HABIA UNA FAMILIA que mantener y
por eso estaba trabajando. No tenía tiempo para conversar del ayer, y menos
para escuchar canciones de protesta. Se lo dijo:
Y él pareció no escucharla.
Y ella amurrada, tragó saliva.
Y él miraba afuera como si
lloviera.
Y ella insistió con lo de la
plaza.
Y él se río, pensando que no era
por eso.
Y ella quiso bajarse del auto.
Y él la sujetó del hombro.
Y ella apretó algo en su cartera.
Y él solo quería abrazarla.
Y ella no entendió el gesto.
Y él estiró el brazo.
Y ella hundió el puñal en la axila
del Willy
Porque nunca quiso matarlo
en “Loco Afán” de Pedro Lemebel
(porque las lecturas de sus crónicas de
estos años me empujaron a escribir)
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