría porque el marido no le daba ni pelota y porque no
podía tener hijos. Era político o algo así. Augusto, me dijo, se llama. Todavía
conservo su perfume en mi boca.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿No me digaas que
te las garchabas a las dos? </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Naaaah…! ¡La cara
que poneees, chabón! ¡… Campeón mundial sos vos!, me parece. O me equivoco.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Nooo… pará. Con
Adriana no pasó más de unos besos. ¡Ojala! No te digo que me enamoré y hasta me
le declaré y le regalé una cadenita de oro que era de mi abuela y todo, una
tarde. Y para mí que a ella le pasaba lo mismo, por eso me echó. Hacer el amor con
ella hubiera sido otra cosa, no hacer pilates.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Pero a la
veterana, SÍ te la garchaste?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Sií. Y no sabés
como le gustaba la pija.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No te digo.
¡Campeón mundial sos vos, Betún! Cuando nos saquen de esta celda de mierda te
invito una cerveza y un churro. El mejor: ¡Flores te voy a dar! ¿Probaste
alguna vez?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-El mejor para vos
entonces. ¡Vas a ver cómo te deja! De la cabeza, papá.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Lo mío claramente no
son las minas. Yo en cambio caigo siempre por falopa. Por gil. Porro vendo. ¡Pero
bueno, bueno! Nada del que venden en la villa 1.11.14, o el que van a buscar
los chetitos de Palermo o Belgrano a la Fraga ó a los edificios de Lugano. Pero
vos sabés que tengo la yeta que se me da por pedirle prestada la campera de cuero
a un amigo. Una bien piola, aviadora, color marrón. Alta facha. Y el pelotudo
tenía un pelpa en el bolsillo, y ahora a estos ratis se le metió en la cabeza
que ando vendiendo frula también. ¡Total, pégenle al negro! ¡De no creer! Aunque
vos sos más negro que yo. ¡Je, je! </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No te enojés papá. Fue
un chiste, perdoná. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No te digo. Me
dieron vuelta como una zapatilla estos cobanis, y me apretaron para ver si
tenía más merca.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Pobre. ¡Qué cagada!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Ya pasó. Ya fue.
Hablemos de otra cosa. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No te digo: ¡mirá,
mirá, Betún! Lo buena que está esta guacha. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Vení…, deja de
hacerte el dormido, querés. ¡Esta es la jermu del comisario! Están todos
calientes acá con esta mina. Debe tener unos 45 pirulos o más, pero la rompe.
Lo viene a buscar una vez cada tanto, acá, a la taquería, siempre a la mañana
temprano y él ni pelota que le da. Yo la veo a veces porque más de una noche me
la paso acá. El chabón se ve que no va a dormir mucho a la casa, porque en este
negocio la guita se hace de noche. Debe
ser por eso. Yo sé porque caigo en naca cada dos por tres y me conozco todos
los movimientos de esta comisaría. Si no vendiendo en la calle mucho no podría
sobrevivir. Sé a qué hora vienen a pagar los transas, los que manejan las
putas, los travestis, todo. Cuando salen a hacer la recorrida por los
cabarulos, los quioscos de flores donde se vende falopa, las estaciones de
servicio, los <i>drugstores</i> 24 hs, todo.
La mayoría de los <i>cyber</i> son una
pantalla, ¿sabés? Todos. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Y a éste para mí le
gusta más la guita que el dulce de leche. Si no no se entiende. Por eso se
queda laburando. Porque acá, cocodrilo que se duerme lo hacen cartera y te caga
el negocio el milico de otra seccional. En cambio a mí, ¡cómo me gustaría
garcharme a esta mina mientras el gil éste hace que labura! Sueño con eso. Todas
las noches. ¡No sabés las pajas que le dedique a esta yegua! Los puñetes que me
hice en su nombre. ¡Cayos me van a salir si sigo así! Porque vos me decís: ¿alguien
se tiene que coger a esta puta? ¡Mirá las tetas que tiene! Está mina no está
sola. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Vení, te digo.
Dejate de dormir y mirá el lomo que tiene, Betún! Si hasta desde estas rejas de
mierda se le vé el totó. ¡Mirale la boca! ¡Mamaaá…! Se nota a la legua que le
gusta la pija. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡Lo pienso y me
vuelvo loco, Betún! No puedo dormir.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Vení…, dejá de
hacerte el dormido. Mirá lo buena que está. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No te digo: ¡Dejá
de dormir que te hacen cartera, papá! Decime que te parece: ¿está mejor o peor
que la que vos te garchabas para que te devolviera los relojes? </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Muucho mejor capáz,
no te parece! ¡Mirala bien! </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Me vuelvo looco.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Handré bajó la
mirada al verla, como habitualmente hacía ante quien es blanco y le paga. Hace
ya unos minutos que la había visto y prefirió hacerse el dormido. De todos
modos, ella, de ninguna manera podía verlo a través de las rejas, ni miraría
para allá.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Naaaah…! No me
digas que vos te garchabas a eesta. Me quiero mataar… </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Mirá la cara que
ponés, Betún! ¡Sos un hijo de puta!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Es Andrea.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No te digo.
¡Campeón mundial sos vos, Betún! </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡De ooro la debés
tener! Al final es verdad lo que dicen de los negros. ¡Sacala ya que te la
chupo sin preservativo! ¡De no creer! Me vuelvo looco. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡Te cogías a la
mujer del comisario…! </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Por eeso estás acá.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">No
pasaron más de 15 minutos de lo sucedido, cuando del <i>hall </i>central de la comisaría se presenta en el pasillo el cabo
primero y grita: “Handré Etó Sissus: te podés ir”. –Dale, apurate chabón antes
que se arrepientan estos canas de mierda. ¡Andá! Te llamo al teléfono que me
dejaste. ¡Vos sos como yo: andás siempre con el celu prendido, por si las
moscas, ¿no? Por si llama un cliente ó ¡cli-en-taaa! ¿No? Te llamo: así me
seguís contando mientras nos tomamos una cervecita negra y nos fumamos un
churro. ¡Suerte Betún!– </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Y
mis cosas?- No preguntés negrito, ya te va a explicar el oficial que te tomó
los datos. -¿Pero el tipo se fue, yo lo vi, no está más?- ¡Bueeno…! El que esté
en su reemplazo entonces. Es lo mismo. ¡Caminá!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Handré:
¿cómo estás?, ¿alguna queja?, ¿estás bien?, ¿te trataron bien?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Usted
quién es? ¿Y mis cosas?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Tus
cosas puede que no aparezcan. Mi nombre es Julián Aguirre y soy uno de los abogados
de la ONG que te trajo a la Argentina. Vine lo más rápido que pude, ni bien me
avisó Lourenco. El tema es así: acá hay que arreglar. La plata es muy difícil
que la recuperemos y la mercadería menos que menos, aunque en estos casos nunca
se sabe. Pero es difícil. Porque esta vez la orden vino de más arriba. En el
peor de los casos, nos dan tu documentación y nos vamos calladitos. ¡Vos tranquilo!
El trámite no debería demorar más de unos 10 o 12 minutos. Sentate y esperame
acá por favor. Tomá este vaso de agua mientras tanto y comete estas galletitas.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Y
mi plata…?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-…Acá
estaá tu plata… </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Acercándose
despacio a su oído le dijo: <i>¿Parlez-vous
francois?</i></span></div>
<div class="MsoNormal">
<i><span lang="ES">-</span></i><span lang="ES">¡Andre…Andrea!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡…Handré!.
Hablame en francés mejor para no levantar sospecha. Es todo lo que te conseguí:
500 dólares. ¿Tenías más…? El resto no sé. <i>¿Conment
ca va?<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"> -<i>Bien.
Trés bien, </i>contestó. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Seguí,
seguí hablándome en francés. No pares.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-
<i>Je m´ appelle Handré Etó Sissus…<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Pensé
que nunca más te iba a ver.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Yo
también.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Seguí,
seguí hablándome en francés. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-…
<i>Je suis du Senegal</i>… <i>Je suis né á Dakkar…</i></span><i><o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-
Me tengo que ir. No me puedo quedar más. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<i><span lang="ES">-Au revoir. <o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<i><span lang="ES">-¡</span></i><span lang="ES">Te extraaño!
Cuando pueda nos vemos.<i> <o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<i><span lang="ES">“Sene Sene Sene Sene Senegal.
Sene Sene Sene Sene Senegal. Diz pováo Senegal regiáo”</span></i><span lang="ES">
</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Y
Adriana?- Me lo preguntó como necesitándola. Era al mismo tiempo una mirada
imperiosa y una apagada súplica cuando me lo dijo. Pensé entonces que la mejor
manera de terminar la conversación era como la empecé: “Acá está tu plata”.
Además ya eran muchos los que nos estaban mirando.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Qué
te decía esa mujer, Handré?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Nada.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Es
la mujer del comisario, ¿sabés? ¿Por qué se pondría a hablar con vos? </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No
sé. Se dio cuenta que era senegalés y quería practicar el francés supongo. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Raro,
¿no?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Qué
te decía ese muchacho?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Nada.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Te
dije mil veces que no quiero que hables con los detenidos, que cada vez que se
te ocurre venir a buscarme al trabajo, armás algún lío y me alborotás la
seccional.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Ay…
Fran…cosita, no te pongás así! Era senegalés el chico y me parecía una buena
oportunidad para practicar mi francés. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Para
eso te pago la Alianza!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">--¿Y
mi plata…?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Qué?
Lo que te decía. No te explicó Lourenco. En este negocio como en todos, pero en
éste más, a veces se gana y otras veces se pierde. Y esta vez nos tocó perder. Pero
no tanto. Aunque no te parezca el arreglo fue bueno. Conseguimos que no te abrieran
una causa y eso es vital para continuar tu estadía en la Argentina. Además te
querían dejar algunos días adentro y darte un escarmiento parece por alguna
cosa que hiciste. Y si estás manchado después es muy difícil conseguir tu
radicación definitiva. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Y
vos te querés quedar en el país, ¿no? Además, Lourenco, me pidió que te
tramitara lo más rápido posible un registro de conducir. ¿Sabés manejar, no? </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Sí,
se manejar. ¿Por qué?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Buenísimo.
Porque lo de la venta ambulante en tu caso lo vamos a parar por un tiempo. El
comisario no te quiere ver por Once ni aledaños ni en figuritas. Te quiere bien
lejos de acá. Lo apretaron al Tiburón y te tuvo que entregar. Eso pasó. Y no te
apretaron a vos, porque nos movimos rápido, si no te comías unos cuantos días
adentro y la ibas a pasar mal. Por eso no te tocaron. ¡Te salvo ser inmigrante
del África!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">La
idea de Lourenco ahora es que hagas algo más legal. Parece ser que reflotó
algunos contactos en Brasil, y piensa importar la gaseosa <i>Guaraná</i>. Pero la original. Porque dice que la que comercializa <i>Antártica</i> acá parece <i>Amargo SerranoTerma</i>. La están haciendo
muy aguada o con poco gas y para él así no va a pegar en la Argentina. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Vas
a andar en una camioneta de reparto, por eso lo del registro, y te vas a mover en
principio por la zona de Ramos, Castelar, Parque Leloir. Zona oeste. La mayoría
de las personas a las que le vas a tener que vender son mujeres adultas que
están en la casa. Por ahora va a ser a particulares no a negocios. ¡Y con la
facha que vos tenés te va a ir muy bien! ¡Vas a ver! Y a lo mejor, quién te
dice, hasta podemos traer a tus hermanos y a tu vieja con este negocio. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Vamos
que nos está esperando Lourenco en el <i>Bar
Imperio</i> de Corrientes y Canning.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Dónde
voy a vivir?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Lourenco
te consiguió un lugar.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Raro,
¿no? Este abogado que vino. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Vamos
mi amor…, que a media cuadra tengo el auto.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Al
final con estos negros tenés que andar con pie de plomo. No los podés tocar.
Decí que ahora cuando gane Mauricio se van a meter en el culo este versito de
los derechos humanos. Los detenés por vender mercadería en forma ilegal en la
vía pública y te cae: migraciones, la embajada de su país, alguna asociación en
defensa de no sé qué poronga y se los lleva. Y poco más que después tenés que
pedirle disculpas. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Igual
la idea era que saltara más su jefe y se lo llevara de la zona que otra cosa. Queríamos
pegarle un buen susto. Si lo hubiéramos podido tener detenido unos días, se lo
dejaba a Sánchez y no sabés como lo hacía bailar. <i>“Sene Sene Sene Sene Senegal. Sene Sene Sene Sene Senegal”, </i>como
dice esa canción brasilera que tanto te gustaba a vos.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Te
acordás?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Me
tienen podrido estos senegaleses vendiendo en el Once. Encima hasta parece que
se hicieran los lindos. Con esas remeras y esos <i>jeans</i> ajustados y esos relojes de fantasía.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-La
gente y los comerciantes nos piden a gritos que los saquemos. Y cuando lo hacés
haciendo cumplir la ley. ¡Zas! Te aparecen éstos bogas.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Yo
te quiero mucho, Andreíta. Pero sabés que no me gusta que me vengas a buscar a
la seccional y menos sin avisarme. Cada vez que venís me revolucionás la tropa
y me armás un alboroto bárbaro. Encima con esas calzas que te ponés fucsia, se
te marca todo el culo. ¡Tapate mi amor! Me hacés el favor. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Mejor
te cubro yo con mi saco. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡No
te des vuelta que te están mirando todos.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-(…)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Sabés
como son de babosos los poli! Y los reclusos ni te digo.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">De
repente, en la mañana húmeda, pasó su brazo derecho por arriba de sus hombros. Aún
podía escucharse la respiración de cuando recibió el llamado en su oficina de
que un senegalés de unos 22 años estaba frecuentándola. Le soltó el pelo para
que cayera como flecha, rubio y planchado por la espalda. El golpeteo de un cenicero
en un espejo que no estaba bien sujetado a la pared, se oyó. En vez de bajarle
más el saco, prefirió levantárselo, para que los canas babosos que estaban
amontonados en la puerta de la comisaría la vieran mejor de atrás y se
calentaran un poco. Con carpa milica comenzó a apretarle el cuello con la mano
cada vez más fuerte. Claro qué, tal como se presentaban las cosas esa mañana,
lo mejor era ir considerando la posibilidad de tomarlo en serio. “Me estás
lastimando, Fran”, le dijo. Francisco le levantó el saco una vez más para que
le vieran el culo mientras acercaba su boca a la oreja de Andrea, y su boca de
ahogada ingresaba al auto apretándole el cuello con la cabeza baja para que se
lo vieran de nuevo. -No quiero que hagas más esas cosas, Andreíta- “… Queé…”, casi
ahogada lo dijo. -De presentarle morochos de Senegal a Adriana. A lo mejor vos no
lo entendés, porque sos mujer y son otros los códigos. Estos son favores que
nos hacemos entre los hombres. Más en la política. “Ah sí”, exclamó con más
aire. -SI… Sabés que pasa. No quiero que piensen que Augusto es cornudo-.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-8615457940344318722015-10-19T02:53:00.001-07:002015-10-19T02:55:01.715-07:00Leones de Escalada<div>
<br /></div>
<div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span lang="ES">I</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">A MI ME DIJERON que
no puede ser. Que no debe ser ella. Que tiene que ser otra la persona que pone
los carteles en el alambrado de la casa. Esos que dicen: “<i>Cuidado con el árbol. Peligro de caída</i>”. Para que nadie camine la
vereda. Ni se acerque demasiado a la vivienda. Ni se atreva a tocar el timbre a
ver si todavía está allí (si no anda el timbre). Ni pase por la esquina de Alajarín
y Del Valle Iberlucea y la vea. ¡Más con este calor! ¡Qué ganas! </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Vos sabés que la
tengo que llamar a Martita!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">“Porque hay que ser
viejo para saber lo que le pasa a un viejo”. Hablar es fácil. Decir que
Muñecote está muerta o tendría que estarlo, también. ¡Qué vivos! Por la edad lo
dicen. ¡Cómo le gusta a la gente hablar macanas de los otros sin saber, eh! </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¿Cómo?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Yo muy bien no me
acuerdo, pero algunos hasta le cuentan más de cien. Yo le cuento noventa y
nueve. Y por ahí más o menos tiene que tener. No sabés como manejaba el frío /
calor la última vez que la vi. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¿Cómo? </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Ese que le compró el
Jeremías.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Yo bien no me
acuerdo. Pero si todas sus amigas: la que no está en un geriátrico, está en la
flor de última, o ya pasaron a mejor vida las pobres. Que la diálisis, que el
cáncer, que no las iban a ver, que las dejaron morir. ¡Qué sé yo!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Ustedes me llegan a
meter en un geriátrico sin mi consentimiento y las mato a las dos. ¡Las corto
en pedacitos!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Si yo estoy bien.
¡Bueno…, me duele un poco el ciático! Pero eso me pasa desde que tengo cuarenta
años ¿A quién no? Y más si una tuvo hijos. Lo que no puedo mucho es moverme
desde la última vez que me caí, cuando me rompí la cadera y después nunca me
recuperé del todo. Pero eso fue más por culpa de los médicos, que mía. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡Porque antes a mií
no me dolía paara nada la cintura! ¡Y la espalda menos!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡Bueno…, los días de
humedad un poco sí! ¿Pero a quién no? Si tengo la plata guardada para hacerme
los dientes y nada, y por h o por b nunca me pueden llevar. Si les llego a
pedir que necesito hacerme una resonancia en la cadera y les digo que me
lleven, ponen el grito en el cielo. -¡Mamaá! Nunca querés ir y justo hoy que yo
no puedo acompañarte se te ocurre, me dicen-. ¿Y cuando se me va a ocurrir? </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡Ma sí, me hago
llevar con un auto y listo! Al final siempre me dicen lo mismo, que me tome un
remís. Y yo me lo tomaría. Lo que pasa es que el muchacho de la agencia que
conocía no está más y yo ahora con el quilombo que me arman ustedes dos, cada
vez que vienen a mi casa, no encuentro por ningún lado la tarjeta que me dejó
ese chico. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Siempre lo mismo:
que porque les pasó algo a mis nietas, que los maridos o lo que mierda sea,
nunca me pueden llevar. Cualquier excusa meten con tal de no hacerme un favor a
mí. ¡Pero bien que me cobran la nafta cada vez que vienen! Y me critican cómo
como la pizza, si me quedo dormida en la mesa mientras miro la televisión, si
ando toda meada, si me lavé la cabeza o tomé la pastilla de la presión. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡Si la presión me la
suben ustedes cada vez que vienen!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Si yo estoy bien.
Qué tanto. ¡Bueno…, tengo una úlcera en la pierna que no me termina nunca de
cerrar! Pero nada más. Si Ofelia me la cura todos los días con soda y
bicarbonato. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Ahora estoy mejor!
Fijate. Mirá. ¿Ves lo que te digo? ¡Mirame cuando te hablo! En vez de mirar
todo el día ese celular. ¿Qué es lo que pasa tan importante en ese teléfono de
morondanga que no podés escuchar una vez que te lo pide a tu madre?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">A decir verdad,
estoy un poco encorvada también. ¿Pero quién no está un poco torcida a mi edad?
¿A quién no le duelen las articulaciones a los ochenta y dos años, me querés
decir? ¡Las quiero ver a ustedes cómo llegan a mi edad! </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¿Cómo?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Ochenta y dos, u
ochenta y cuatro años tengo yo? Nunca me acuerdo bien. ¿Vos te acordás, Clarita?
Si soy del 32 yo, ¿qué edad tengo?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Mamá soy Marcela!
Clarita no vino hoy. ¡Ochenta y tres tenés! ¡Y hace una hora que te estoy
escuchando! No te acordás que me tocaba a mí venir los sábados para ayudarte,
que arreglamos así. Y cuando vos quieras te llevamos a hacerte los dientes o a
verte la cadera. ¡Sos vos la que pone excusas y nunca quiere ir!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Excusas, excusas…!
