Es
un contragolpe, una mancha en la pared borrosa
que
las máscaras colgadas sin ojos confunden
Es
una moneda que gira a la izquierda y que no cae.
Es
quedarme a un costado, como si no fuera mío
el
lugar que ocupo
que
todos me reconocen menos yo
que
dudo
que niego
que rechazo
Ni
siquiera se darían cuenta que me pasa esto
que sufro
que esquivo
que
espero lo que nunca va a pasar, que no digo
que me duele
que no sé
que no sé
que
no me entenderían (si no pueden)
los
gritos con sus ecos, sus tonos, sus bemoles
que
nadie atiende, que no les importan, que no escuchan
sólo yo
sólo yo
y
mi oído temblando de aturdido
porque
no hay tal golpe, ni tal miedo
¿y
si lo hubiera?, ¿si todavía estuviera?
estaría
vagando preso en el mar de mi memoria
seco de adjetivos
y
de esto los demás se fueron enterando porque yo se los conté
Por
eso me molestan:
uno,
dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece
Tantos
tantos
que ya no hay donde esconderse
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