MI VIDA ENTERA es de ella.
La que elegí.
La que me gusta.
Me contiene,
me asusta,
me ordena.
Para desordenarme luego.
Envuelto en sus brazos
después.
Mi vida entera es de ella.
La que elegí.
Aunque casi nunca
le pida lo que quiero.
Jamás.
Y me quede esperando,
avergonzado,
en un rincón de la casa
al verla volver.
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