Mirá si me voy estar acordando que día viene cada una. Con las cosas que yo
tengo en la cabeza. ¿Ochenta y tres tengo? ¡Además vos y tu hermana me vuelven
looca! Me la cambian todo el tiempo. Que un día viene una, que otro día la
otra. Al final nunca sé cuando viene ninguna. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡Ma sí!, estás acá y
listo. Si vos siempre querés venir pero nunca querés estar. Si se la pasan
mandoneándome todo el día. ¡Vos y tu hermana! Que me quieren lavar la cabeza,
que me mandan a bañar, que quieren que me cambie la ropa y que me saque el
camisón porque son las doce del mediodía y estoy en veremos... Que ahora encima
se les dio por darme de comer a las ocho de la noche porque se tienen que ir
volando para su casa. Cuando yo lo único que quiero es que me dejen ver el
noticiero tranquila, o a Markic que tanto me gusta.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Que me dejen de
joder! Eso quiero.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Que me comí todas
las galletitas, que me acuerdo que me faltan los remedios justo cuando ustedes
se tienen que ir. Y ni que hablar cuando me olvido los pañales. ¡Se ponen como
locas! Como si se los hiciera a propósito. ¡Me olvido! ¡Qué sé yo!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡Pero si no la
escuchan a una cuando habla! </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡Ma sí! Fangulo. Estás
acá y listo.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No ves que siempre
querés pelear, mamá.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Quién quiere
pelear? ¿Quién quiere pelear…?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">No te diigo que
Muñecote era la más grande del grupo de todas nosotras. Así que la edad que
dicen que tiene, tranquilameente la puede tener. Yo también, desde que ustedes
me mudaron acá a Lomas nunca más pude pasar por la casa. Si no me llevan. Y
decí que de la turca y de la Charo perdí los teléfonos. Si no las llamaba y me
sacaba esta duda que tengo que no me deja dormir.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Clarita, vos tenés
el teléfono de la turca?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Marcela soy mamá!
Mira si voy a tener yo el teléfono de la turca yo.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Bueno! El de la
Charo entonces o de alguna otra de mis amigas de la calle Rauch.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-La Charo se murió
mamá.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡En serio me decís!
¿Hace cuánto? Yo no sabía naada. Recieén me acabo de anoticiar. ¡Me desayuno
con esto! Al final yo siempre soy la última en enterarme de las cosas. ¡Decí
que te pregunté! Si no iba a seguir pensando que estaba viva.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Ay, mamá! Si que
sabías. Te habrás olvidado. Qué sé yo. ¿Ves que tenés ganas de pelear?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Quién tiene ganas
de pelear? ¡Vos tenés ganas de pelear hoy!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Si te estaba
contando que a Martita no la llamo para preguntarle qué pasó con lo de Muñecote
porque está sorda como una tapia la pobre y no te oye bien cuando vos le hablás
. ¡Si no la llamaba! Si le preguntas por los nietos y te contesta otra cosa. O
lo que es peor, nunca sabe nada y te dice: “Yo no sé, yo no me meto, a mi no me
cuentan, vaya una a saber”. ¿Y quién le va a contar? Si no escucha una mierda
la pobre y te dice: “Yo no les pregunto porque si no te tildan de metida y no
los quiero molestar”. Eso te dice. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿A vos te parece
Marcela?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">En cambio sí: parece
importarle más lo que dicen en la televisión que las cosas que le pasan a su
propia hija. Repite como un loro toodo lo que dicen en la tele. Se la pasa todo
el día mirando lo que hablan del programa de Tinelli. Y cuando le preguntas, te
dice que lo deja prendido pero que no le presta atención. ¡Y claro, si no
escucha la pobre! </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Le interesa más lo
que opina Mirta Legrand que lo que puedo contarle yo. Porque al fin y al cabo
por más que esa señora trabaje en la televisión desde hace una punta de años y
se lea todos los diarios como dice, no es más ni menos que otra vieja atrasada,
que dice las mismas pavadas que decimos nosotras. ¡A lo mejor por eso la ven! </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Porque decime vos
realmente: ¿Qué formación tiene esa señora? Si era actriz y del montón y su
marido siempre la gritoneaba y la cagaba bien a trompadas y ella bien que se
hizo la osa con ese tema. Y encima si le prestás atención: pregunta siempre lo
mismo. Y dice que tiene miedo, que tiene miedo ¿Miedo de qué? ¡De morirse
tendría que tener miedo esa vieja gorila! Como todas nosotras.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Y para mí que los
invitados no la mandan a cagar porque queda mal mandar a la mierda a una señora
mayor que te dio de comer. Por eso no lo hacen. Si no, estoy segura que la
mandarían bien a la mierda. Por eso es que no la llamo a Martita. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Yo no me acuerdo
bien. Pero para mí que Muñecote está viva. Aunque me escucho lo que digo y me
hace dudar. Porque era la más grande del grupo de las amigas que tenía que se
reunían por las tardes en el <i>Club de los
italianos</i>, donde ahora hay un <i>restaurant
</i>y supo haber un cine alguna vez. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Te acordás
Marcela? Sobre Rosales.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡Qué años, no! Pero
eso fue hace mucho tiempo. Tanto que ya mucho no me acuerdo. Si yo era la más
chica de todas. Si cruzábamos Uriarte de Melo a Azara para ir a las reuniones
danzantes del <i>Orillas del Plata</i> y el
salón era tan chico que había que esperar sentadas en las sillas que había contra
la pared hasta que te tocara el turno de bailar. Algunas iban con sus novios o
ya maridos. Y las que no, bailábamos entre nosotras. ¿Qué bien que la
pasábamos, no?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Te acordás
Marcela? Que te vas a acordar, si vos ni habías nacido. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¿Cheé, te estás
quedando dormida? Y yo meta a hablar sola.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Noo, mamá! Estoy
cansada, pero no me estoy quedando dormida. Hace más de un hora que te estoy
escuchando, si estoy hablando con vos, que otro remedio me queda. Si das
vueltas y vueltas con esto de Muñecote.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">(Pero eso de los
bailes fue hace mucho tiempo)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Para mí que es
Isabel.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Quién?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">- Isabel. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡La que pone los
carteles!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¿Cómo? ¿No sabés
quien es Isabel?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Noó, mamá. No sé
quien es Isabel</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Isabeel! Si te
conté. ¡Para mí que es esa hija de mil putas la que está poniendo los carteles!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Ya te dije que no
sé quien es Isabel.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Qué no te conté?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Siií…. Isabel, la que le pusieron el pasacalle sobre
Escultor Cafferata. Ese que dice: “<i>Isa:
paragua puta, roba marido</i>”. La que viene a hacer ahora algo así como la
nuera de Muñecote y se las da de señora desde que se le arrimó al hijo. Para
sacarle la guita, supongo. Porque por amor no creo que sea. Porque es una chica
mucho más joven que él. ¡Fulera, pero joven! El está gordo y pelado y tiene que
haber pasado hace rato los cincuenta.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Y vos como sabés
si no la viste nunca?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Ahora no la veo! Y
como la voy a ver si ustedes me trajeron a vivir al centro de Lomas a este
departamento de morondanga sin luz que parece una ratonera y me alquilaron mi
casa de Lafinur y Rauch. Y encima la plata del alquiler se la quedan casi toda
ustedes. ¡Y la de la jubilación yo ni la veo! ¡Así que mejor no me hagas
acordar de eso, querés! ¡Cómo me cagaron a mí desde que pusieron el sistema
este nuevo de la tarjeta!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Pero esto que te
digo me lo contó Chicha, la del perrito, y yo a Chicha le creo. Y a Jeremías no
me vas a decir que no lo conozco bien. ¿Mirá, que se volvió chitrulo ese tipo
con los años, eh? Venir a engancharse con esa trola y dejar de clavo a su mujer
de toda la vida. ¡Una mina báarbara! La que le dio dos hermosos hijos, buenos,
trabajadores, y le aguanto la vela cuando los dos corrían la coneja con la
hiperinflación en los 80. ¡Bueno! Como todos. Pero por lo que me contaron ellos
la pasaron peor. Si la Vicky tuvo que salir a laburar de cualquier cosa para
poder pagar la olla. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Porque le calculo cerca
de sesenta el hijo de Muñecote. Si empezaron juntos el taller mecánico de la
calle Melo en la época de Alfonsín, y justo ahora cuando empezaba a irle bien
la viene a largar. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿A vos te parece
Marcela? </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡No ves que no
termina nunca una de conocer a los maridos! Ta casás con uno feo bien feo con
cara de boludo y te caga igual. ¡Porque mirá que es feo el Jeremías!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡Ya te dije! Para mí
que es Isabel la que pone los carteles de: “<i>Cuidado
con el árbol. Peligro de caída</i>” Si está deseando que el árbol gigante que
tiene en el jardín que está cada vez más inclinado, en vez de caerse para el
lado de la calle y mate a alguien, se caiga para adentro encima del techo de
chapas vencido de la casa y si es posible la mate a la pobre vieja. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡Si es que ya no la
mató ella! Porque andan diciendo eso también.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Porque el rumor que
corre es que si Muñecote no está muerta, un día esa casa se le va a caer encima
y la va a matar. ¡Si está toda deteriorada!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Porque ya nadie la
va a visitar y ni siquiera le dan una mano con los arreglos. ¿Porque cuánto
hace que a esa casa no va un gasista, un plomero, un techista, un electricista,
algo? Si no viste como tiene las paredes, húmedas por el rocío de los años. Si
en cualquier momento se le caen encima como dicen. A pedazos, por la humedad
del barrio cada vez que se inunda. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Qué sabés vos
mamá? ¿De dónde sacás todas estas cosas?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Saber… saber? Que
no voy a saber yo. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡Bueno…! No sé, pero
me lo imagino. No hay que ser muy inteligente. Si no va nadie a ayudarla a la
pobre de Muñecote. Al final de que te sirve haber sido una buena mujer, si te
cagan igual y te dejan tirada como un trapo de piso. Y hasta están esperando
que te mueras para venderte la casa.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Yo si atendiera el
teléfono la llamaría. Pero para mí que le cortaron la línea de la compañía por
falta de pago. O algún mal intencionado, pasó y le cortó el teléfono, o le
robaron el cable. ¿Qué sé yo! Si la casa parece abandonada, y yo te estoy
hablando ya de hace un par de años. Antes andaba con un celular que le regaló
la Vicky. Que mucho no sabía usarlo. ¡Pero ahora mismo no sé!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Ay, mamá. Eso fue
hace mucho tiempo.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡No te digo que no
sé! Que fue hace mucho tiempo.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Mucho tiempo, no.
Tres o cuatro años a lo sumo.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Cuánto hace que
vos no hablás con Vicky, mamá?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Y cómo voy a
hablar yo? Si desde que se separó se mudó a Guernica a lo de la mamá y no tengo
el teléfono. Y no supe más nada de ella. Y no te dije que de la turca y de la
Charo también perdí los números.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Mamá, Charo se
murió!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Cierto que me
dijiste eso. ¡Pobre Charo! ¿Por qué no me conseguís su teléfono? En lugar de
sacarme de mentira a verdad y tratarme como si fuera una mentirosa. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No te digo que se
murió.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿De qué se murió,
sabés?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-No, no sé, mamá.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Bueno, el de la
turca al menos. ¡Alguno!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿No ves que querés
pelear?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Yo no quiero
pelear! Pero tampoco quiero que me tomen de chitrula. Todo tiene un límite.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡El tema es así como
yo te lo cuento!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Para mí, Isabel, la
paraguaya, la metió en un geriátrico de mala muerte a Muñecote en Lanús para
quedarse con la casa y el boludo del hijo se quedó de brazos cruzados y no hizo
nada de nada y bien que se cayó la boca ese sin vergüenza. Si a mí me contaron
que hasta tenía un cartel de venta y todo, la casa, y que alguien de buenas a
primeras lo sacó. Si lo tiene agarrado de las pelotas. ¡Loco de amor que le
dicen! ¿O de quien sabe qué cosa? Porque estas paraguayas tienen fama de ser
bastante rapiditas, por decirlo de alguna manera -al sexo digo- y se hacen las
modositas: “Que necesitas. Que mi maridito de acá. Que mi maridito de allá. Que
quieres que te haga mi amor”. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡Ma qué maridito! Ni
maridito. Si está arrimada la turra esta. Si no es la mujer legal. Si la vieras
cuando se cruza con el Jeremías para el lado de Bánfield y se pasea por los
locales pitucos nuevos que pusieron sobre la calle Alvear gastando la plata que
le saca a él. O el boludo se la da. Eso no sé bien.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Y vos como sabés?
Si no vas hace años por allá.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡No te digo que no
sé bien! A mí me lo contó la reflexóloga que se puso un local de zapatos por
ahí y le va muy bien parece. Por eso te lo digo. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Quién? </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Alicia, la
reflexóloga. Con la que íbamos con la alemana a las clases de yoga. ¡Al final
vos resulta que no conocés a nadie!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Pero eso fue hace
mil años, Mamá!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Tantos años no.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡Es así como yo te
lo cuento! Esto de Muñecote es un misterio. Le tendría que decir a Chicha que
se dé una vuelta por allá para revelarlo de una vez por todas y terminar con
este asunto. ¡Porque hablar con vos del tema es como hablarle a la pared! O no
te interesa, o está visto que no lo entendés. Si ella anda por todos lados. ¡Le
digo que se vaya con el perrito y listo!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Mamá andá a dormir
y dejate de joder. ¡Me hacés ese favor! Mañana la seguimos.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Ahora resulta que
soy yo la que jodo, pero bien que de Muñecote no sabés un pito la vela y está a
las claras que entendés menos.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Me dormí, mamá!
Estoy dormida. Ya no te escucho. Me dormí.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Y quién quiere que
me escuches? Yo lo que quiero saber es que pasó con Muñecote. Si en realidad es
ella, Sí o No, la que pone los carteles. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="tab-stops: 342.0pt; text-align: center;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="tab-stops: 342.0pt; text-align: center;">
<span lang="ES">II</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Leona, ¿cómo se
siente hoy? Le traje las galletitas de hojaldre del <i>Día</i> que tanto le gustan, <i>Monferrato</i>
no hay más, ahora se llama <i>Tres Torres</i>,
espero que le guste. Y unos bifecitos tiernitos de lomo de <i>Morrone </i>compré también con la plata que me dio. Tuve que ir al
frigorífico porque al <i>Coto</i> nuevo que
pusieron frente a la plaza de Escalada no me dejaron entrar.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">El rati que está en
la puerta se ortibó y discutimos un poco y casi que nos vamos a las piñas. Y
eso que me conocía de la estación cuando jorobaba a la gente diciendo: “<i>Al mundo lo inventó el león, después…
nacieron todos muertos</i>” A lo mejor de ahí me agarró bronca, se ve que no le
gustaba que hiciera eso. Pero eso fue hace un tiempo y ya no hago más ese tipo
de boludeces ayudándome con el culo de botella de una gaseosa para que retumbe
el mensaje en los oídos cansados de los que bajan del tren. Me dijo que afeaba
el lugar, que yo era un ciruja, que estaba barbudo, pelilargo y sucio y que tenía
olor a vino. Mucho olor, y a vino. ¡Y usted vio como es esto del vino: uno
empieza porque no puede dormir por las noches y después sigue!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Así que me parece
que si no se ofende hoy le voy a usar un poco el baño. Limpio todo después. Lo
dejo como lo encontré. No se preocupe por eso.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Usá León, usá. Pero
no me llames más Leona, Muñecote decime como me llaman todos.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Ya se Leona, pero
si yo soy el León para la gente, usted es una Leona. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Si hace un par de
noches le festejé los cien años y todavía la sigue peleando. Y yo con todas las
que pasé en mi vida y en la calle, con mis sesenta y dos años estoy hecho un
León. Si así me siguen llamando cuando voy por las tardes a la parada del 51 a
Pavón, al lado del quiosco de diarios, en frente del <i>Vea y </i>del tipo que se puso con<i>
</i>un cajoncito a lustrar los zapatos. ¡Los arregla también creo! Y cuando
noto que la fila del colectivo se pone larga bien larga, les grito al oído mi
rugido de rabia de león contenida y entonces los asusto para que sientan el
mismo miedo a la vida que sentimos nosotros. Y cuando me miran con mala cara
les digo: “<i>Al mundo lo inventó el león,
después… nacieron todos muertos</i>” y no sabe cómo se ponen pensando que estoy
loco. Y después para aflojar un poco la cosa exclamo con vehemencia: “<i>Que Tinelli, ni Tinelli. Al mundo lo inventó
el león</i>”. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Si soy un León, el
León de Escalada, sabe.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Ya sé León…! Pero
te dije que no me gusta que hagas eso. Que te la pases asustando a la gente sin
motivos.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Bueno… mi Leona.
¡Perdón, Muñecote, digo! </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Por eso le hice
caso, y ahora a la mañana ya no lo hago más y en cambio pido limosna en la
Iglesia de Rosales y a la hora de la siesta me quedo merodeando la zona para no
despertar sospechas. Si incluso lo mandé al loco de la <i>Coca Cola</i>, ese que se la pasa tomando y pidiendo <i>Coca Cola</i> todo el tiempo por el lado de
Melo y Roca cerca de la placita de Rauch, que ahora le cambiaron el nombre a
Alajarín en memoria de Oscar, héroe y mártir ferroviario muerto por la
dictadura militar en los ´70 y está bien, porque tengo miedo que nos delate y
diga que fuimos nosotros los que sacamos el cartel de venta de la casa y lo
cambiamos por el de: “<i>Cuidado con el
árbol. Peligro de caída</i>”</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Igual quien le va a
creer. Si está más loco que un chivo loco. Quién le va a creer que amenacé a la
Isa en contarle a su hijo Jeremías que estaba casada en su país y que una vez
vino a buscarla el marido hecho una tromba, y la tuve que defender con mi
cuchillo para que no la cagara bien a trompadas y se la llevara de los pelos
arrastrándola al Paraguay. Si le pegaba siempre parece el muy hijo de puta. Por
eso lo debe haber dejado y se vino escapando para Buenos Aires. Que tengo fotos
besándolo, paseando con los dos hijos chiquitos del matrimonio por la peatonal
de Lanús, y entrando al hotel alojamiento de la avenida, y le saqué las fotos
con la cámara que usted me regaló para que la siguiera. ¿Se acuerda, no? Así
que por un buen tiempo no va a venir por acá. Ni va a insistir con eso de la
venta de la casa.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">En cambio, la Vicky,
su nuera, pobre está tan mal con esto de
la separación, aunque ya pasaron más de tres años que ni pinta por el barrio y
sus hijos tampoco. ¿Y usted tiene ganas de ver a sus nietos, no? De todos modos
ellos ya son grandes y se fueron a vivir con sus novias: uno se fue a Cañuelas y
el otro a la Capital. En cambio, Jeremías -su hijo me refiero- podría venir,
pero es tan pollerudo que hace todo lo que le dice la Isa. Si engualichado
parece que lo tuviera.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Muñecote!, me baño
y me tiró en el sofá un ratito. Cualquier cosa que necesite me avisa. Hacemos
así, como todas las noches desde hace casi un año.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Me regaste las
madreselvas.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Sí, Muñe, ya se la
regué. Quédese tranquila por eso. Cualquier cosa que necesite me avisa.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="tab-stops: 342.0pt; text-align: center;">
<span lang="ES">III</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Pero al León no hubo
rugido ni aspecto de calle que lo pudiera defender esta vez, y de anticipar ese
encuentro hubiera podido evitar aquella humillación acaso. Porque un desafío a
pelear o un duelo, por lo desparejo no fue. Cuando de las sombras se le
apareció el marido de la Isa con sed de venganza. El tipo se había venido otra
vez del Paraguay, o de quien sabe donde, con un revólver y tres amigos a
buscarlo. Se lo llevaron a la rastra primero por Ramón Franco, luego por
Beltrán, cruzaron la plaza de Escalada. Después la estación de tren, hasta
llegar a las vías muertas del ferrocarril por los talleres; cuando lo
interceptaron por Marco Avellaneda, y a empujones lo amarraron del cuello hasta
la Colonia ferroviaria, que ha decir verdad está cada vez más abandonada y
sola. ¡Qué pena! Con lo que cuesta dar identidad a un barrio como es <i>Las Colonias</i>, asentado en los años
veinte y de apogeo más o menos por los cincuenta, y terminado de venir a menos
por la debacle neoliberal de los 90. Cuando el ferrocarril dejó de ser el
mismo. Pero en los 70 no estaba tan mal. Si el propio Simón (o León como se
hace llamar ahora) se vino de Corrientes para probar suerte en el fútbol en el
club Talleres, y hasta llegó a jugar de delantero en la primera división de la
segunda categoría del fútbol argentino. Era un nueve aguerrido y picante con
gol, un poco petiso para el puesto, pero muy ligero. Y justo cuando su tío
materno le consiguió un trabajo de ferroviario en el Roca, lo ficharon como
profesional en el club, y aunque cobrara poco y nada al principio, decidió
optar por la pelota, hasta que tuvo la mala suerte que el arquero Germán Burgos
de Témperley le rompiera los ligamentos cruzados de un planchazo, y después de
la lesión dejó el fútbol profesional para siempre y se ganó la vida de mozo, de
pizzería en pizzería, primero por Gerli y Avellaneda y después por el este de
Lanús, pero nunca formó familia Simón, tuvo alguna que otra novia pero nada
más, y la plata que ganó, el pobre, se la gastó toda en joda y amigos, hasta
llegar a este presente transhumante de croto borracho, ayudando más por
compañía que por un baño caliente y un techo para dormir, a la buena de
Muñecote. Tratando de conservar lo que para muchos nunca murió. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Saltá, pelotudo!
