Los textos conservan las fechas en que fueron escritos
¿CUANTO TIEMPO MÁS me vas a tener así? Que
venís y no, que hoy tampoco pudiste, que se te hizo tarde. Que te cayó de
improviso ese amigo del sur del que nunca me hablaste. -¿Qué querías que
hiciera, que lo echara?- Y te cambió los planes.
¿Y yo qué? Acaso te importa un poco lo que me
pasa. Si no me preguntaste nada la última vez que nos vimos y te la pasaste
callado mirando de lejos a cualquier minita con más ganas que a mí. Justo la
noche que me había puesto ese corpiño piel que me marca las lolas y creí te
gustaba. Si ya casi ni hablamos. Si incluso estaba decidida a escaparme con vos
después a tu casa como habíamos quedado, y nada. Si hasta tus amigos pegaron
más onda con mis amigas que vos conmigo esa noche. Y eso que nos conocemos hace
más de un año y recién ahora nos decidimos a esto.
¿Por qué no me vas a decir que lo nuestro es
algo más que esto? Porque amor no es. Calentura ni llega, sino un fuego apagado
con canciones gastadas en un campamento. –¡A los campings me dijo mi psicóloga que fuera! ¿Sabés como levantás?- Y
yo en cambio me la paso en boliches caretas sanando mis penas en el frío
mezquino de un vaso de alcohol.
¿Cuántos mensajes más tengo que mandarte para
que te des cuenta que nos sos un chape? Que me interesás. O mejor dicho que me
interesabas.
Ahora no. Ya no. Por suerte me di cuenta a
tiempo. -¡Qué tonta, no!-. Que apagó tu sonrisa una nube de polvo en mis ojos
de acaso. Que ni siquiera los viste. Que no quisiste mirar. Porque no te
hubiera echado de mi corazón asustado mientras no lo sabía. Que no me querías,
que lo hiciste sin ganas. Porque no fuiste capaz de invitarme a tu casa, y
paraste tu auto en diagonal canchera con cara de vamos. ¿Con cara de qué? Como
si hiciera falta la pregunta. Como si no te hubieras dado cuenta que mi boca
cereza se quedó temblando de tibio a tu lado soñando tu amor. Porque ni
siquiera tuviste el valor de invitarme a tu casa. Porque ni siquiera estoy muy
segura de que tengas una casa donde decís la tenés.
¿Y quién sabe por qué mierda te escribo esta
carta? Si vi más veces tus fotos del facebook
que no estabas conmigo que mi cara al espejo por miedo al fracaso. Que
fracasé otra vez. En enviarte esta carta sin saber por qué lo hago. Si le gusto
a tanto boludo sin gustarte a vos. Si es con Pau con quien estás hablando,
¡tarado!, en la sombra ebria de mí andar hormigo por volverte a ver.
4 de febrero de 2015
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