Antes de que te pongas a llorar como un viejo borracho que sos. O te meto un
cuetazo en el medio de la frente; o mejor en los pies, así no podés caminar más
por la calle como tanto te gusta, espiando a todos y a todo por todos lados.
¡Vieja chusma! O estás caliente con la Isa que tanto te la pasás siguiéndola. ¡
<i>Nde añaRa’y!<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">A ver cómo te las
arreglás ahora para sacar el cuchillo con los brazos atados, como hiciste la
vez pasada en la puerta de esa casa
hecha concha donde solía ir la Isa a cuidar a esa señora. Y sacaron el cartel
de venta con ese loquito de la <i>Coca Cola</i>.
¡Te pensás que no sé! ¡Al pedo! ¿Quién carajo va a comprar esa casa en el
estado en que está? Sólo a la Isa se le puede ocurrir eso. Salvo por el valor
del terreno, pero nada más.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡Manejás bien el
cuchillo,che, vos! Se nota a la legua que sos correntino. ¡A tu Corrientes
porá! ¡Bailá chamamé, pelotudo, como dicen acá!
O te gusta la pendeja. ¿Te gusta la pendeja? <i>Nde Tavy piko!</i> O <i>Nde
tavyetéma voi! </i>Porque la Isa es mía. Está acá para sacarle la guita a ese
viejo de mierda, pero le está llevando demasiado tiempo. ¡Así que se acabó! ¡Nos
volvemos para Asunción! Pero antes te hago cagar a vos. <i>¡Añamengui…! ¡Nde Aña memby! </i>Así aprenden y se le van las ganas de
una vez a todos de llamar puta a mi Isa.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">A partir de ese día
la Isa desapareció de Escalada, ni una carta le dejó al pobre de Jeremías, que
se quedó mirando la ventana esperando que volviera un par de días hasta que el
tiempo se cansó de llover. ¡Si hasta pensó en llamar a la Vicky para pedirle
perdón! Y ya no tenía fuerzas para abrir el taller, ni siquiera mandó al mudo,
como le decían a un ayudante que tenía, a cobrar los últimos trabajos que había
hecho. Y si seguía así se lo iban a comer los piojos, o mejor dicho los
proveedores. Porque hasta los ahorros que acababa de sacar del banco <i>Credicoop </i>se los llevó la Isa, y alguna
que otra joya que guardaba de su madre, que conservaba él, por miedo a que
alguien pudiera robársela. Y se fue cabizbajo con el caballo cansado a lo de su
mamá, Muñecote. Tuvo que forzar la puerta de entrada, cosa que no fue muy
difícil, porque a la cerradura la habían cambiado entre el León y el loco de la
<i>Coca Cola </i>y mucho de eso no sabían.
Además, al juego anterior de llaves tampoco lo encontraba, porque lo había
escondido para que Isabel no pudiera ir más a visitar a su madre. ¿Para qué? Si
últimamente decía que era una vieja turra, que tenía que morirse sola: de
enferma o de hambre. ¡Pero la vieja parecía no morirse nunca! “Si nunca nos
apoyó en nuestro amor”, decía la Isa. Si está plagada de prejuicios como esa
Mirta Legrand que mira siempre en la televisión Led o LCD que tiene ahora, esa
que vos le compraste, y, nosotros en cambio con un televisor de tubo de 20
pulgadas, <i>Noblex,</i> viejo, todo
destartalado. Si le parece mal que un hombre de cincuenta largos se enamore de
una chica de veintiséis como yo, que te mostró el calor humano de un beso a
escondidas. ¡Si se te paró más conmigo que en toda tu vida! Y las chusmas del
barrio se murieron de celos por eso. Si al final éste, resultó un barrio
plagado de familias infelices y chato de amor –y me vienen a decir puta a mí-
que se muere de celos cuando escuchan los gritos de goce de un hombre feliz por
las noches. Si para mí que fue ella la que puso el cartel sobre Cafferata y
seguro le paga a uno de esos linyeras que merodean la casa, para que cada vez
que lo saco lo ponga de nuevo. ¡Te parece que es lindo saber que todo el barrio
se burla cuando leen el pasacalle: “<i>Isa,
paraguaputa, roba marido</i>”, para que no se olviden de lo que le hicimos a la
Vicky. ¿Te parece que es lindo? Por eso me fui.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Así que Jeremías, su
único hijo, concebido con tanto amor luego de varios tratamientos, ya de
grande, después de tanto tiempo, volvió a entrar solo y temblando a la casa
materna, traspirando, con las manos sudadas de olvido y la garganta seca de
tragar disgustos, donde lo único que quedaba en flor: eran las madreselvas del
jardín de la esquina de Rauch (ahora Alajarín) y Del Valle Iberlucea, regadas
por la lluvia del día anterior y por tantos olvidos.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Mamí, Mamá!
¡Mamaaá! ¿Dónde te metiste? ¿Estás bien? </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Hasta que la pregunta
de nuevo se cayó contra el piso -¡Mamí, Mamá! ¡Mamaaá! ¿Dónde te metiste?- con
la espalda a cuestas. Y tuvo que llamar de urgencia a la ambulancia de guardia cuando
la encontró sin aire desplomada en el suelo. Si estaba todo cerrado. Si todo
hacía suponer que hace días nadie ventilaba la casa. Si al León le quitaron la
vida a los golpes y terminó internado en el Evita para ser atendido por algunas
fracturas y cuando volvió a la casa, Muñecote ya no estaba y lloraban de pena
las madreselvas sin flor. Se habían rajado del todo las tejas del techo, y el
árbol gigante ahora sí, corría inminente peligro de caída. La puerta estaba
forzada, debe haber sido el Jeremías que lo vio sacando el cuerpo de la casa; o
mejor dicho, se lo contó <i>Coca Cola</i>.
Los vidrios de las ventanas estaban rotos a piedrazos por el loco que arrojó de
bronca todas las botellas de vidrio a las personas que pasaban por la esquina
incluso las llenas. Al llegar el León, sin aliento, regó las madreselvas y sin
cambiar el cartel movieron el árbol con el loco con fuerza hasta que se cayera.
Para culparse en el pecho que Muñecote muriera.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="tab-stops: 342.0pt; text-align: center;">
<span lang="ES">IV</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Hable…!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡Hola señora Tita,
cómo le va! Usted no me conoce, ¿sabe? A lo mejor oyó hablar de mí, pero nada
más. Me llaman el León…, pero mi nombre real es Simón. Me pidió Muñecote encarecidamente
que la llamara cuando pasara lo que le tengo que contar.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Decime… querido por
favor: ¿Qué pasó? Hace tiempo que estoy esperando noticias de ella.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Muñecote murió. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Cómo me decís…?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">- Ayer a la noche
murió. Y me parece que yo la maté. Sin quererlo, ¡claro! </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Coómo me decís…?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Yo tenía que
cuidarla y la dejé sola, ¿sabe? Eso pasó. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Así como se lo
cuento.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Me pidió que le dijera
que tenía un gran recuerdo suyo, que últimamente se pasaba las noches
recordando las historias de los bailes en el <i>Orillas del plata</i>, cuando eran tan jóvenes, las tardes de mate y
cremona y facturas de hojaldre y de charlas con usted. Me pidió que le dijera
que no hiciera como ella y qué no deje nunca de ver a sus hijas. Que aunque le
parezca mentira: es mejor siempre discutir con los hijos que dejar de verlos. -Yo
de eso mucho no sé porque no tuve la suerte de tener hijos, ¿sabe?-</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Me pidió encarecidamente
que la llamara. Que usted era la única amiga que debía estar preocupada realmente
por ella. De las que quedaron del grupo, ¡claro! Porque ya se fueron unas
cuantas, me dijo. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Y sí… claro. ¡Cómo
no iba a estar preocupada! Si como te decía: hace rato que no tenía noticias de
ella. Si casualmente hablaba anoche con mi hija la mayor de esto. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Y no pegué un ojo en
toda la noche pensando. Porque este asunto de la muerte de Muñecote me estaba dando
vueltas en la cabeza sobre todo desde ayer. Vos viste como somos los viejos,
que nos vemos poco y nos llenamos de excusas por eso, y por una cosa u otra no nos
llamamos nunca ni nos vemos, pero estas cosas las presentimos. Y yo tenía un
mal presentimiento ayer. Se lo dije a Marcela.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">¡No llores, querido!
Es la vida…, no fue culpa tuya.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Es que yo tenía que
cuidarla, y, ¿sabe?, la dejé sola. Se lo había prometido y esta vez no pude. Iba
para su casa cuando me interceptaron por Rosales el marido de la Isa con tres
tipos más. Me agarraron por la espalda, ¿sabe?, y empezaron a golpearme de lo
lindo. Tanto que todavía me duele. Y cuando saque el cuchillo como normalmente
hago para defenderme y corte a uno; Ramón, el marido de la Isa, se ensañó más conmigo
y me puso un revolver en la cabeza, y otro de los que estaba con él me encapuchó
con una bolsa de arpillera para que no viera más nada. Y siguieron pegándome.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Qué…? ¿La Isa tenía marido entonces? ¡Mirá ahora lo
que me vengo a enterar! </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Resultó que estaba
casada en el Paraguay. No sabe las cosas que hicimos para evitar que vendieran
la casa y que todos creyeran que era peligroso vivir allí. Si hasta pusimos un
cartel de: “<i>Cuidado con el árbol. Peligro
de caída</i>”. Para que nadie camine la vereda. Ni se acerque demasiado a la
vivienda. Pero el marido de la Isa se me apareció de repente cuando iba a
visitarla, y me llevó a punta de pistola a un descampado cerca de las vías del
tren, y después los otros tres siguieron pegándome. Me quebraron las costillas.
A uno le decían el Taku o algo así, y al otro Celso creo, y a ese me parece que
fue al que le corte el brazo cuando quiso amarrarme, entonces le sacó de prepo
el revólver al Ramón y me disparó en el pie cuando intenté escaparme, hasta que
me tropecé y al caer para atrás me golpeé con una piedra en la cabeza y fui a
parar al Hospital Evita, y de ahí en más no me acuerdo nada. No me puedo
acordar. Me dijeron que me encontró el de seguridad del <i>Coto</i> que siempre me boludeaba por mi facha de croto y borracho,
pero esta vez me ayudó.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Es por eso que no
puede ir a ver a mi leona estos días. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¿Cómo la llamaste,
querido?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Leona. Así le decía
yo. Ella decía que yo era el mejor hombre de todos, y eso me halagaba, porque
entendía las cosas. Hablábamos por las noches. Y yo le contaba las novedades
del barrio, porque ella ya no salía. Y le gustaba dormirse oyendo mis relatos. Le
contaba que donde era el <i>Club de los
Italianos</i> ahora pusieron un <i>restaurant</i>.
Bastante lindo.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Pero eso desde que
yo vivía por allá.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Que el de la
pollería <i>El Trebol</i> cada vez trae los
pollos más chiquitos y para mí que hace trampa con el peso con esa balanza
alemana que tiene. Que la pizzería <i>Mi
cuñado</i> continúa con el mismo nombre pero cambió de dueños y bajó la calidad
de la muzzarela. Que el Bocha de la ferretería <i>Los hijos de López</i> no cambia más, tarda casi 1 hora con cada
cliente, se toma su tiempo como dice, es capaz de limar un clavo que le llevás
de muestra para hacerlo tornillo, y después te dice: “andá, andá pibe, a mí no
me debés nada”. Que el chapista Alex, el que se mudó sobre Rauch para el lado
de Lafinur, se dejó el pelo largo de nuevo y ahora sale con una pendeja. Que
pusieron un Supermercado Chino nuevo sobre Rosales y tienen una bebita chinita
con los pelos parados que si la ves te la comés a besos. Que el <i>Club de los Pescadores</i> ahora vende
pizzas y empanadas y hasta hace <i>delivery</i>
también. Que <i>La Triestina II</i> sigue
siendo atendida por Omar, su dueño, o eso te hace creer, y que ya cumplió un
año en el barrio, y no aumenta los precios para conservar la clientela. Que
Rauch ahora se llama Alajarín, en
memoria de Oscar, héroe y mártir ferroviario muerto por la dictadura militar en
los ´70 y está bien. Porque tiene más que ver con la identidad del barrio. Si
nosotros siempre fuimos uno manga de obreros perdedores. Y a la casas estilo
inglés que nos construyeron hace años las están haciendo dúplex o edificios de
departamentos. Si hasta el club Lanús le roba la plata que le corresponde por
ley a Talleres por las regalías del Bingo. Si siempre nos cagan. Si siempre fue
así. Y los pibes de ahora se consuelan en la plaza fumando marihuana y
escuchando al Indio. Y a la <i>Biblioteca
Alberdi</i> y al <i>Club de ajedrez</i>,
salvo un par de viejos, nadie quiere ir.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Ella me escuchaba, sabe
Tita, entonces era fácil hablar.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡No llores,
querido!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Yo no los vi venir a
esos tipos, ¿se da cuenta?, entonces ella se murió. Esperando. Por mi culpa. Seguro
le llegó el cuento a la pobre que a mí me había pasado algo. Nos necesitábamos
el uno al otro, ¿sabe? La dejé sola y ella se murió.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-¡No llores más,
querido!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-La entierran hoy en
el cementerio de Uriarte, pero yo no voy a ir. No quiero que me vea así, tan
débil y temeroso, ¿sabe? Porque yo para
ella era un león.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Disculpe Tita, al
final me la pasé hablándole de mí en vez de contarle de Muñecote, estoy muy mal
por esto, ¿sabe?, la tengo que dejar. Pero quería cumplir con el pedido de mi
leona. Muñecote para usted, claro.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">-Tenés que ser
fuerte, Simón, aunque no seas un León a veces. ¡Muchas gracias, querido, por haberme llamado! ¡No sabés cómo se va a
poner Marcela cuando se lo cuente! Seguro va a decir que yo invento las cosas.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
</div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-74380908126465727172015-10-16T09:25:00.002-07:002015-10-16T09:25:54.968-07:00Toda la voz de América en mi piel. La crónica: un género baldío para un cronista adjetivo Pedro Lemebel. Anexo (o lo que las crónicas nos dejaron hacer) 15 arriesgos sobre la crónica: Sin cadáveres ni alambres que demarquen al género (o el agua barrosa del Mar de Ansenuza) 15va. La crónica fue inventada por los modernistas<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<strong><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">15va. </span></strong><em><b><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">La crónica fue inventada por los
modernistas.<o:p></o:p></span></b></em></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La crónica fue inventada por los modernistas, que como explica
Susana Rotker (2005), siguiendo a Julio Ramos (2003) podría decirse que sí. Sin
embargo, para referirme a ella utilizaremos la definición de crónica sin
separarla de su adjetivo “modernista” en vez de denominarla crónica a secas:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Por
lo que la crónica modernista constituye un producto híbrido, un producto
marginado y marginal, que no suele ser tomado en serio ni por la institución
literaria ni por la periodística, en ambos casos por la misma razón: el hecho
de no estar encasillada definitivamente dentro de ninguna de ellas.
Paradójicamente, la crónica modernista surge en la misma época en que comienzan
a definirse –y separarse- los espacios
propios del discurso periodístico y del discurso literario. La literatura cobra
autonomía en la esfera estética, mientras que el periodismo recurre a la
premisa de ser el testimonio objetivo de hechos fundamentales del presente. La
estrategia de la escritura periodística establece, desde ese entonces, un pacto
de lectura, que garantiza la veracidad de los hechos narrados, al que se le
opone la verosimilitud de la ficción literaria. Lo que se cuenta puede o no
parecer real, pero jamás ocurrió como tal fuera de la imaginación del autor. En
la literatura, en cambio, es irrelevante si lo que se cuenta ocurrió en la
realidad, importa menos lo que se cuenta que el modo como se lo cuenta, el peso
poético de las palabras, el valor autónomo de lo escrito. Y la crónica esta
allí, desde el principio, amenazando la claridad de esas fronteras. La crónica
se concentra en detalles menores de la vida cotidiana, y en el modo de narrar.
Se permite originalidades que violentan las reglas del juego del periodismo,
como la irrupción de lo subjetivo [<i>a
mayor subjetivación más se confunde el género</i>]. Las crónicas no respetan el
orden cronológico, la credibilidad, la estructura narrativa característica de
las noticias (2005:225-226). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Los textos de Martí intentaron aclarar el género:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">En
sus crónicas, retrata los acontecimientos a través de mecanismos –como la
analogía, el simbolismo, el impresionismo, el expresionismo, la musicalidad- y
de imágenes que son construcciones de su pensamiento y que no existen como
tales sino dentro del espacio textual. El resultado es una crónica que no saca
al lector de la dimensión de la realidad de los hechos sino que introduce en
ese plano un modo de percepción que lo mitologiza y le confiere trascendencia
sin perder el equilibrio referencial (Rotker, 2005:226).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt -14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: justify;">
<b><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Boquita de
canela lunar<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">TE LLEVO A MI
CASA, hay un vino y te hago comida. No puedo niño, en Santiago tengo mucho que
hacer. Pero… (haciendo un puchero infantil). No puedo, no insistas. Entonces
soltó mi mano. Escribiré la historia de nuestro amor, dije con dulzura. No me
importa, escupió con desdén. A todos le dice lo mismo usted, don Pedro (ahora
ya no me tuteaba). A todos les cuenta el mismo cuento. ¿Cree que no leo el <i>Clinic</i>? Yo soy uno más para usted don
Pedro (el don lo mascaba con frío sarcasmo). Yo aposté todo, me jugué las
cartas, perdí polola, trabajo, reputación; no ve que Calama es chico y todos lo
van a saber. Total, usted se va y yo me quedo. ¿Qué le cuesta, quédese un día
más? La gravedad del silencio era un zumbido que flotaba en la colcha del
lejano tierral. Lo miré con toda la ternura que cabía en mis ojos miopes. Amor…
empecé a decir. No me diga amor, quiere. Sabes que no puedo quedarme. ¿No puede
o no quiere? Es inútil que insistas, concluí con acerada frialdad, y me asombre
de haber tomado esa decisión. Para decir que no, a veces se necesita mucho
valor, dije a modo de disculpa. No, me interrumpió agresivo. Usted es un
cobarde… Sabe, usted es pura literatura.<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">en<i> “<b>Bésame
de nuevo forastero” </b></i>de Pedro Lemebel.<i><o:p></o:p></i></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">No me pidas más,
estoy roto por dentro. Todo lo que más quiero en la vida me llega tarde… y tú
no eres la excepción. Sigo pensando que es un cobarde… pura literatura, fue lo
último que escuché de su boca antes de que Parrita saliera con él rumbo al
ascensor. Después en Santiago, al llamar al Hotel Sahara me enteré de que ya no
trabajaba allí. Pura literatura, me queda campaneando como el eco certero de
ese adiós. Y es posible que el chico del Hotel Sahara tenga razón, cuando esa
mañana puso en jaque el arrojo de la vida por la cobardía de escribir lo que la
letra borró <o:p></o:p></span></i></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">(2010:59-60).<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">El mimo de la
nariz verde<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">POR TODA
RESPUESTA el mimo alza los hombros inocente. ¿Eres mujer, entonces? Tampoco
responde, y sólo me tira un beso rojo, sacando de sus enormes pantalones de <i>clown</i> un ramo de flores de papel que
ofrece como toda respuesta. Y allí me deja en la encrucijada, mirando su figura
chaplinesca que se va pisando hojas, brincando por el oro viejo del sendero. Al
cruzar la calle da vuelta su carita empolvada y hace girar su nariz verde, que
cambia de color. Antes de seguir el vagabundeo callejero pienso alegremente en
la moda asexuada que colorea el circo santiaguino de estos tiempos. Me atrevo a
pensar optimista que la primavera ya está cerca y viene a contagiar los cuerpos
con sus arreboles mágicos. A mi lado pasan de la mano dos figuras pendejas
comiéndose a besos. Al saludarme caigo en cuenta que son dos chicas góticas
arrullando su lesbo en la misma vereda donde se aproxima una pareja de ancianos
paseando un perro. Enfrente, una loca de pelo verde va desafiante batiendo sus
mechas vegetales.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Dos tipos de
terno discuten sobre fútbol, pero en un mínimo instante cruzan un mirar de
velado deseo. En la esquina, el pequeño mimo verde hace sus maromas, agradece
con aparatosas reverencias y recoge en un sombrero las monedas que dejan caer
los automovilistas. Desde lejos, mirando como vieja intrusa, trato de descubrir
algún gesto que delate su género: cuando se agacha, cuando se empina en puntas
de pie, cuando ladea su cabeza con finura, cuando se percata que observo desde
el frente. Y ni siquiera allí abandona su pose ambigua.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> en <b>“<i>Serenata
cafiola</i>”</b> de Pedro Lemebel<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> (2008:202-203).<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Por eso resultó necesario para este ensayo la mención de las
crónicas de José Martí, porque obligan a tomar conciencia de lo que conviene
dentro de la escritura y de cómo lo continuaron Perlongher primero hasta llegar
a Lemebel. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">En su “impureza” dentro de las divisiones de los discursos, en
su marginalidad con respecto a las categorías establecidas, está lo que ellos
aspiraban en la literatura: romper con los clisés, permitir nuevas formas de
percepción y de decir, explorando e incorporando al máximo las técnicas de la escritura,
en un laboratorio de ensayo permanente como el espacio de difusión y contagio
de una sensibilidad y de una forma de entender lo literario que tienen que ver
con la belleza, con una política de la lengua literaria, con una
territorialidad (latinoamericana), con la búsqueda de un nuevo modo de dar
cuenta de una nueva y cambiante realidad. Cuando el recuerdo adjetivo vocea la
crónica tatuada en los pies.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Salgo a caminar por….</span></i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Ahora que se
apagó el latido de su voz rescato estos apuntes para evocar la primera vez que
la conocí a comienzo de los ochenta… <i>por
la cintura cósmica del sur…</i> Entonces, yo era un mochilero buscavidas que
cruzaba la cordillera para respirar un poco la recién resucitada democracia en
el vecino país… <i>piso en la región</i>… Por
acá apestaba la represión y por allá se podía ver y escuchar a Milanés, a
Serrat y a Mercedes Sosa, que eran músicas sospechosas para la jauría milica
del Chile de entonces<i>… más vegetal del
tiempo y de la luz… </i>A ella solamente la escuchábamos en peñas y carreteados
casetes que se guardaban como joyas junto a los afiches y panfletos
libertarios. Por eso, al enterarme de que Mercedes había regresado de su
exilio, me propuse conocerla y partí a Buenos Aires subiendo al <i>bus </i>hasta Mendoza, para luego tomar el
tren nocturno que cruza la inmensa pampa… <i>siento
al caminar toda la piel de América en mi piel</i>… Cuando llegué al teatro transpirado y
acezando, los porteros me miraron la facha hippona exclamando que no podía
ingresar al concierto con esa enorme mochila. Así que, che, correte de aquí.
Vamos, andando para otro lado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Después de tanto
incidente quería llorar y con decepción me senté en la mochila a la salida del
lugar. Por fortuna, un músico de la cantante había sido testigo de la escena
con los guardias y se acercó ofreciéndome guardar la mochila en el camarín. Y
cuando venga a buscar la mochila, ¿podré saludar a Mercedes?, me atreví a
preguntarle. Yo creo que sí, sobre todo si vienes de Chile y te ha costado
tanto llegar… <i>y anda en mi sangre un río
que libera en mi voz su caudal</i>… La sencillez del espectáculo conmovía,
solamente dos guitarras, algo de percusión y el metal incomparable de su voz lo
llenaba todo. Su voz lo perfumaba todo, como si aquella respiración cantora
fuera un escalofrío vertebral que, en un susurro, recorría la historia
latinoamericana del desgarro... <i><span style="background: white;">sol de alto perú, rostro bolivia, estaño y
soledad, un verde brasil besa a mi chile cobre y mineral, subo desde el sur
hacia la entraña américa y total, pura raíz de un grito</span> <span style="background: white;">destinado a crecer y a
estallar…</span></i></span><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 8.5pt;"> </span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">A ratos era la
rabia, que entonaba zambera desenterrando raíces de injusticia. La sala repleta
respiraba el silencio ritual donde se podía escuchar hasta el ahogo afinado de
nuestra Mercedes. Y al llegar a la última estrofa me lo aplaudí todo, y me lo
lloré todo, y me lo canté todo, eternamente agradecido de aquella acogida… <i>todas las voces, todas</i>…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Terminó el
recital que en dos horas había estrujado el corazón del público que no la
dejaba irse… <i>todas las manos, todas</i>… Luego
de esto me dirigí a los camarines a recoger mi mochila, y allí me recibió ella
en persona con una ternura infinita, tan grande como un mundo de cariño, que me
hizo tambalear ante su imponente y cálida presencia… <i>toda la sangre puede, ser canción en el viento</i>… ¿Vienes de Chile?,
me preguntó con los ojos empañados… <i>¡canta
conmigo canta, hermano americano…</i> Y no te canté la canción dedicada a
Víctor. “No puede borrarse el canto con sangre del buen cantar”, murmuró
abrazándome, mientras un grueso lagrimón le vidriaba su mejilla. [Pero te
canté, <i>Canción con todos</i> <span style="color: #121212;">de Armando Tejada Gómez y César Isella]</span>, la marca
llagada en la voz memorial del continente… <i>libera
tu esperanza</i>… La poética del canto político que nos dejó un verso trunco,
una canción sin cantar, una canción a medio trino en el pentagrama indio de su mochila
de pájaros…<i>con un grito en la voz!...</i>
Y ahora, ¿a dónde vas?, me preguntó maternal mirando mi mochila. Por acá cerca
[en alguna crónica] (Lemebel, 2013:91-94).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 8.5pt;"><br />
<!--[if !supportLineBreakNewLine]--><br />
<!--[endif]--><span style="background: white;"><o:p></o:p></span></span></div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-51471641248357108182015-10-16T09:24:00.001-07:002015-10-16T09:24:21.534-07:00Toda la voz de América en mi piel. La crónica: un género baldío para un cronista adjetivo Pedro Lemebel. Anexo (o lo que las crónicas nos dejaron hacer) 15 arriesgos sobre la crónica: Sin cadáveres ni alambres que demarquen al género (o el agua barrosa del Mar de Ansenuza) 14va. La crónica es calidad de estilo propio<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<strong><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">14va.
</span></strong><em><b><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">La crónica
es calidad de estilo propio.<o:p></o:p></span></b></em></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La crónica es
calidad de estilo, en busca de un estilo propio, diría: de su propio lenguaje,
de su propia voz, de su propia experiencia, de su mismo ritmo. La crónica se
apoya, como ya dijimos, más en la calidad de estilo y de exposición y en el
peso de la escritura que en el hecho de que el referente fuera real o ficticio.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">En ese marco y
siguiendo a Caparrós (2007) en planteos de Idez (2011): podemos mencionar el
estilo, como las inflexiones y modulaciones que cada autor hace sobre el
lenguaje. Podemos entender el estilo desde un doble reenvío: por un lado, hacia
las normas de estilo de la crónica que permite un reconocimiento (más o menos)
genérico “esto es una crónica, por ejemplo”, porque fue publicada como tal y porque
el autor dice que es una crónica; y por otro lado, el trabajo sobre el lenguaje
que habilita el reconocimiento de un autor “es un crónica escrita por…Lemebel por
ejemplo”. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">En tanto que la
crónica es un género que permite una gran libertad sobre el uso del lenguaje (y
no solo que permite, sino que solicita y recompensa en términos de capital
simbólico un uso creativo y artístico del lenguaje) porque son esos giros e
inflexiones los que permiten reconocer –si es posible- al género, con lo que se
invertiría el orden del reconocimiento mencionado “porque sé que es una crónica
de Lemebel se que es una crónica por ejemplo”; o también pensar en un
reconocimiento simultáneo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Como explica Roland
Barthes: “el estilo, al mismo tiempo, remite al autor como persona “real” (como
figura de autor), y sigue: “el estilo no es sino metáfora, es decir ecuación
entre la intención literaria y la estructura carnal del autor… su secreto es un
recuerdo encerrado en el cuerpo del escritor” (2003:20).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Pedro Lemebel,
continuador de la trayectoria barroca de los escritores modernistas
(especialmente de Martí), después de Perlongher, del melodrama, más del bolero
que de la cueca o de la cumbia o el rock, reivindica el cuerpo frente al cuerpo
y el de sí mismo frente a las cosas, ya desde las portadas de sus libros <i>Loco afán</i> y <i>De Perlas y cicatrices,</i> Lemebel
desafía a sus lectores, aún antes que estos comiencen su lectura, con
fotos del mismo en una especie de travestismo creativo, como vimos en la <i>primera parte del Capítulo 1</i>. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Para Roberto Bolaño
(1996) nadie le saca más emociones al español que Lemebel, Lemebel no necesita
escribir poesía para ser el mejor poeta de su generación, porque sabe abrir los
ojos en la oscuridad, en esos territorios en los que nadie se atreve a entrar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Escritor singular,
dueño de una manera eslabonada, de una prosa que hace gala de un oído literario
excepcional, del don de la metáfora que prodiga sin deshacerse de la cursilería
y sin red de protección, de la metonimia exagerada (donde el último de los
adjetivos termina muchas veces contradiciendo al primero y así, hasta decir en
el sumar de distintas maneras lo mismo y lo contrario a la vez, en una actitud
de torsión al modo que Martí entendía al barroco y Lemebel al travestismo por
la desmesura de su escritura), en solidaridad narrativa con los seres
marginales, (que reconoce como sus semejantes), a los que no exime de burlas ni
de crueldades (para humanizarlos “dice”), de “barroquismo desclosetado” en
palabras de Carlos Monsivais (2001), atravesando las fronteras del vestuario
asignado para su género (<i>como la crónica
y el barroco, por eso se llevan tan bien</i>).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Corpus Christi<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">TAL VEZ como espectáculo noticioso en la pasada dictadura, el
sucedo Corpus Christi, también llamado Operación Albania por la CNI, fue uno de
los más repugnantes hechos que conmocionaron al país con su doble estándar
noticioso. Por una parte, el periodismo cómplice de <i>El Mercurio</i> y <i>Canal Trece</i>
donde aparecía el reportero estrella junto a los cadáveres aún tibios, dando a
entender que ese era el saldo de enfrentamientos entre la subversión armada y
los aparatos de seguridad que protegían al país del extremismo. Por otro lado,
el relato clandestino, en el chorreo achocolatado de la masacre, la parapléjica
contorsión de los doce cuerpos, sorprendidos a mansalva, quemados de improviso
por el crepitar de las ráfagas ardiendo la piel, en la toma por asalto del
batallón que entró en las casas como una llamarada tumbando la puerta,
quebrando las ventanas, en tropel de perros rabiosos, en jauría de hienas
babeantes, en manada de coyotes ciegos por la orden de matar, descuartizar a
balazos cualquier sombra, cualquier figura de hombre, niño o mujer herida
buscando a tientas la puerta trasera.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">en <i>“<b>De
perlas y cicatrices”</b> </i>de Pedro Lemebel.<i><o:p></o:p></i></span></div>
<div align="right" class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Quizás, después de aquello, el centenar de hombres chilenos,
miembros de las Fuerzas Armadas y la CNI, un poco cansados volvieron a sus
hogares, saludaron a su mujer y besaron a sus niños, y se sentaron a comer
viendo las noticias. Si pudieron comer relajadamente y fueron capaces de
eructar mirando la fila de bultos crispados desfilando en la pantalla. Si esa
noche durmieron profundamente y sin pastillas, e incluso fornicaron con su
mujer y en el minuto de acabar volvieron a matar eyaculando helado sobre los
cuerpos yertos. Si esa noche de alacranes alguno de ellos engendró un hijo que
ronda los once años. Si el chico va de la mano de ese ex CNI cerca de la calle
Pedro Donoso, Varas Mena o Villa Frei, y no sabe por qué su padre evita pasar
por las esquinas. Si hoy, nuevamente, abierto el caso Operación Albania, alguno
de ellos fue llamado a declarar, y antes de salir siente temor de mirar los
ojos ciervos de ese niño preguntando. Si tiene temor, si por fin siente miedo.
Que sea eso el comienzo del juicio en la
inocencia interrogante como castigo interminable (2010:118-120).<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">“Para mi
tristeza violeta azul”<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">EL DÍA DE LOS
MUERTOS en el Metropolitano es un carnaval donde los pobres adornan la pena
hasta la aglomeración del fetiche barroco. Parecieran consolarse al acumular
cachureos navideños en un altar para el deudo. Mariposas hongkonesas y
palomitas taiwanesas relumbran en los patios. Y hasta las lágrimas refulgen
como lucecitas pascueras en las mejillas dolientes. Mi mami Violeta quería
estar aquí, y quedar cerca de una colonia de gitanos. Ella amaba a los gitanos,
sufren tanto pero bailan y cantan en su aporreada expatriación. Y fue casi por
milagro que la tumba de los Nicolich rodearan su sepulcro. Ellos llegan en sus
vehículos con sus toldos y sombrillas tirando las alfombras donde se sientan
las señoras gitanas con sus velos dorados y turquesas. Y ahí están todo el día,
tomando mate, gritando en romaní a los niños zíngaros que juegan entre las
tumbas. A veces los gitanos cantan. A veces un lagrimón espeso recorre la
mejilla rugosa de una matriarca. A veces los gitanos, vecinos de mi mami, cantan, y una joven cimbrea las caderas en el
cañaveral de la tarde. A veces los gitanos cantan, y me alegran el ocaso cuando
me voy del cementerio, dejando en el regazo de mi mami muerta un ramito de
violetas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> en <b>“<i>Serenata
cafiola</i>”</b> de Pedro Lemebel<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> (2008:237).<o:p></o:p></span></i></div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-65926506823422696352015-10-16T09:19:00.001-07:002015-10-16T09:19:38.648-07:00Toda la voz de América en mi piel. La crónica: un género baldío para un cronista adjetivo Pedro Lemebel. Anexo (o lo que las crónicas nos dejaron hacer) 15 arriesgos sobre la crónica: Sin cadáveres ni alambres que demarquen al género (o el agua barrosa del Mar de Ansenuza) 13va. La crónica es un género baldío<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<strong><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">13va.
</span></strong><em><b><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">La crónica
es un género baldío.<o:p></o:p></span></b></em></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<em><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-weight: bold;">La crónica, como ya vimos en los Trazados teóricos,
es un género baldío en términos de contaminación de material, como variante
derivada de la idea de género fronterizo, ambos a la intemperie. Con el
propósito de darle una vuelta más a un territorio donde todavía falta mucho por
construir, una vuelta que ofrece elementos nuevos en la comprensión del espacio
y los conflictos culturales en que se mueven, además de una revalorización de
sus modos propios de percibir y de narrar su experiencia. En un entramado de
géneros extraídos de sus fronteras corridas, donde cada texto remite su sentido
al cruce de los géneros y los tiempos travestido para la ocasión. </span></em><em><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt; font-style: normal; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p></o:p></span></em></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<em><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-weight: bold;">Porque en cuanto género pertenece a una familia de
textos que se replican y reenvían unos a
otros desde diferentes lugares permitiendo al lector hacer el tránsito de la
anécdota a la noticia “sin perderse”. </span></em><em><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt; font-style: normal; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p></o:p></span></em></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<em><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-weight: bold;">Siguiendo a Jesús Martín Barbero (2009), como
dijimos, la noción de género que trabajamos tiene entonces poco que ver con la
vieja noción literaria del género como “propiedad” de un texto. En el sentido
en que un género no es algo que le pase al texto sino algo que pasa por el
texto. Algunos investigadores italianos entienden al género como una estrategia
de comunicabilidad y es como marcas de esa comunicabilidad que un género se
hace presente y analizable en el texto (Casetti, Lumbrelli, Wolf, 1980). </span></em><em><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt; font-style: normal; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p></o:p></span></em></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<em><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-weight: bold;">La consideración de los géneros como hecho puramente
“literario” –no cultural- impide comprender su verdadera función en el proceso
y su pertinencia metodológica: clave para el análisis de textos como la
crónica.</span></em><em><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt; font-style: normal; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p></o:p></span></em></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<em><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-weight: bold;">En cuanto a estrategias de interacción, esto es
“modos en que se hacen reconocibles y organizan la competencia comunicativa los
destinadores y destinatarios” (Wolf, 1983), el estudio de los géneros no puede
llevarse a cabo sin replantearse la concepción misma que se ha tenido de la
comunicación. Pues su funcionamiento nos coloca ante el hecho de que la
competencia textual, narrativa, no se halla solo presente, no es condición
únicamente de la emisión sino también de la recepción. Cualquier lector sabe
cuando un texto ha sido interrumpido, conoce las formas posibles de
completarlo, es capaz de resumirlo, de ponerle un título, de comparar, de
clasificar esos relatos, de diferenciar
lo literario de lo periodístico, lo ficcional del referente. Procesos de
apropiación de la crónica en su diversidad, esto es en la pluralidad de
condiciones sociales y de matrices y competencias culturales, de hábitos de
clase, modos de comunicar y gramáticas narrativas, y el excedente de ese
recorrido, los desperdicios marginales son retomados por la crónica en un
género sin límites propios, excepto los que le da la noticia, la novela o el
ensayo de investigación.</span></em><em><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt; font-style: normal; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p></o:p></span></em></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<em><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-weight: bold;">En primer lugar, la crónica, como género, de otros
géneros literarios, de aquello que hace referencia al mundo de la gente. Se
podría afirmar que el género es justamente la unidad mínima de contenido de la
comunicación y que cada vez es menor la demanda del público a nivel de género. Y
en segundo lugar, ello implica que la referencia de la crónica al mundo y a la
vida de la gente no se produce a través de indicadores inmediatos de realidad
trasplantada o trasplantable (para hacer cultura sobre el prefijo trans), pues
no es la representación de los datos concretos y particulares lo que produce en
la ficción el sentido de realidad sino una cierta generalidad que mira para
ambos lados y le da consistencia tantos a los datos particulares de lo real
como al mundo ficticio (Barbero, 2009).</span></em><em><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt; font-style: normal; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p></o:p></span></em></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La leva<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">AL MIRAR la leva de perros babosos encaramándose una y otra vez
sobre la perra cansada, la quiltra flaca y acezante, que ya no puede más, que
se acurruca en un rincón para que la deje tranquila la jauría de hocicos y patas
que la montan sin respiro. Al captar esta escena, me acuerdo vagamente de
aquella chica fresca que pasaba cada tarde con su cimbreado caminar. Era la más
bella flor del barrio pobretón, que la veía pasar con su minifalda a lunares
fucsia y calipso […] Ella era la única que se aventuraba con los escotes
atrevidos y las espaldas piluchas y esos vestidos cortísimos, como de muñeca,
que le alargaban sus piernas del tobillo con zuecos hasta el mini calzón.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">En aquellas tardes de calor, las viejas sentadas en la puerta se
escandalizaban con su paseo, con su ingenua provocación a la patota de la
esquina, siempre donde mismo, siempre hilando sus babas de machos burlescos. La
patota del club deportivo, siempre dispuesta al chiflido, al mijita rica, al
rosario de piropos grosero que la hacían sonrojar, tropezar o apurar el paso,
temerosa de esa calentura violenta que se protegía en el grupo. Por eso la
chica de la moda no los miraba.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">en<i> “<b>De
perlas y cicatrices”</b> </i>de Pedro Lemebel.<i><o:p></o:p></i></span></div>
<div align="right" class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Y
curiosamente no se veía un alma cuando llegó a la esquina. Cuando extrañada
esperó que la barra malandra le gritara algo, pero no escuchó ningún ruido. Y
caminó como siempre bordeando el tierral de la cancha, cuando no alcanzó a
gritar y unos brazos como tentáculos la agarraron desde la sombras. Y ahí mismo
el golpe en la cabeza, ahí mismo el peso de varios cuerpos revoleándola en el
suelo, rajándole la blusa, desnudándola entre todos, querían despedazarla con
manoseos y agarrones desesperados. Ahí mismo se turnaban para amordazarla y sujetarle
los brazos, abriéndole las piernas, montándola epilépticos en el apuro del
capote poblacional. Ahí mismo los tirones de pelo, los arañazos de las piedras
en su espalda, en su vientre toda esa leche sucia inundándola a mansalva. Y en
un momento gritó, pidió auxilio mordiendo las manos que le tapaban la boca. Pero
eran tantos, y era tanta la violencia sobre su cuerpo tiritando. Eran tantas
fauces que la mordían, la chupaban, como hienas de fiesta la noche sin luna fue
compinche de su vejación en el eriazo. Y ella sabe que aulló pidiendo auxilio,
está segura de que los vecinos escucharon mirando detrás de las cortinas,
cobardes, cómplices, silenciosos. Ella sabe que toda la cuadra apagó las luces
para no comprometerse. Más bien, para ser anónimos espectadores de un juicio
colectivo. Y ella supo también, cuando el último violador se marchó subiéndose
el cierre, que tenía que levantarse como pudiera, y juntar los pedazos de ropa
y taparse la carne desnuda, violácea de moretones. La chica de la moda supo que
tenía que llegar arrastrándose hasta su casa y entrar sin hacer ruido para no
decir nada. Supo que debía lavarse en el baño, esconder los trapos humillados
de su moda preferida, y fingir que dormía despierta crispada por la pesadilla. La
chica de la moda estaba segura de que nadie serviría de testigo si denunciaba a
los culpables. Sabía que toda la cuadra iba a decir que no habían escuchado
nada. Y que si a la creída de la pobla le habían dado capote los chiquillos del
club, bien merecido se lo tenía, porque pasaba todas las tardes provocándolos
con sus pedazos de falda. Que quería, si insolentaba a los hombres con su
coqueteo de maraca putiflor (2010:51-53).<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">El Zanjón de la
Aguada<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Y TAL VEZ
alguien nos dijo que existía el Zanjón y para no quedarnos a la intemperie,
llegamos a esas playas inmundas donde los niños corrían junto a los perros
persiguiendo guarenes […] Pareciera que en la evocación de aquel ayer, la
tiritona mañana infantil hubiera tatuado con hielo seco la piel de mis
recuerdos. Aún así, bajo ese paraguas del alma proleta, me envolvió el arrullo
tibio de la templanza materna. En ese revoltijo de olores podridos y humos de
aserrín, “aprendí de todo lo bueno y supe todo lo malo”, conocí la nobleza de
la mano humilde y pinté mi primera crónica con los colores del barro que
arremolinaba la leche turbia de aquel Zanjón.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> en <b>“<i>Zanjón
de la Aguada</i>”</b> de Pedro Lemebel<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> (2003:14-15).<o:p></o:p></span></i></div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-69605772073573775232015-10-16T09:16:00.000-07:002015-10-16T09:16:08.327-07:00Toda la voz de América en mi piel. La crónica: un género baldío para un cronista adjetivo Pedro Lemebel. Anexo (o lo que las crónicas nos dejaron hacer) 15 arriesgos sobre la crónica: Sin cadáveres ni alambres que demarquen al género (o el agua barrosa del Mar de Ansenuza) 12da. La crónica es un género fronterizo: una escritura a la intemperie de los "otros"<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<strong><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">12da. </span></strong><em><b><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">La crónica es un género fronterizo: una
escritura a la intemperie de los “otros”.<o:p></o:p></span></b></em></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La crónica, como ya vimos
en los <i>Trazados teóricos</i>, es un
género fronterizo: una escritura a la intemperie de los “otros. Y es muy
probable que así sea, y es Rossana Reguillo (2011) la que oportunamente se hace
esta pregunta: ¿Cómo mantener las fronteras de un relato que (por algún motivo)
le tocó (o <i>prefirió tal vez, si es que
estas cosas se eligen</i>) vivir a la intemperie de los “otros”? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Una crónica como relato
fronterizo, a la intemperie, que se expresa “en femenino como la relación
ordenada de los hechos”; y en masculino, “como lo crónico, como enfermedad
larga y habitual”, que se vuelve a instaurar en estos días (donde <i>“no sale el sol si no tu rostro”</i>, como
dice la canción) “como forma de relato, para contar aquello que no se deja
encerrar en los marcos asépticos de un género” (2011:61). De ningún género,
(por precioso y puro que éste sea), porque no lo conforma, porque no lo abarca,
(porque no lo sostiene, porque no lo contiene, <i>y acaso, ¿quién quería eso?</i>), porque no aprieta con sus pliegues, o
en los que en<i> </i>su gruesa forma,
patinosa, se le escapa. Y entonces reformula la pregunta: ¿O será, más bien que
es el propio acontecimiento el que instaura sus propias reglas y sus propias
formas de dejarse contar?” Y la crónica, “de alma antigua, errante, [viajada,
vivida, trajinada], irrumpe una vez más en el concierto armónico de los relatos
gobernables y asimilables a unos límites precisos” (2011:61) -<i>como prosa bastarda que no debió nacer y que
tuvo que cambiarse el nombre y adjetivarse para auto-percibirse y que la
percibieran</i>-. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Su ritmo sincopado transgrede la métrica de una linealidad
desimplicada; la crónica está ahí, rasgando el velo de lo real lejano, en el
cuarto, en una calle abandonada, [en alguna esquina, en un parque, atrás de un
árbol, detrás de poste, escondida, esperando] en la voz que narra el
desconsuelo, es incómoda, como incómodo testigo de aquello que no debería
verse, por doloroso o por ridículo, que a veces es lo mismo. Pero la crónica ve
(<i>escucha, observa, siente</i>), se
sorprende a sí misma en el acto de comprender (2011 61).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">A la intemperie de otros
géneros y buscando “a otros” que se dejen contar, para cobijarlos, para
cubrirlos con mantas: muerta de frío en invierno, para refrescarlos con agua,
porque fue el calor en el verano, esperando que el cronista/autor/narrador le
arranque el velo de un tirón aunque le duela y la lastime y sale sus heridas, o
simplemente lo corra y lo devele despacio, lento, cada vez más lento, (“<i>alto, cada vez más alto</i>”, como dice la
canción), hasta su devenir. Y se envuelva abrazada en un masculino/femenino
donde el género no está dado <i>per se</i>,
sino que se auto-percibe como tal a cielo (y corazón) abiertos a medida que
transcurre el relato y te lo cuenta a los ojos y al oído. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">“Son quince, son veinte, son treinta”<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">DE ADOLESCENTE INGENUA ya hacía la calle olfateando algún
paquetón a punto de reventar el <i>jeans</i>
del aguinaldo obrero. En eso iba, trotona y locuela con mi almita en fuga, mi
almita ahogada, mi almita proletona, divisando a lo lejos el vapor de un joven
desaguando la parranda nochera. En eso iba, sin darme cuenta que un auto oscuro
con las luces apagadas me seguía despacito. Y en brusco acelerar, la violencia
de un agarrón me echa arriba, al asiento trasero, de bruces sobre las rodillas
de varios muchachotes. En el asiento delantero del vehículo iban otros riendo y
cantando: “Son quince, son veinte, son treinta” Te vamos a dar duro. ¿No andás
buscando eso? Tómate un trago, maricón, me obligaban a beber, chorreándome la
cara de pisco que corría por mi cuello ardiendo. “Son quince, son veinte, son
treinta”, súbele el volumen, pónela más fuerte, por si este maraco se pone a
gritar cuando le reventemos la botella en el culito. Casi ni respiraba, muerto
de terror con los ojos fijos, sintiendo esas garras estrujándome la piel de
naranja, la piel de gallina erizada, en el pavor de encontrarme con la pandilla
de <i>La naranja mecánica</i> en su noche de
rumba. “Son quince, son veinte, son treinta”, los escuchaba cumbiar, y yo no
sabía si eran cinco, siete o quince apretujados en el furgón. No podía saberlo,
no me atrevía a levantar la cara enterrada en la entrepierna del que cantaba “son
quince, son veinte, son treinta”. Parámelo, pos, hueco, ni siquiera se me pone
duro, me retaba, hundiendo mi cabeza en su bulto. Te vamos a romper el orto con
esta botella. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">en <i>“<b>Serenata
cafiola”</b> </i>de Pedro Lemebel.<i><o:p></o:p></i></span></div>
<div align="right" class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Rájale la cara si eres tan hombre. El tipo seguía con la botella
rota en alto. El chico lo provocó una vez más, y después, riéndose, subió el
volumen de la radio y miró para afuera. No te atreviste, te la ganó el maricón.
Hácelo vos, pos, conchetumadre. Y a quién le sacái la madre, hijo de puta. A
vos, que te hacís el valiente con este pobre gallo. Parece que le gusta el
maricón, bromeaban los otros. Para el auto; bájate, pos, huevón. Las ruedas
rechinaron con el frenazo. En la pelea discutían tan fieros que en un minuto
casi se olvidaron de mí. Y todo fue por este maricón. Échalo de aquí y sigamos
tomando. Ya, te fuiste, desaparece, me dijeron, empujándome abajo. Y sin
esperar que me lo repitieran, salté a la calle y eché a correr, viendo
desaparecer la negra carroza por la carretera. Sólo ahí logré sacar el aire.
Ufff de la que me salvé. Y caminando, caminé sonámbulo como levantándome de un
sueño pesado (2008:42-45).<o:p></o:p></span></i></div>
<div align="right" class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Las amapolas
también tienen espinas<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">EL TEMA rezuma
muchas lecturas y causas que siguen girando fatídicas en torno al deambular de
las locas por ciertos lugares. Sitios baldíos que la urbe va desmantelando para
instalar nuevas construcciones en los rescoldos del crimen. Teatros lúgubres
donde la violencia contra homosexuales excede la simple riña, la venganza o el
robo. Carnicerías del resentimiento social que se cobran en el pellejo más
débil, el más expuesto. El corazón gitano de las locas que buscan una gota de
placer en las espinas de un rosal prohibido. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> en <b>“<i>La
esquina es mi corazón</i>”</b> de Pedro Lemebel<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> (2001:168-169).<o:p></o:p></span></i></div>
<br />
<div class="MsoListParagraph" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-16324694800363778792015-10-16T09:13:00.001-07:002015-10-16T09:13:09.032-07:00Toda la voz de América en mi piel. La crónica: un género baldío para un cronista adjetivo Pedro Lemebel. Anexo (o lo que las crónicas nos dejaron hacer) 15 arriesgos sobre la crónica: Sin cadáveres ni alambres que demarquen al género (o el agua barrosa del Mar de Ansenuza) 11va. La crónica es colectiva<br />
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<strong><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">11va. </span></strong><em><b><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">La crónica es colectiva.<o:p></o:p></span></b></em></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La crónica es colectiva. Y
siguiendo a Deleuze / Guattari (1975) y toda la cadena significante de Kafka a
este ensayo, acordamos entonces que en la crónica, como literatura menor, todo
adquiere un valor colectivo.<i> </i>Y esto
es precisamente porque en una literatura menor no abunda el talento (<i>¿O justamente es ahí donde radica?</i>), por
eso no se dan las condiciones para una enunciación individualizada, que sería
la enunciación de tal o cual “maestro”, y que por lo tanto podría estar
separada de la enunciación colectiva. Y así esta situación de escasez de
talento resulta de hecho benéfica; y permite la creación de algo diferente a
una literatura de maestros: lo que el escritor dice totalmente solo se vuelve
una acción colectiva <i>(dejando de lado la
pose de maestra, civilizadora, educadora, moralizante del modernismo),</i> y lo
que dice o hace es necesariamente político, incluso si los otros no están de
acuerdo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">El campo político ha
contaminado cualquier enunciado. Pero aún más, precisamente porque la
conciencia colectiva o nacional (<i>y
sumamos: regional, local, de género, de minoría, y agrego al “indio”, al
“gaucho”, al “negro”, a las “prostitutas”, a las “locas”, a los “putos”, a los
“pobres”, a los “travestis”, a los “solos”, a los “abandonados” , a los
“cadáveres”</i>) se encuentra “a menudo inactiva en la vida pública y siempre
en dispersión”´(1975:30). Y siguen:<i><o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Sucede que la literatura es la encargada de este papel y de esta
función de enunciación colectiva e incluso revolucionaria: si es la literatura
la que produce una solidaridad activa, a pesar del escepticismo; y si el
escritor está al margen o separado de su frágil comunidad, esta misma situación
la coloca aún más en la posibilidad de expresar otra comunidad potencial, de
forjar los medios de otra conciencia y de otra sensibilidad, como el perro
kafkiano de las “investigaciones”, que recurre, en su soledad –o en la compañía
del recuerdo-, a otra ciencia (1975:30). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">De esta manera, la máquina
literaria releva a una futura máquina revolucionaria, no por razones
ideológicas, sino porque solo ella está determinada para llenar las condiciones
de una enunciación colectiva, condiciones de las que carece el medio ambiente
en todos los demás aspectos: “la literatura no es tanto un asunto de la
historia literaria como un asunto del pueblo (…)” (Kafka, 1911:184).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La Regine de Aluminios El Mono<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">A SABIENDAS que la plaga es una luciérnaga errante por los
arrabales de Santiago, una luminaria peligrosa que reemplaza el entumido de
alumbrado de sus callejones. La mortecina penumbra que apenas deja ver la
miseria de trapos, cartones y rastrojos de fruta donde patina el taco aguja de
la Regine. La loca que da un tropezón medio borracha, medio mareada por el AZT
que tanto cuesta conseguir. Y sin embargo llega de contrabando, o se consigue a
mitad de precio con movidas brujas. El sagrado AZT, la bencina para prolongar
un poco más la farra en vida del cuarto piso. El palacio de la Regine que
siempre está en plena función, iluminado al rojo vivo por el neón de Aluminios
El Mono. Así fuera un película del cincuenta, donde siempre hay una ventana y
un luminoso que relampaguea entrecortando los besos, pintando las caricias con
su fluorescente. Más bien, poniéndole precio a cada toqueteo con su propaganda
mercantil. Y aunque el conventillo tambalea con los temblores, y las murallas
rociadas de meado apechugan con el deterioro, la Regine se vive la resta de su
estigma “Como si fuera esta noche la última vez”. Como si en cualquier momento
la película del cincuenta fuera a terminar con un adiós de la niña en la
ventana. Y sólo quedara el neón de Aluminios El Mono tiritando en la pantalla
para contar su historia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">en<i> “<b>Loco
afán”</b> </i>de Pedro Lemebel.<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Mucho
después que pasó la dictadura, el teniente y la tropa iban a entender el amor
platónico del Sergio y la Regine. Cuando los calambres y sudores fríos de la
colitis le dieran el visto positivo de la epidemia. Para entonces Madame Regine
ya estaba bajo tierra, plantada como una fruta que recibió todos los homenajes
del barrio La Vega el día plateado de su funeral. Esa tarde se despoblaron los
puestos y una nevada de pétalos cayó desde el cuarto piso cuando los cargadores
bajaron el ataúd. La Regine estaba tan pesada, se hinchó la pobrecita y tuvimos
que soldar el cajón para que no goteara, decían las viejas. Pero igual iba
goteando lágrimas sucias, que quedaron en la escala y la calle por mucho
tiempo. Unas manchas moradas que la gente rodeó de velas como si fueran sombras
milagrosas. Del Sergio nunca más se supo, la acompañó hasta el último día, en
que la Regine pidió que los dejaran solos una hora. Desde afuera, las locas,
pegadas a la puerta, trataban de escuchar pero nada. Ningún suspiro, ni un
ruido. Ni siquiera el crujido del catre. Hasta que pasaron meses después del
entierro, cuando una loca limpiando encontró el condón seco con los mocos del
Sergio, y lo fue a enterrar en la tumba de la Regine (1996:29-36).<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La ciudad sin ti<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">QUIEN PODRÍA
haber pensado entonces que me ibas a penar el resto de la vida, como una música
tonta, como la más vulgar canción, de esas que escuchan las tías solas o las
mujeres cursis. Canciones de folletín que a veces aúllan en algún programa
radial. Y era tan raro que te gustara esa melodía romanticona a ti, un muchacho
de la Jota, en ese liceo público donde cursábamos la educación media en plena
Unidad Popular. Más extraño era que, siendo yo un mariposuelo evidente, fueras
el único que me daba pelota en mi rincón del patio, arriesgándote a las burlas.
“Pues la ciudad sin ti… está solitaria”, no dejabas de canturrear con esa risa
tristona que yo evitaba compartir para no complicarte. Hace poco, después de tantos años, volví a
escuchar esa canción y supe que entonces admiraba tu candor revolucionario,
amaba tu alegre compromiso que se enfureció tanto cuando supiste que los fachos
iban a destruir el mural de la Ramona Parra en el frontis del liceo. Hay que
hacer guardia toda la noche, dijiste, y nadie te hizo caso porque al otro día
había una prueba. Qué importa la prueba, me da una hueva, yo me quedo cuidando
el mural del pueblo. Y a mí tampoco me importó la prueba cuando escapé de mi
casa a medianoche y me fui al liceo, y te encontré acurrucado empuñando un
palo, haciendo guardia bajo el mural de pájaros, puños alzados y bocas
hambrientas. “Pues la ciudad sin ti…”, reíste sorprendido al verme haciendo un
espacio para que me sentara a tu lado […] Entonces no fumaba, ni piteaba, ni
tomaba, ni jalaba, sólo amaba con la furia apasionada de los dieciséis años.
Pueden venir los fachos. ¿No tienes miedo? Te contesté que no, temblando […]
“De noche salgo con alguien a bailar, nos abrazamos, llenos de felicidad… más
la ciudad sin ti”. Era extraño que cantaras esa canción y no las de Quilapayún
o Victor Jara, que guitarreaban tus compañeros de partido. La cantabas
despacito, a media voz, como si temieras que alguien pudiera escucharte.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> en <b>“<i>Serenata
cafiola</i>”</b> de Pedro Lemebel<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> (2008:37-38).<o:p></o:p></span></i></div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-46184795938602410442015-10-16T09:11:00.000-07:002015-10-16T09:11:16.591-07:00Toda la voz de América en mi piel. La crónica: un género baldío para un cronista adjetivo Pedro Lemebel. Anexo (o lo que las crónicas nos dejaron hacer) 15 arriesgos sobre la crónica: Sin cadáveres ni alambres que demarquen al género (o el agua barrosa del Mar de Ansenuza) 10ma. La crónica es política<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<strong><i><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">10ma. </span></i></strong><em><b><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt; font-style: normal; mso-bidi-font-style: italic;">La crónica
es política</span></b></em><em><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt; font-style: normal; mso-bidi-font-style: italic;">. <o:p></o:p></span></em></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La crónica es política. Y
si damos por cierto (también) esto y seguimos, como hicimos, las huellas de un
texto en otro, encontraremos citas de Ramos en Rotker, hipertextualidad de
Deleuze en Ramos, en Perlongher y en Baigorria, intertexualidad de Perlongher
en Lemebel y planteos de Kafka en Deleuze / Guattari (1975) en una polifonía
que esperamos se haya evidenciado a lo largo del ensayo, la segunda
característica que estos autores le asignan a las literaturas menores, es que
en ellas todo (o casi todo) es político:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">A diferencia de las “grandes” literaturas donde el problema de
tipo individual tiende a unirse con otros problemas no menos individuales,
dejando el medio social como una especie de ambiente o de trasfondo; de tal
manera que ninguno de estos problemas se convierta en indispensable, ni
absolutamente necesario, sino que todos se unen “en bloque” dentro de un
espacio más amplio. La literatura menor, en cambio, es completamente diferente:
su espacio reducido juega en una baldosa y hace que cada problema individual se
convierta en político. (Deleuze / Guattari, 1975:29). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Pero este carácter
híbrido, flexible, contaminado, (sucio) y abierto a la polinización
transgenérica, rizomático de la crónica, no necesariamente haría que esta fuese
<em>per se</em> una forma heroica, resistente y políticamente contra hegemónica
(Baigorria, 2010), aunque puede que a veces lo sea.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Porque la crónica para
Martín Caparrós (2007) se para en los márgenes, (y hace equilibrio en la cima y
observa para ver qué pasa), en las fronteras: para mirar, para escuchar -los
más cerca posible- (por curiosidad, de metida nomás, para sentir lo que ellos
sienten, “<i>para sentir lo mismo, aunque
distinto, pero así”</i>), para correr los límites, <i> </i>para recorrerlos, de lo que
es “información pura” de lo que no lo es, para cambiar, para “descentrar el
foco periodístico” y el modo en que suele dirigirse en dirección al poder, a
los ricos y famosos, a los poderosos (Caparrós, 2007). Y sigue:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La crónica [como puede] se rebela contra eso cuando intenta
mostrar, en sus historias, las vidas de todos, de cualquiera: lo que les pasa a
los que también podrían ser sus lectores. La crónica es una forma de pararse
frente a la información y su política del mundo: una manera de decir [de
pensar] que el mundo también puede ser otro. La crónica es política (Caparrós,
2007:10-11) <i><o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Pero como dice Rodrigo
Fresán (1991) esto excluye que la crónica no pueda abordar un personaje
vinculado al poder o la celebridad, pero sí (con la sospecha al menos) que lo
hará con un enfoque completamente distinto al del periodismo convencional (<i>porque lo que importa es el modo, no tanto
lo que dice, sino cómo lo dice</i>). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Y fue también, Amar
Sánchez (2008), la que rescató entre otros el atributo político del género, ya
que mientras el periodismo y el discurso histórico se pretenden “objetivos”,
distanciados, “como reflejo de la realidad “ que se limita a “contar lo que pasa”
(<i>aunque la intención a veces se le vaya
de las manos</i>) y para eso a menudo recurra a operaciones como por ejemplo el
ocultamiento del sujeto de la enunciación a través de un registro impersonal
que omite el uso de la primera persona con el propósito de borrar toda marca de
la posición del sujeto. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Pero ya desde la no
ficción el género abandona todo intento de neutralidad y acepta a cara
descubierta la “parcialidad” de los sujetos y en consecuencia denuncia la
ilusión de verdad y objetividad de otros discursos. Señala, además, con
vehemencia que no hay una verdad de los acontecimientos, sino que este es
siempre el resultado de las posiciones de los sujetos, es decir, marca
(intencionalmente) la distancia que hay entre los sucesos y la verdad de una versión
(Rotker, 2005).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Porque como dice Roland
Barthes (1973): “Si la escritura es verdaderamente neutra… entonces la
literatura está vencida”. Y lo hace como ya dijimos para descentrar el foco
periodístico (en coincidencia con Caparrós que por supuesto leyó a Barthes) en
dirección al poder. Porque para Baigorria:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">En la reivindicación de la crónica como género aparece, una y
otra vez, el problema de la representación, del “mostrar lo que pasa”. La
crónica no tanto como espejo, reflejo, sino como vitrina, superficie de
exhibición de lo raro, de lo exótico, aunque también de aquello que en lo más
nimio y trivial pasa desapercibido y sin embargo se volvería excepcional por la
mirada del cronista y su uso propio del lenguaje (cuanto más instrumental,
menos estilo o voz propia; cuanto más estetización, menos apego a “la verdad de
los hechos”). Una vez más se plantea la disyuntiva: y uno podría fácilmente
abonar la idea de que ser parte o testigo de los acontecimientos da un acceso
privilegiado a los mismos. O, dicho de otra manera, que el que “estuvo allí”
tiene mejores condiciones cognitivas respecto a los hechos que quienes sólo
cuentan con lo que dicen otros. Hyden White (2003) y Arthur Danto (1951), entre
los filósofos de la historia, trataron de disolver lo que llamaron el
“prejuicio empirista” de que estar ahí es garantía o privilegio epistémico de
la verdad de los hechos” (Baigorria, 2010).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Pero según Verónica Tozzi,
investigadora en filosofía de la historia y traductora de White en diálogo con
Baigorria: <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">El interés de todo relator es poder relacionar un acontecimiento
o grupo de acontecimientos narrados en un contexto mayor. Para eso, debe poner
en su relato (necesariamente) muchas cosas más que las que fueron
contemporáneas del acontecimiento. Para el relator, si quiere hacer un buen
relato, el haber estado allí no le sería suficiente. <strong>Construir un
relato implica contar los acontecimientos de una manera que no ocurrieron</strong>
(el subrayado es de Baigorria, 2010). Para construirlo, el cronista utilizará
ciertos recursos y convenciones narrativas, lo cual se opone a los que plantean
que meramente el estar o registrar es algo que pueda tener una función
cognitiva superior. Nuestro lenguaje es temporalmente denso, y cualquier
descripción que haga va a remitir a elementos que están antes o después del
acontecimiento a abordar” (Tozzi, 2010).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Y sigue Baigorria, es
decir:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">El cronista nunca se encontrará ante una referencialidad en
estado puro. El cronista no irá primero a los acontecimientos y luego a las
representaciones de los acontecimientos. Tampoco accederá a los acontecimientos
exactamente tal cual suceden; siempre accederá a las representaciones, a las
descripciones. Incluso cuando es testigo presencial, o protagonista hasta
cierto punto, tendrá un punto de vista sobre el acontecimiento que excluye
otros [y otros] porque sería imposible ver algo en sí desde todos los ángulos
posibles que lo suponen. Su mirada no es necesariamente privilegiada [ni
mejor]: el cronista aborda el acontecimiento desde una mirada cruzada por sus
lecturas, prejuicios, recuerdos, comparaciones (Baigorria, 2010) -<i>y arriesgos</i>-.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Carta a Liz Taylor<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">ASÍ, querida Liz, sin saber si esta carta irá a ser leída por el
calipso de tus ojos. Y más aún, conociendo tu apretada agenda, me permito
sumarme a la gran cantidad de sidosos que te escriben para solicitarte algo.
Tal vez un rizo de tu pelo, un autógrafo, una blonda de tu enagua. No sé,
cualquier cosa que permita morir sabiendo que tú recibiste el mensaje. El caso
es que yo no quiero morir, ni recibir un autógrafo impreso, ni siquiera una
foto tuya con Montgomery Cliff en <i>El
árbol de la vida</i>. Nada de eso, solamente una esmeralda de tu corona de
Cleopatra, que usaste en el film, que según supe eran verdaderas. Tan
auténticas, que una sola podría alargarme la vida por unos años más, a puro
AZT.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">No quiero presionarte con lágrimas de maricocódrilo moribundo,
tampoco despojarte de algo tan querido. Quizás, liberarte de esas gemas que
cargan la maldición faraónica y a la larga traen mala suerte, incitan a los
ladrones a saquear tu casa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">en<i> <b>“Loco
afán”</b> </i>de Pedro Lemebel.<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Yo creo Liz que es pura pica, nada más que envidia. Además los
colas tenemos corazón de estrella y alma de platino, por eso la cercanía. Por
eso la confianza que tengo contigo para pedirte este favor. Si es que tú
quieres, si no te importa mucho. Te estaré eternamente agrade-sida. Acuérdate,
una esmeralda chiquitita, de pocos kilates, que no se note mucho cuando la
saquen de la corona. Total, tú tienes esas turquesas para mirar que opacan
cualquier resplandor. Yo soy de Chile, mándamela a la dirección del remitente
(1996: 60-61). <o:p></o:p></span></i></div>
<div align="right" class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">El regreso de la
finada<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">“¡AY, querida
prima!, peleaste brava por el retorno a la democracia, y la democracia nunca te
devolvió la mano […] Ni siquiera cuando apareciste en el noticiario de la TV
sangrando frente a los tribunales, herida por los pinochetistas. Nunca hubo
reconocimiento para la escena callejera que en los ochenta animaba la
protesta.”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> en <b>“<i>Adiós
mariquita linda</i>”</b> de Pedro Lemebel<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> (2005:198).<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><br />
Y así concluyen las (10 primeras hipótesis sobre la crónica, pero hay más,
acaso, menos “salvajes”; pero con más “<i>arriesgos</i>”).
Porque para Baigorria (2010) son diversas las representaciones en disputa sobre
un género que parece resistirse a ser encasillado como tal. <i>(“Se dice de mí… Se dice</i> <i>que soy fea, que camino…</i>”, como dice la
canción) diría la crónica. Si pudiese hablar -y “entre nos” (desde Mansilla y
mucho antes) la crónica habla-. ¿Para qué?, si como vimos tantos hablaron por
ella, y seguiremos hablando aunque no quiera. Y cuando habla, la noticia o la
novela o incluso el ensayo de investigación, le gritan<i>: ¡Callate, che!, ¡callate!</i>, y si le hiciera caso no tendríamos
nada para decir. Pero, por suerte, no se calla. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Si para eso entre otras
cosas es este ensayo, como si fuese algo más que una abstracción, una forma
discursiva, un espacio de cruce y de experimentación en la inestable (lábil,
indeleble, flexible, inclasificable) frontera que hay entre el periodismo y la
literatura.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Odio las fronteras<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">SIN SER LINDA eres simpática, canturrié en el <i>bus</i>, que ya dejaba atrás esta ciudad
asfixiada el tufo castrense. El ronronear del motor me fue cerrando los ojos y
quedé raja durmiendo mientras el vehículo se perdía por los acantilados rumbo
al límite argentino. Un grito me sobresaltó y abrí los ojos de pronto cuando
llegamos a la aduana fronteriza. Abajo, bájese con todo el equipaje, me gritaba
un poli de civil, mirándome con sus anfibios globos azules. Todos los <i>hippies</i> le tenían miedo a ese viejo cana
que olía la macoña como galgo en veda. Pero yo estaba tranqui como pelo de
estatua. Total, no llevaba nada. Más bien, con ese personaje en la aduana era
suicida traficar algo, creí pensar mientras el abuelo me olfateaba, registrándome
hasta las solapas. ¿Y esto? ¿Qué es esto?, preguntó, sujetando con sus uñas la
insignificante corta olvidada en mi bolsillo. Allí reconozco el excedente de
pito que había fumado antes de viajar. Malditamente, al cruzar fronteras,
aunque uno se revisa mil veces, siempre quedan semillas, papelillos y residuos
que nos delatan. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">en
<b>“<i>Serenata
cafiola</i>”</b> de Pedro Lemebel<span style="color: #121212;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> (2008:222).<o:p></o:p></span></i></div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-61621357272262512102015-10-16T09:08:00.003-07:002015-10-16T09:08:41.899-07:00Toda la voz de América en mi piel. La crónica: un género baldío para un cronista adjetivo Pedro Lemebel. Anexo (o lo que las crónicas nos dejaron hacer) 15 arriesgos sobre la crónica: Sin cadáveres ni alambres que demarquen al género (o el agua barrosa del Mar de Ansenuza) 9na. La crónica es literatura menor<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<strong><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">9na. </span></strong><em><b><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">La crónica es literatura menor</span></b></em><strong><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">.<o:p></o:p></span></strong></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La crónica es literatura
menor, como ya dijimos en los <i>Trazados
teóricos</i> de este ensayo. Y si damos por cierto esto y entendimos a Deleuze
/ Guattari (1975), nos acercamos a la idea que las crónicas, más del lado del
ensayo (y la poesía) en Perlongher y de la crónica (y el devenir poesía) en Lemebel,
como vimos en la <i>segunda parte del
Capítulo 1</i>, continúan con sobresaltos el estilo de los escritores modernistas<i>, </i>por supuesto, con variantes y (<i>pérdidas en la mudanza de unos a otros</i>)
que ya analizamos cuando relacionamos a estos autores con el modernismo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Porque siguiendo a María
Moreno (2010), es el chileno Pedro Lemebel quién, por un lado, preserva un
fuerte vínculo (y arraigo) con la crónica modernista en sus crónicas
neobarrocas sobre la prostitución “coliza y travesti” de Santiago de Chile, al
igual que su antecesor Néstor Perlongher con sus relatos de la prostitución en
San Pablo, Brasil; y por otro, una
evidente influencia del propio Perlongher en el tratamiento de ciertos
temas y en su continuidad argumental. Lemebel es, lo que literariamente es, porque siguió a Perlongher y ambos son –y
fueron lo que son- porque siguieron a Deleuze. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">“La reaparición de la
crónica, entonces, –no como género o
forma literaria, sino como espacio discursivo secundario. Como espacio de
reflexión, de ideas y propuestas”. (Baigorria, 2010) Como acto de justicia (<i>como derecho, “como paseo esquizo” por las
calles del olvido para que Deleuze / Perlongher cuenten lo que Kafka vio o
escuchó antes, y a todos nos afecta saber y por eso cuesta contarlo, como
instancia débil de la literatura”)</i>. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Como espacio abierto a la
contaminación de discursos que pugnan por imponer su coherencia Y otra vez como
“literatura menor” siguiendo a Ramos (2003) que también estudió a Deleuze e
incorporó sus ideas, que Deleuze a su vez tomó de Kafka, cuando éste se refería
a la literatura judía en Varsovia o en Praga como ejemplo de literatura menor.
La crónica como forma fragmentaria, derivada, imprecisa, que posibilita la
representación literaria de nuevos emergentes de la cotidianeidad hasta el
momento excluidos, resistente a convertirse a un género mayor –como la novela o
la noticia- (Ramos, 2003). Por presentar un “contramodelo”, como
“contrahegemonía” a la noticia pretendidamente objetiva y la pretensión mentirosa
de objetividad periodística. Como forma de escritura lateral, paralela, descentrada,
esquiva, abandónica, difícil de encasillar, tanto en relación con el periodismo
como con el campo literario, como en los temas que aborda. Ni lo uno ni lo otro
(mixta), pero a la vez ambas cosas, que sin embargo, busca (desesperadamente)
para Stella Martini (2000), muchas veces el interés de la cotidianidad, y
“dice”: “la maravilla en la banalidad” (Caparrós, 2007:10-11), y “decimos”: el
agua de Mar de Ansenuza bajo los adoquines (o el cemento que le tiraron encima)
para que el barro cubra la arena de playa “artificial” (volcada a camiones a la
vista de todos) y nos manche, y agregue a la literatura menor la característica
de política que veremos a continuación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Su ronca risa loca<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">A TODA LLUVIA, tiritonas de frío, calentando la espera con un
cigarro barato; la noche milonga del travesti es un visaje rápido, un giño
fortuito que confunde, que a simple vista convence al transeúnte que pasa, que
se queda boquiabierto, adherido al tornasol del escote que patina la
sobrevivencia del engaño sexual. Pero la atracción de esta mascarada ambulante
nunca es tan inocente, porque la mayoría de los hombres, seducidos por este
juego, siempre saben, siempre sospechan que esa bomba plateada nunca es tan
mujer. Algo en ese montaje exagerado excede el molde. Algo la desborda en su
ronca risa loca. Sobrepasa el femenino con su metro ochenta, más tacoaltos. La
sobreactúa con su boquita de corazón pidiendo un pucho desde la sombra. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> en <b>“<i>Loco
afán</i>”</b> de Pedro Lemebel.<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Su pobre mamita, la única que la comprende, que le arregla la
peluca y le echa condones en la cartera diciéndole que se cuide, que los
hombres son malos, que nunca se suba a un auto con más de uno, que les tome la
patente del auto por si acaso, por si la dejan desnuda y toda quemada con
cigarros como le pasó a la Wendy la semana pasada. Que no duerme pensando,
rezándole a la virgen para que la acompañe en los peligros de la noche. Pero ella
le contesta que su trabajo es así, nunca se sabe si mañana, en algún rincón de
Santiago, su aleteo trashumante va a terminar en un charco. Nunca se sabe si
una bala perdida o un estampido policial le va cortar el resuello de cigüeña
moribunda. Acaso esta misma madrugada de viernes, cuando hay tanta clientela,
cuando los niños del barrio alto se entretienen tirándoles botellas desde los
autos en marcha. Cuando se le quebró el taco corriendo tras el Lada amarillo, y
le ganó la Susy, más joven, más atinada </span></i><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">(1996:84-86).<span style="color: #121212;"><o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Las campanadas del once<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">PA´ MÁS REMATE siempre hay un lindo día el once de septiembre,
una mañana nacarada en el aire primaveral que contradice la nube tenebrosa de
su recuerdo. Y si más encima le agregamos que hasta este año la democracia lo
canonizó de festivo. Nadie sabe a santo de qué. Porque si era para evitar
revueltas callejeras con el relajado ocio dominguero, se equivocó, hizo mal el
cálculo al tratar de distraer la memoria de este día con un extraño festivo que
deja el ambiente clavado de expectativas. Porque la ciudad desierta climatiza
la tensión, previene asustando, y al asustar, saca a flote la mancha menstrual
en el trapo del recuerdo. Al asustar, desborda las rabias del ayer con esos
informes que entrega el director responsable de la seguridad en la Región
Metropolitana. Y a través del altoparlante gangoso, es la misma voz, el mismo
tono autoritario, el mismo bando de uniforme repitiendo que todo está
controlado. Todo está en calma y hay mil quinientos policías para re-prevenir
cualquier desorden.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">en
<b>“<i>De
perlas y cicatrices</i>”</b> de Pedro Lemebel<span style="color: #121212;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> (2010:41-42).<o:p></o:p></span></i></div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-47130049176926664352015-10-16T09:07:00.000-07:002015-10-16T09:07:09.934-07:00Toda la voz de América en mi piel. La crónica: un género baldío para un cronista adjetivo Pedro Lemebel. Anexo (o lo que las crónicas nos dejaron hacer) 15 arriesgos sobre la crónica: Sin cadáveres ni alambres que demarquen al género (o el agua barrosa del Mar de Ansenuza) 8va. La crónica es un macro-género<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<strong><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">8va. </span></strong><em><b><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">La crónica es un macro-género</span></b></em><em><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">. <o:p></o:p></span></em></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La crónica es un macro-género, seguramente; pero en este caso, Maximiliano
Tomas (2007) se está refiriendo solo a la “crónica periodística” y llama
“crónica periodística” a todo texto que utiliza y mezcla en su beneficio a “los
demás géneros periodísticos: el reportaje, la entrevista, el perfil, la
investigación y pretende construir [por su intermedio] y a través de ellos un relato
total”. La “crónica periodística” para los siguientes autores es: para Martín
Sivak: “contar una historia”, para Esteban Scmidt: “ir, mirar, volver y
contar”, para Pablo Plotkin: “relatar un suceso o una experiencia o un
territorio con la mayor precisión e intensidad posibles”, para Guido Bilbao:
“una narración que intenta contarle a la gente … que fue lo que pasó, cómo
pasó, a quienes les pasó, cuándo, dónde y por qué”, para Julián Gorodischer: “un
relato narrativo no ficcional que, en sus versiones más logradas, debería
habilitar en el lector una sensación de traslado al lugar en el que se
desarrolla la acción, para Hernán Brienza: ”una historia que condensa y resume
una historia y un lugar”. (Puede ser). Pero, sin embargo, hay un espacio no
periodístico de la crónica que se emparenta más (y mucho), como vimos, al
discurso literario: al barroco, al neo-barroco, al neo-barroso y el neo-barrocho.<a href="file:///C:/Users/Call%20Saliente/Desktop/LIBROS%20JUAN/Toda%20130.docx#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Por lo que la crónica (Baigorria, 2010) bien puede tomarse como
un punto de intersección entre el discurso literario y el discurso del
periodismo de autor. Es decir, que si efectivamente reconocemos que existe un llamado
“periodismo de autor”, éste debería tener en la crónica su equivalente de
autor: la “crónica de autor” (periodística o no). La etiqueta de “crónica”,
entonces, se le asigna a variadas operaciones de escritura que pueden ser
publicadas habitualmente en periódicos (la “crónica periodística”)</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> como sucedía <span style="color: #121212;">a fines del siglo XIX, como ya vimos, cuando los
escritores modernistas se insertaban en el mercado mediante la publicación de
crónicas en periódicos, o terminaban siendo publicadas en libros como
efectivamente con posterioridad ocurrió y como sucede en la actualidad donde el
principal soporte material y económico sobre el que se despliega la crónica
contemporánea no es ya la publicación periódica sino el libro. “Pero lo que se
juega sobre todo en el adjetivo “periodístico” es también la naturalización de
un proceso vivido a lo largo del siglo XX, en el cual el discurso periodístico ha
colonizado el espacio de la crónica”. Pero a diferencia de la “crónica
periodística” que puede tener o no una fuerte voz autoral, la “crónica literaria” siempre posee una marcada voz
autoral o (de narrador) y está en permanente transformación y apila géneros
hasta volverse macro.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Loco
afán<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">VADEANDO
LOS GÉNEROS binarios, escurriéndose de la postal sepia de la familia y sobre
todo escamoteando la vigilancia del discurso; más bien aprovechando sus
intervalos y silencios; entremedio y a medias, reciclando una oralidad del
detritus como alquimia excretora que demarca en el goce esfinteral su crónica
rosa. Me atengo a la perturbación de este aroma para comparecer con mi
diferencia. Digo minoritariamente que un me-ollo o ranura se grafía en su
micropolítica costreñida. Estítica por estética, desmontable en su mariconaje
strip-teasero, remontable en su desmariconaje oblicuo, politizante para
maricomprenderse. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> en <b>“<i>Loco
afán</i>”</b> de Pedro Lemebel.<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoListParagraph" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Tal
vez lo único que decir como pretensión escritural desde un cuerpo políticamente
no inaugurado en nuestro continente sea el balbuceo de signos y cicatrices
comunes. Quizás el zapato de cristal perdido esté fermentado en la vastedad de
este campo en ruinas, de estrellas y martillos semienterrados en el cuero
indoamericano. Quizás este deseo político pueda zigzaguear rasante estos
escampados. Quizás éste sea el momento en que el punto corrido de la modernidad
sea la falla o el flanco que dejan los grandes discursos para avizorar a través
de su tejido roto una vigencia suramericana en la condición homosexual
revertida del vasallaje <a href="file:///C:/Users/Call%20Saliente/Desktop/LIBROS%20JUAN/Toda%20130.docx#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">[2]</span></b></span><!--[endif]--></span></a> </span></i><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">(1996:127-128).<span style="color: #121212;"><o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Hacer
como que nada, soñar como que nunca<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">ESTO
OCURRIÓ bajo este cielo que pinta de cochino azul su monserga de hermanos. Esto
ocurrió a los pies de la cordillera tan blanca, tan orgullosamente blanca y
pálida como un muerto. Esto ocurrió, y pareciera que con decirlo no se dice
nada. Pareciera que en este aire renovado, estos testimonios desmembrados por
la evocación se adosaran a un deletreo ficticio que amortigua, blanquea y
despolitiza la costra húmeda de su memoria. Esto ocurrió, fue tan cierto como
lo gritan empañados estos ojos femeninos en el video. Fue cierto, y a quién le
interesa si medio país aún no cree. Medio país prefiere no saber, no recordar
alguna noche que en la casa vecina una garganta de mujer trinaba a parrillazos
los estertores de su desespero. Medio país se resiste a creerlo, y quiere dar
vuelta la página, mirar al futuro, hacer como que nada, soñar como que nunca.
Medio país sabe porque no quiere saber, porque se hace el leso. Y aunque duela
decirlo, la cercanía compinche llamada compatriotas, la complicidad familiar de
una esposa, hermana o madre que oculta a su hijo torturador, la complicidad
cultural extasiada por el arte esos días de trapo negro, la farra incestuosa de
la televisión y la prensa miliquera brindando con la borra fascista; todo eso
tejió la venda de individualismo que le dio visa de ciudadano legal al monstruo
torturador.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">en
<b>“<i>Zanjón
de la Aguada</i>”</b> de Pedro Lemebel<span style="color: #121212;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> </span></i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Acerca del video <i>La venda</i>, de Gloria Camiroaga<i>
(2003:150).<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoListParagraph" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<br />
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<a href="file:///C:/Users/Call%20Saliente/Desktop/LIBROS%20JUAN/Toda%20130.docx#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 11.0pt;"> <b>Neo barrocho</b>: que vincula a Lemebel con
la impronta lezamiana desarrollada por Sarduy y retomada por Néstor Perlongher,
el neologismo “neo-barrocho” haciendo eco desde el santiaguino río Mapocho a la
variante propuesta por Perlongher de “neo-barroco” en alusión al Río de la
Plata. El juego es justo: tiene por término común el barro, que está en el
origen derogativo de “barroco-travesti” (Blanco / Gelpí, 1997).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
</div>
<div id="ftn2">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<a href="file:///C:/Users/Call%20Saliente/Desktop/LIBROS%20JUAN/Toda%20130.docx#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
<b><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%;">Texto leído </span></b><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%;">como
intervención en el encuentro de Félix Guattari con alumnos de la Universidad
Arcis, el 22 de mayo de 1991.<o:p></o:p></span></div>
</div>
</div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-14478679821361653272015-10-16T09:04:00.001-07:002015-10-16T09:04:34.685-07:00Toda la voz de América en mi piel. La crónica: un género baldío para un cronista adjetivo Pedro Lemebel. Anexo (o lo que las crónicas nos dejaron hacer) 15 arriesgos sobre la crónica: Sin cadáveres ni alambres que demarquen al género (o el agua barrosa del Mar de Ansenuza) 7ma. La crónica es mirada<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<strong><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">7ma. </span></strong><em><b><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">La crónica es mirada</span></b></em><em><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">. <o:p></o:p></span></em></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La crónica no es (solo)
una mirada, aunque el calificativo de extrema que le propició Caparrós (2007)
mejora al primer intento de describirla. La crónica es más que nada<i> </i>una escucha extrema<i>.</i> Y sigue en el prólogo a la compilación de Maximiliano Tomás <i>La Argentina crónica</i> (2007): “La crónica
es una mezcla, (un híbrido), en proporciones tornadizas, de mirada y escritura”,
donde la documentación y el trabajo sobre el referente puede cambiar (<i>y cambia</i>) el punto de mira (del autor /
narrador), e incorpora una nueva u otra perspectiva y modifica la mirada por la
artesanía del lenguaje y por lo que se encuentra en el acto mismo de mirar algo
desde distintos ángulos y en diagonal y por el tiempo que le sea suficiente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Para Sergio Chefjec
(2010), esa mirada es también: “documental, espiritual, empática, repone cierta
fábula que gana presencia en el relato y ese relato que incorpora esa mirada de
alguna manera concierne al yo. Pero ese “yo” como primera persona literaria es
más “mí, que yo”, como vimos en la <i>segunda
parte del Capítulo 2</i> de este ensayo, en el sentido de un “a mí”, “a mí me
pasó esto con eso que miré”. O debería mejor dejar claro, siguiendo a Caparrós,
lo que podría ser evidente: “que un señor mirando es un señor mirando”
(2009:162-163) y así estoy –así quedé para contarlo- para contarlo desde mi
punto de vista tal como fui atravesado por esa experiencia, en una especie de
“efecto de narración”. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Karin
Eitel<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Y
TAL VEZ, esa sensación de estar frente a un rostro electrificado, pudiera ser
el argumento para recordar a Karin Eitel, para ver de nuevo con el mismo
escalofrío, su cara tiritando en la pantalla de Canal 7 en el noticiario
familiar para todo espectador. Su rostro joven, erizado en el vidrio luminoso
del video. Su rostro elegido como escarmiento, absolutamente dopado por las
drogas que le inyectó la CNI para que leyera públicamente la carta de su
arrepentimiento. Un mentiroso papel escrito por ellos, donde Karin renegaba de
su pasado en el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Confusamente ebria por los
barbitúricos, ella iba desmintiendo las flagelaciones y atropellos en las
cárceles secretas de la dictadura. Esos cuarteles del horror en las calles
Londres o Borgoño. Esas casas de techos altos donde el eco de los gritos
reemplazaba la visión tapada por la venda.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> en <b>“<i>De
perlas y cicatrices</i>”</b> de Pedro Lemebel.<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Quizás, son pocos los que tienen en la memoria esta imagen de la
crueldad de alto rating en el pasado reciente. Somos escasos los que desde ese
día aprendimos a ver la televisión chilena con los ojos cerrados, como si
escucháramos incansables la declaración de Karin arrepintiéndose a latigazos de
su roja militancia, de su copihua y estropeada militancia que temblaba
coagulada en el rouge de su boca, en el garabato de payaso que le pusieron por
boca, en la costra de corazón dibujada en sus labios por el maquillaje del miedo
</span></i><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">(2010:114-116).<span style="color: #121212;"><o:p></o:p></span></span></i></div>
<div align="right" class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Lucero de mimbre
en la noche campanal<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">ASÍ TAMBIÉN
OTROS fulgores recorren la urbe en noche de reyes. Otros pasos bailan por
calles oscuras la danza ramera del oficio prostibular. Un ritmo travesti que se
vive la pascua como laburo permanente. Una loca que se confunde con los faroles
púrpura del pino pascual. Una guirnalda humana de tacos y peluca que esta noche
rumbea las aceras buscando un ángel perdido, que le cambie su perfume barato
por una pluma de oro en el escote. Un travesti que de niño le pusieron Jacinto
y como Jacinta le gritaban los otros niños, se pasó las pascuas esperando la
muñeca que nunca llegó. Pero él nunca quiso una muñeca, más bien él quería ser
la muñeca Jacinta y tener el pelo platinado y largas pestañas de seda para
mirarse en el espejo roto del baño. Contemplarse a escondidas con el vestido de
la mamá y chancletear sus tacoaltos, que le bailaban en sus “piecitos de niño”
raro, de princesa de arrabal que la besó el príncipe y se convirtió en rana,
araña peluda o cucaracha que nunca fue invitada al pesebre. Y tuvo que mirar de
lejos el carnaval dorado del nacimiento.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Por eso las
navidades de Jacinto no tuvieron noches buenas, a lo más patadas o escupos en
el trasero maltrecho y una que otra caricia deslizada al azar, por la fetidez
de algún ebrio solitario. Por eso a Jacinto la pascua no le interesa y evita
las arterias de la ciudad congestionadas por el apuro y los juguetes. En
realidad, los juguetes nunca le llegaron. Las cartas al polo rosa no tuvieron
respuesta y tuvo que gatillar pistolas, golpear tambores y pelotas y esos
soldados y tanque que le imponía el padre para amacharle las trenzas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> en <b>“<i>La
esquina es mi corazón</i>”</b> de Pedro Lemebel<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> (2001:151-152).<o:p></o:p></span></i></div>
<br />
<div class="MsoListParagraph" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-26349288104903924372015-10-16T08:53:00.002-07:002015-10-16T08:53:57.337-07:00Toda la voz de América en mi piel. La crónica: un género baldío para un cronista adjetivo Pedro Lemebel. Anexo (o lo que las crónicas nos dejaron hacer) 15 arriesgos sobre la crónica: Sin cadáveres ni alambres que demarquen al género (o el agua barrosa del Mar de Ansenuza) 6ta. La crónica supone un "haber estado ahí"<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<strong><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">6ta. </span></strong><em><b><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">La crónica supone un “haber estado ahí”</span></b></em><em><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">. <o:p></o:p></span></em></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La crónica (no) supone un
“haber estado ahí. El cronista no debe estar necesariamente en el “lugar de los
hechos” lo demuestran Roberto Arlt con <i>“El
paisaje en las nubes”</i> y con sus “<i>Aguafuertes</i>”,
que una editora llamada Rose Corral en una compilación editorial publicó como
crónicas (Mayer, 2009), y fue María Moreno (2002) la que propuso en un
comentario sobre Pedro Lemebel que lo que hace el aguafuerte es instalar “un
suele pasar en lugar de qué pasó”, a lo que Lemebel le da una vuelta de tuerca
más en “un<i> </i>pudo haber pasado”; y por
supuesto, José Martí. Por citar dos ejemplos, que Susana Rotker (2005) y anteriormente
Julio Ramos (2003) reconocen y destacan al cubano como cronista; y este ensayo
a Lemebel, como ya vimos en la <i>Introducción</i>,
por recepción editorial y por auto-percepción de sus escritos; y (“<i>todos
decimos: Sí</i>”, como dice la canción). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">El escritor Roberto Arlt,
sin embargo, hizo casi lo mismo que el poeta/cronista José Martí cuando era
corresponsal del diario <i>La Nación</i> en
Nueva York: leía noticias y las convertía en crónicas. Así, Martí pudo escribir
sobre el terremoto de Charleston, la muerte de Jessie James y la ejecución de
los mártires de Chicago sin haber estado allí, como testigo presencial
(Baigorria, 2010), donde como ya dijimos, “a diferencia de la noticia, el valor
de la crónica descansa en gran medida en su escritura por lo que también en
este tipo de textos “todo el resto es literatura” (Benjamín, 1999:117-118). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Por lo demás, siguiendo a
Caparrós (2007) la primera persona de una crónica no tiene (necesariamente) que
ser gramatical, porque es la situación de una mirada y la construcción de una
escena que a lo que aspira no es a otra cosa que a conmover. Por eso la crónica
es el género de no ficción donde la escritura pesa más. Así la crónica
aprovecha la potencia del texto, arma un clima, (un paisaje, una atmósfera),
crea un personaje y piensa una cuestión. Por ende en la crónica no existe esa
exigencia de las pruebas, porque se asocia más al ejercicio de una mirada que a
una investigación propiamente dicha. Pero no es solo el ejercicio de una
mirada, como demuestran aportes como los que le hacen al género Perlongher y en
especial, Lemebel, sino que se trata del ejercicio de una mirada, (como
posición), como ojo, como oído, como tacto, como piel, (como “<i>abrir el pecho y sacar el alma</i>”, como
dice la canción <i>“algo que me alivie un
poco más</i>”). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Claudia
Victoria Poblete Hlaczik<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">AL
CAER en mis manos el libro <i>Mujeres
chilenas detenidas desaparecidas</i>, publicado el 8 de marzo de 1986, el Día
Internacional de la Mujer; después de recorrer las caras nubladas de obreras,
profesoras, estudiantes, modistas, dueñas de casa, secretarias o empleadas
domésticas que abanican con sus rostros el triste hojeo de estas páginas, me
detengo sin querer en el último caso que documenta esta bitácora. El retrato
párvulo de Claudia Victoria, la niña más joven que cierra aquella ronda de la
muerte.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Al
mirar su foto y leer su edad de ocho meses al momento de la detención, pienso
que es tan pequeña para llamarla detenida desaparecida. Creo que a esa edad
nadie tiene un rostro fijo, nadie posee un rostro recordable, porque en esos
primeros meses, la vida no ha cicatrizado los rasgos que definen la máscara
civil.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">
en <b>“<i>De
perlas y cicatrices</i>”</b> de Pedro Lemebel.<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Ambos
participaban en un grupo de cristianos por la liberación. Ambos fueron
detenidos con la beba y hasta el día de hoy no se conoce su paradero. Después,
las abuelas de la niña dejaron los zapatos en la calle, buscando, preguntando
por ellos en Campo de Marte, el Olimpo y Puente Doce. Y siempre les dijeron lo
mismo: No se sabe. No aparecen. A joder a otro lado viejas. Por ahí algo
supieron de los chicos a través de unos detenidos que los vieron en el Olimpo,
aún con vida. Pero de la nena nadie tenía información, se había esfumado en el
aire de aquella noche de terror. Ni siquiera el cardenal Gracelli, el sucio
monseñor alcahuete de las botas argentinas, supo dar razón en el desaparecimiento
de Claudia Victoria, y despidió a las abuelas con una hipócrita bendición en su
elegante despacho de la Nunciatura. Por eso la abuela chilena de la niña, se
integró a las Abuelas de Plaza de Mayo; solamente ella, porque la abuela
argentina sucumbió en la inútil espera. Se suicidó en Buenos Aires, justo a los
tres años de ocurrido el hecho (2010:105-107).<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoListParagraph" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Anacondas en el
parque <o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">A PESAR DEL
RELÁMPAGO modernista que rasga la intimidad de los parques con su halógeno
delator, que convierte la clorofila del parque en oleaje de <i>plush</i> rasurado por el afeite municipal.
Metros y metros de un Forestal “verde que te quiero” en orden, simulando un
Versalles criollo como escenografía para el ocio democrático. Más bien una
vitrina de parque como paisajismo japonés, donde la maleza se somete a la
peluquería bonsay del corte milico. Donde las cámaras de filmación, que soñara
el alcalde, estrujan la saliva de los besos en la química prejuiciosa del
control urbano. Cámaras de vigilancia para idealizar un bello parque al óleo,
con niños de trenzas rubias al viento de los columpios. Focos y lentes
camuflados en la flor del ojal edilicio, para controlar la demencia senil que
babea los escaños. Ancianos de mirada azulosa con perros <i>poodles</i> recortados por la misma mano que tijeretea los cipreses.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Aún así, con
todo este aparataje de vigilancia, más allá del atardecer bronceado por el <i>smog</i> de la urbe. Cuando cae la sombra
lejos del radio fichado por los faroles. Apenas tocando la vasta mojada de la
espesura, se asoma la punta de un pie que agarrotado hinca las uñas en la
tierra. Un pie que perdió su zapatilla en la horcajada del sexo apurado, por la
paranoia del espacio público. Extremidades enlazadas de piernas en arco y
labios de papel secante que susurran “No tan fuerte, duele, despacito, cuidado
que viene gente”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> en <b>“<i>La
esquina es mi corazón</i>”</b> de Pedro Lemebel<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> (2001:21-22).<o:p></o:p></span></i></div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-31690592550969669602015-10-16T08:47:00.003-07:002015-10-16T08:47:59.729-07:00Toda la voz de América en mi piel. La crónica: un género baldío para un cronista adjetivo Pedro Lemebel. Anexo (o lo que las crónicas nos dejaron hacer) 15 arriesgos sobre la crónica: Sin cadáveres ni alambres que demarquen al género (o el agua barrosa del Mar de Ansenuza) 5ta. La crónica es no ficción<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<strong><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">5ta. </span></strong><em><b><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">La crónica es no ficción.<o:p></o:p></span></b></em></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La crónica es<i> </i>(en
parte) no ficción<i>, </i>pero no en su
totalidad, e incluye y articula: la información, el ensayo, la autobiografía, los
cuadernos de notas, los diálogos y las narraciones con recursos tomados de la
literatura de ficción, y en ese afán de no dejar las cosas sin nombrar y
abarcarlo todo, el nombre que se mantuvo por costumbre y convención fue el de
“Relatos de no ficción” (Baigorria, 2010).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Pero tampoco es exactamente “relato documental o testimonial”,
como los consideró Ana María Amar Sánchez (2008), para describir textos como
los de Rodolfo Walsh; ni “discurso narrativo no ficcional”, como lo definió
Elena Poniatowska; ni solo “reportaje”. Pero sí se trata de un género
interpretativo, como lo distinguió José Luis Martínez Albertos (2002);<i> </i>y constituye lo que puede ser ofrecido como
el “mercado de la experiencia”<i> </i>(propia
o trasmitida<i>: </i>autobiografías,
memorias o biografías autorizadas y no tanto)<i>, </i>como lo llamó María Moreno (2010)<i>; </i>y como ya dijimos lo denominó “el espacio biográfico”, Leonor
Arfuch (2002). Como así también forma parte de ese corpus difuso donde se
confunden testimonio, nuevo periodismo y novela de no ficción. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">El nuevo periodismo, entonces, se limitaba a expropiar los
recursos retóricos de la narrativa realista, a diferencia de la no ficción que
implicaba un cierto modelo judicial de investigación que aspiraba
[justicieramente] a una sentencia distinta a la oficial (Moreno, 2010).<i><o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La crónica, si bien mantiene un nexo enlazado con el referente
(los hechos, los paisajes, los otros) está menos regida por la demanda de pruebas
o evidencias y se relaciona, como bien observa Mónica Bernabé (2006) en
coincidencia con Baigorria (2010), como ya vimos, con el antiguo arte de la
narración oral como lo definió descriptivamente Walter Benjamín: el campesino,
el marino mercante son figuras de la narración de boca en boca, artesanos del
discurso que manejan las herramientas de la voz y del gesto corporal, que
coordinan el ojo con la mano (<i>y el olfato
y el oído, y la piel, “por qué no de América”</i>) que trabajan a partir de los
materiales de la experiencia de vida (propia o trasmitida) pero que no se agota
en los detalles de la novedad y tiende a permanecer en la memoria en alguno de
sus múltiples sentidos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La huella del narrador adherida al relato que ahonda en detalles,
la crónica es personal y su antecedente más lejano, como ya dijimos, se remonta
a las Crónicas de Indias donde los cronistas tenían la apariencia de un
novelista (Baigorria, 2010), porque si bien el relato mantiene fuerte vínculo
con sus referentes (los hechos, los paisajes, los otros),<i> </i>estos constituyen un mundo tan lejano, desconocido, novedoso, raro
y nuevo, que el lector percibe como ficción, aunque muchas veces no lo sea. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Así, en la relación, relato de Indias, la crónica
hispanoamericana crece a partir de un cruce y de una cruza de experiencias y
figuras: del narrador medieval al novelista burgués, del informador que armaba
catálogos y nomenclaturas de seres y objetos desconocidos al testigo que cuenta
su aventura personal<i> </i>y al político o
argumentador que denuncia la explotación y masacre de los indígenas, como
Bartolomé de las Casas.<i> </i>El testigo
cuenta su aventura y su experiencia personal (<i>porque necesitamos contar lo que nos pasa</i>) y hay una “intención de
demostrar la autenticidad de lo narrado” (Lejeune, 1991).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La crónica, por tanto, tiene como frontera el ensayo de
investigación y colabora en la fundación de los imaginarios nacionales cuando
captura en su formato oral las voces y relatos de los llamados “otros”: indios,
gauchos, negros, etc (Ramos, 2003). A los qué, como analizamos en este ensayo,
con el aporte de cronistas como Perlongher y especialmente, Lemebel, se le
sumaron “otros” y “otros tantos”. ¿“Otros” o “ellos”?.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Éramos
tantas tontas juntas<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La
UNCTAD III <a href="file:///C:/Users/Call%20Saliente/Desktop/LIBROS%20JUAN/Toda%20130.docx#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a> fue el primer lugar donde
los homosexuales progres encontraron un alero para juntarse a joder, loquear y
copuchar algunas ideas de organización. Cómo olvidar esos idealistas veinte
años. Cómo olvidar la delegación cubana que descargaba la prohibición sodomita tan
lejos de la isla. Cómo olvidar esa delegación africana que se encandiló con la
chispa mariflor y terminamos borrachas de jungla en el marfil negro de sus
brazos. Qué fue de tantas tontas juntas, haciéndonos las guerrilleras en las
marchas, en los mitines de izquierda sólo para oler el rezumo acre del sudor
obrero. Cómo olvidar la Casa de la Luna Azul, en Villavicencio, donde el
maestro Noisvander nos mostró el primer desnudo masculino en la obra <i>Educación seximental</i>. Todas nos
enamoramos del chico protagonista con su tulita iluminada por los focos del
teatro mimo. Todas queríamos besarlo a la salida de la función que veíamos una
y otra vez incansables. Después nos íbamos por la noche riendo, fumando yerba,
a lo que fuera; total, el pueblo estaba arriba, ¿qué nos podía pasar?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> en <b>“<i>Serenata
cafiola</i>”</b> de Pedro Lemebel.<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Ese verano del
´72 supe lo que era un conchazo cuando aseguré ante todas que nunca iba a
invitar a mi casa a un coliza. Nunca va a pisar mi casa un maricón. Se produjo
un silencio y la Trolebús dijo, con la mandíbula caída: Y tú entrarás volando,
linda. De aquel grupo no supe nunca más después del golpe. Nunca más vi a
ninguna, y ahora que atravieso frente al esqueleto chamuscado de la Unctad III
en Alameda, siento en el ayer cascabelear sus risas, y un leve viento me trae
el recuerdo de mis primeras amigas loquis, cuando éramos tan jóvenes y
bellamente tontas en el ingenuo sueño de un trizado adolescer (2008:106-107).<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Pisagua en
puntas de pie<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Y EN ESAS largas
tardes de campo de concentración, frente al mar de Pisagua, mientras <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">los compañeros
se juntaban en largas reuniones políticas donde él no era invitado, <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">mientras el
resto de los prisioneros tallaban artesanías o escribían poemas de lucha y
resistencia a escondidas de los guardias. Cuando el sol amarillo contrastaba
con el azul turquesa de las olas, a la distancia enmarcados por las alambradas
de púas, la figura en zunga de Gastón tomando sol en su toalla naranja era casi
un comercial de bronceador en ese paisaje de aislamiento y muerte. Sin duda,
era una rara contradicción la imagen somnolienta del bailarín doblemente
relegado en su metro de arena, exilio, alambradas y torres de vigilancia, donde
los guardias se burlaban de su frívolo veraneo en esa cárcel a cielo abierto.
Pero en realidad era Gastón el que burlaba la depresión y la gravedad de aquel
confinamiento. Era la única manera de huir de allí, aunque fuera bronceándose
mariconamente en el mismo territorio que luego se transformaría en las fosas
del norte.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> en <b>“<i>Serenata
cafiola</i>”</b> de Pedro Lemebel<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> (2008:92-93).<o:p></o:p></span></i></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<br /></div>
<br />
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<a href="file:///C:/Users/Call%20Saliente/Desktop/LIBROS%20JUAN/Toda%20130.docx#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 115%;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%;">
<b>UNCTAD:</b> edificio construido por
miles de voluntarios en 1972 durante el gobierno de Salvador Allende, con el
fin de albergar la Tercera Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo de las
Naciones Unidas (UNCTAD III). Terminada la conferencia que motivó su construcción,
el edificio fue renombrado como “Centro Cultural Metropolitano Gabriela
Mistral”. Después del golpe de estado en 1973 pasó a llamarse “Edificio Diego
Portales” y se convirtió en la sede de gobierno entre los años 1973 a 1981,
donde operaba el dictador Augusto Pinochet y la Junta de Gobierno. En 1981 la
presidencia se trasladó al Palacio de La Moneda y La Junta de Gobierno se
mantuvo en el “Edificio Diego Portales” hasta el retorno a la democracia en
1990. Hasta el año 2007, el edificio albergó en una de sus torres el Ministerio
de Defensa y sus salones fueron usados como espacios para diversas
conferencias. El 5 de Marzo del año 2006 se produjo un gran incendio que
destruyó gran parte del inmueble. A partir de ello, se produjo su
reconstrucción que finalizó en el año 2010, lo que trajo consigo su
renominalización como “Centro Cultural Gabriela Mistral”.<o:p></o:p></span></div>
</div>
</div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-9455351542695853292015-10-16T08:46:00.001-07:002015-10-16T08:46:30.118-07:00Toda la voz de América en mi piel. La crónica: un género baldío para un cronista adjetivo Pedro Lemebel. Anexo (o lo que las crónicas nos dejaron hacer) 15 arriesgos sobre la crónica: Sin cadáveres ni alambres que demarquen al género (o el agua barrosa del Mar de Ansenuza) 4ta. La crónica es Nuevo Periodismo<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<strong><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">4ta. </span></strong><em><b><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">La crónica es Nuevo Periodismo</span></b></em><span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La crónica no es (solo) nuevo periodismo (Baigorria, 2010). La
crónica<i> </i>(se nutre de los aportes)<i> </i>del nuevo periodismo y le suma por
demás al género: “precisión de adjetivos y relato entusiasta”, como bien
advierte y elogia Rodolfo Walsh (1989) y “periodismo narrativo o de autor”, como
promueve la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano que preside Gabriel
García Márquez; y por supuesto, narrativa creativa, diálogos, reportajes en
profundidad, (aunque en Latinoamérica el término llegó a ser utilizado como
sinónimo de entrevistas), montaje de escenas, descripción de los detalles y
novela realista, como destaca Tom Wolfe (1970). Pero el contar ciertos relatos de
época, de costumbres, de hechos políticos, no constituye en sí una crónica, más
bien se trata de investigaciones exhaustivas, narraciones articuladas con
secuencias explicativas y argumentativas, en clave de denuncia, una operación
en la cual la información precisa es el eje central de una prosa que se acerca
a la tradición del <em>reportaje en profundidad</em><i> </i>de los medios norteamericanos. Y si bien la crónica no es solo
“estar en el lugar de los hechos” o “entrevistar a la fuente” ni el “yo estuve
ahí” ni el eje central que la sostiene es la “información precisa”, incorpora
(para sí) elementos del nuevo periodismo norteamericano (Ford, 1985).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">El mismo Aníbal Ford destaca a los diarios ingleses del siglo
XIX como precursores de lo que después se llamó el nuevo periodismo a través
del relato breve (que culminará con las teorías de Poe cien años después), y
comienzan a elaborarse “las técnicas que aplicadas a hechos reales, van a
terminar produciendo, como ya dijimos, un género periodístico de gran
importancia: las “historias de interés humano” (1985:226), que incluían temas
tales como: alegorías de diversos tipos, anécdotas, narraciones fantásticas,
relatos de intriga, de pasión, a veces de corte melodramático, a los que se le
agregan diálogos, cuadros, piezas humorísticas, etc; destinados a conmover
sentimentalmente al lector a través del relato de hechos cotidianos <i>(lo más cercanos posibles</i>). Por lo que
los relatos breves se convirtieron por entonces en una necesidad cultural y una
fuente de ingresos para el escritor habido de estas nuevas temáticas. Y el
nuevo periodismo se volcó, así, a lo espectacular, a lo sensacional: a los
crímenes, a las aventuras, al relato lo más detallado posible de los hechos
reales <i>(y precisamente ahí radica la
marcada voz de autor, el entusiasmo y la elección correcta de adjetivos</i>),
lo cotidiano, los dramas familiares investigados sin ningún tipo de reparo, ni
secretos (Ford, 1985).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Tarántulas en el
pelo<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">DETRÁS DE LA
IMAGEN de mujer famosa, casi siempre existe un modisto, maquillador o peluquero
que le arma la facha o el garbo para enfrentar las cámaras. Una complicidad que
invierte el travestismo, al travestir a la mujer con la exuberancia coliza
negada socialmente. Cada mujer tiene en su peluquero un amante platónico, un
consejero o pañuelo de gasa, que seca sus lágrimas y levanta su ánimo, en una
suerte de terapia engatusadora que recubre el demacre con la madre cosmética.
Transformándose en una <i>mater</i> de manos
peludas, que revierte su Edipo homosexual en la ternura del masaje al cráneo
femenino. Con máscaras y menjunjes a la placenta, a la mosqueta, a la tortura
de estirados, zangoloteos de celulitis y papadas sueltas. En la vida todo tiene
arreglo mi reina, le repite incansable a todas las mujeres que se entregan a
sus dedos de tijera.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">en<i> <b>“La
esquina es mi corazón” </b></i>de Pedro Lemebel.<i><o:p></o:p></i></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Profesiones que
están signadas de antemano, en el lugar que el sistema les otorga para
agruparlos en oficio controlado sin el riesgo de su contaminación. <o:p></o:p></span></i></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Aún así, las
manos tarántula de las locas tejen la cara pública de la estructura que las
reprime, traicionando el gesto puritano con el rictus burlesco que parpadea
nostálgico en el caleidoscopio de los espejos (2001:104-110).<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Las manitos
arañadas<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">DE VER A LOS
CHICOS y chicas rumbo a clases. De mirarlos alegres con sus uniformes y
mochilas corriendo al colegio. De verme en el descolorido ayer, como un mocoso
flacucho y afectado caminado al Liceo Industrial de hombres donde me habían
matriculado al salir de la básica, para que tuviera un oficio, de albañil,
mecánico, gásfiter, mueblista o dibujante técnico (si yo dibujaba tan bien).
Porque en la población nadie iba a la universidad, si éramos todos tan re
pobres, y el Liceo Industrial era la única posibilidad de tener un futuro
laboral. Cómo iba a saber mi familia que yo odiaba entrar a esos talleres de
carpintería San José donde me machacaba las manos, o al taller de mecánica,
donde me hacía mierda los dedos con los fierros al rojo vivo en la fragua de
Vulcano. Pero soporté bastante, y quizás habría resistido más, si no hubiera
sido por las clases de biología del señor Freddy Soto, un profesor treintón, de
terno fino, encorbatado y machista que se reía de mí desde que entraba a la
sala del séptimo B ordenándome burlesco que saliera a la pizarra para mofarse
de mis pasitos de fruncido coligue atravesando el salón. Si yo era apenas un
niño de once años del cual se burlaba todo el curso. Si yo, tan jilguero
inocente, no sabía porque reían. Y el señor Freddy Soto no tenía compasión, no
tenía piedad imitando mi amujerado hablar nervioso cuando me gritaba que
hablara como hombre, que me parara como hombre, que ese colegio industrial era
solo para hombres, como mis compañeros, a los que él desafiaba a darse golpes
hasta sangrar para demostrar la virilidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> en <b>“<i>Háblame
de amores</i>”</b> de Pedro Lemebel<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> (2013:261-262).<o:p></o:p></span></i></div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8494399774283877089.post-42552581612095761632015-10-16T08:44:00.001-07:002015-10-16T08:44:22.727-07:00Toda la voz de América en mi piel. La crónica: un género baldío para un cronista adjetivo Pedro Lemebel. Anexo (o lo que las crónicas nos dejaron hacer) 15 arriesgos sobre la crónica: Sin cadáveres ni alambres que demarquen al género (o el agua barrosa del Mar de Ansenuza) 3era. La crónica es una investigación periodística<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<strong><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">3ra. </span></strong><em><b><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">La crónica es una investigación
periodística</span></b></em><em><span style="color: #121212; font-size: 12.0pt;">. <o:p></o:p></span></em></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="color: #121212; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La crónica no es (solo)
investigación periodística. La editorial Planeta/Seix Barral (un actor
editorial de peso en la publicación de obras de cronistas que publicó casi
completa la obra de Pedro Lemebel entre muchas otras) entiende por crónica una
investigación periodística -que incluye la biografía- sin limitación temática,
realizada en profundidad, escrita con una marcada voz de autor, que apela a
estrategias y recursos propios de la narración de ficción (Baigorria, 2010).
Pero la crónica no es (solo) investigación periodística, ya que ésta es
preexistente a la investigación llamada periodística y se remonta en nuestra
lengua, como ya vimos, por lo menos
hasta la época de los cronistas de Indias. Por lo que la crónica (entonces, también)
entre muchas otras cosas es investigación periodística, pero no sólo. Incluye
la biografía (o el llamado “espacio biográfico”, donde lo vivencial, la
“propia” experiencia es un valor privilegiado, Leonor Arfuch, (2002) y no tiene
(ningún tipo) de limitación temática. Pero que la investigación sea realizada
en profundidad o no, no es determinante. La crónica está escrita con una
marcada voz de autor </span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">(narrador<i>)<span style="color: #121212;"> </span></i><span style="color: #121212;">y (a menudo) apela a estrategias y recursos propios de la
narración de ficción (Caparros, 2007).<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La música y las
luces nunca se apagaron<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">PERO LA MUSICA Y
LAS LUCES nadie las apague; ni siquiera la bomba incendiaria que un fascista
arrojó recién en la entrada. Ese resplandor amarillo que trepa los peldaños
como un reguero de pólvora, que alcanza las plumas lacias de los travestis
inflamando la silicona en chispazos púrpura y todos aplauden como si fuera parte
del show. Total la música y las luces no se apagan y sigue cantando la Grace
Jones por eso nadie lo toma en serio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Como darse
cuenta que la escalera de entrada se derrumba en un estruendo de cenizas, si el
sonido es tan fuerte y todos sudan en el baile. Qué más da un poco de calor si
las locas están calientes atracando y al gritito de: fuego, fuego. No falta la
que dice: ¿Dónde? Aquí en mi corazón. Pero en un momento el chiste se
transforma en infierno. Como si la música y las luces acompañaran la escena
dantesca que arde a puerta cerrada. Con demasiado calor para seguir bailando,
demasiado terror para rescatar la chaqueta <i>Levis
</i>en el guardarropa. Atrapado en el choclón de locas gritando, empujando,
pisando a la asfixiada que prefiere morir de espanto. Buscando la puerta de
escape que está cerrada y la llave nadie sabe. Entonces a los baños dice
alguien que lo vio en una película. Atravesando la pista encendida entre las
brasas de locas que lanzan con la Grace y la música que sigue girando. Pisar
las vigas y espejos al rojo vivo que multiplican la Roma disco de Nerón Jones,
atizando la fogata desde los parlantes. Sin mirar atrás las parejas <i>gays</i> calcinadas en los carbones de
Pompeya. Encontrar los baños para refugiarse en el frío falso de los azulejos plásticos.
Como si en último momento se eligiera el lugar del placer, recordando chupeteos
y escenas de fragor, reviviendo en la emergencia la humedad sexual de los baños
[…] Más bien abrir todas las llaves de los lavamanos, pero la gota mezquina que
sale está hirviendo y el humo ahoga la garganta en un asma de losca que no
quiere morir.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">en<i> <b>“La
esquina es mi corazón”</b> </i>de Pedro Lemebel.<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Con tanto
público abajo esperando morboso que la loca se tire al vacío. Sobre esa multitud
de curiosos que miran indiferentes los incendios. Decidirse a dar el salto,
porque es posible que su asma de losca flote en el aire dorado que la quema.
Atreverse ahora que la cola está ardiendo y el mar tan lejos es un vértigo de
olas que la aplaude. Apenas un paso empujada por la hoguera que inflama el pelo
una antorcha. Un paso, sólo un paso en la pasarela de vidrio y el espectáculo
de locas en llamas, volando sobre el muelle de Valparaíso, será recortado como
un brillo fatídico en el escote aputado del puerto. Porque aun así, aunque la
policía asegura que todo fue por un cortocircuito eléctrico, la música y las
luces nunca se apagaron. <o:p></o:p></span></i></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Discoteque
Divine, Valparaiso, 4 de septiembre, 1993 (2001:120-123).<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<b><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Mi amiga Gladys<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">ESTAS LÍNEAS
ADHIEREN cariñosamente a Gladys por cicatrices de género, por marcas de
clandestinidad y exilio combatiente. Por ser una de las numerosas que
capitalizaron ética en el rasmillado túnel de la dictadura y su fascistoide
acontecer. Estas letras minoritarias se complicitan con ella en el develaje
frontal del crimen impune y el mal aliento del tufo derechista que minimiza la
tragedia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> en <b>“<i>Zanjón
de la Aguada</i>”</b> de Pedro Lemebel<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt 14.15pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> (2003:137).<o:p></o:p></span></i></div>
Juan Botanahttp://www.blogger.com/profile/17702927149881159402noreply@blogger.com0